La generación Zika: así viven los menores que nacieron con este virus en Bucaramanga
Según el
Instituto Nacional de Salud, la epidemia dejó en Colombia un total de 18.117
madres gestantes infectadas y 330 bebés afectados por microcefalia.
Durante el periodo epidemiológico III del presente año, notificó 122 casos de personas infectadas con el virus en el país.
La microcefalia
es una afección en la que la cabeza del recién nacido es más pequeña de lo
esperado. Durante el embarazo la
cabeza aumenta de tamaño porque el cerebro crece, pero en el caso de la
microcefalia ocurre lo contrario. Contraer el virus del Zika antes del nacimiento aumenta el
riesgo de que un niño nazca con este problema.
El virus aparece en zonas con climas tropicales gracias a la
trasmisión del mosquito Aedes Aegypti,
según el Instituto Nacional de Salud (INS), puede causar elevación de la temperatura
corporal, ojos rojos sin secreción ni picazón, erupción en la piel con puntos
blancos o rojos, dolores esporádicos
en las articulaciones musculares, de cabeza y de espalda, y posibles
afectaciones neurológicas e inmunológicas o congénitas, en pocos casos.
El INS a través del Sistema de Vigilancia en Salud Pública,
durante el periodo epidemiológico III del presente año, notificó 122 casos de
personas infectadas con el virus en el
país. Esta es la historia de dos familias cuyos hijos la padecen en Bucaramanga.
Uno de los menores se llama Jesús Andrés Sánchez Rozo, de
tres años. A su mamá, Andrea Katherine Rozo Durán, desde que tenía cuatro
meses de gestación se lo diagnosticaron.
La ama de casa cuenta que se le hinchó el cuerpo a causa de la picadura del mosquito, y a raíz de eso,
estuvo internada durante una semana en el Hospital Local del Norte.
Los exámenes sobre el estado de salud del bebé arrojaron que se le
iba a desarrollar microcefalia, pero
a esta joven de 25 años, de estrato 1 y residente del barrio Regaderos, nunca
le informaron cómo iba a nacer su hijo, ni le brindaron información sobre lo
que significaba.
Jesús Andrés no habla, pero le dieron esperanza
de que al cumplir cinco años lo haga. En sus primeros meses de vida
convulsionaba, además, no se logra estabilizar para caminar. Tiene la garganta
reducida y por ende, puede ahogarse al comer. “Por el momento hay que tenerle
paciencia y la atención hacia él es doble”, comenta Rozo Durán.
Este menor recibe atención en el centro de salud del
barrio La Juventud. Lo examinan pediatras a través de tomografías computarizadas para cerciorarse de que todo esté
en orden. ‘‘Desde mi punto de vista, lo veo bien, porque a pesar de no
hablar, entiende todas las indicaciones que le doy, también es un niño muy
hiperactivo, pero me hace caso en todo’’, cuenta la mamá.
Otro de los menores que fue afectado en gestación es Pedro
Emiliano Pinto Reyes, hijo de Eloisa Reyes Corzo y Pedro Nel Pinto Vargas,
fisioterapeuta y docente, respectivamente.
Cuando Reyes Corzo tenía cinco meses y medio de embarazo, le detectaron el virus por medio de una
ecografía la cual evidenció que el pequeño tenía calcificaciones a nivel
cortical en el cerebro. El niño
nació por cesárea en la semana 38 para evitar complicaciones y lo llevaron a la
Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Al transcurrir mes y medio empezaron las complicaciones, los médicos únicamente dijeron que había que
esperar e iniciar con terapias que consistían en neurodesarrollo, es decir,
física ocupacional y fonoaudiología.
El crecimiento y desarrollo del pequeño es lento, no hace ninguna etapa del control motor, movilidad,
estabilidad, movilidad controlada ni destreza. El pasado viernes 24 de mayo,
viajaron a la ciudad de Cuenca (Ecuador), donde accedieron a un tratamiento
de células regenerativas que tiene
un costo aproximado de 9 millones de pesos cada sesión. En total son cinco y se
realizan una cada mes.
La financiación de este tratamiento se logró mediante un video que
realizaron y difundieron a través de redes sociales, desde ese entonces,
empezaron a organizar eventos para recoger los fondos necesarios.
‘‘Este tratamiento puede ayudar a mi hijo a tener avances en
muchas cosas, como el sentarse, el poder comer bien y controlar su cabeza, pero
no sabemos si eso suceda, todo es un riesgo’’, comenta Reyes Corzo.
El diagnóstico
"Los síntomas de los pacientes
son inespecíficos, la mayoría de los estudios toman a las mujeres que están
en la primera mitad del embarazo y si tuvieron fiebre, escalofríos, sarpullidos
e infección conjuntival, son compatibles para Zika. Luego a ese grupo se les
hace las pruebas específicas para establecer el virus. Hay pruebas serológicas
y en orina PCR que se demoran más, pero son más específicas. Si se
confirma la infección con este virus, no quiere decir que el menor vaya a nacer
con afectaciones, no en todos los casos sucede’’, explica el médico Ricardo
Meza Agudelo.
La mayoría de los casos se detectan por ecografía, entonces, durante el control prenatal se
hace un seguimiento ecográfico y se toman las medidas como la circunferencia
encefálica (que es el diámetro del cráneo). Si en el bebé es más reducido se establece que está microcefálico. Al indagar con las
mamás sobre si los han padecido, aseguran que sí, pero añaden que creen que es
gripa, se quedan en la casa y no van al médico o no lo comentan en sus
controles.
A estas madres se les
debe explicar las condiciones médicas en las que se encuentra el bebé, y se les
da la opción de la interrupción voluntaria
del embarazo. Es la mamá la que decide si quiere continuar con el proceso
de gestación o no. Si ella decide interrumpirlo,
la Sentencia C-355 de 2006 de la Corte Constitucional la respalda. Esta
norma estipula que es un derecho fundamental de las niñas y mujeres en
tres circunstancias:
1. Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la
vida o la salud de la mujer, certificada por un médico.
2. Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su
vida, certificada por un médico.
3. Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debida-
mente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin
consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo
fecundado no consentidas, o de incesto.
Si la madre quiere continuar con el embarazo se sigue el proceso
normal. Es decir, nace el bebé, pero la mayoría llegan al mundo
con limitaciones, gran parte sufren complicaciones antes de los dos años pues
son pacientes que se enferman gravemente. Algunos incluso pueden morir en su
etapa neonatal (en los primeros días de vida).
FUENTE: EL ESPECTADOR
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