La 'batalla' por el medio ambiente que el Ejército está ganando en montañas de Tuluá
El teniente
coronel Néstor Gildardo Prieto, comandante del Batallón de Alta Montaña Número
10 ‘mayor Óscar Giraldo Restrepo’, reconoce que el conflicto armado afectó
gravemente los páramos de Colombia.
Tanto los soldados del Ejército Nacional, como los guerrilleros de las Farc que combatían
en esas alturas, acostumbraban a cortar las hojas de los frailejones,
acolchadas y húmedas como esponjas, se las ponían en la planta de los pies, y
así se les hacía más cómodas sus botas para caminar cuesta arriba por esas montañas heladas.
Cada compañía del Ejército o cada frente de las Farc que pasaba por un páramo hacía lo mismo, así hubiera hojas en el suelo que dejaron previamente otros combatientes. Como nadie iba a usar las hojas que estuvieron en los pies de otro, procedían a mutilar nuevos frailejones, lo que contribuyó a la afectación del equilibrio natural de los páramos.
– Pero no solo eran los páramos.
En cualquier parte selvática nos
tocaba cortar plantas y árboles para ‘cambuchar’.
Es miércoles al mediodía, llueve,
y con el teniente coronel Prieto nos aprestamos a caminar precisamente hacia la
cima del Páramo de Barragán, ubicado
a 3600 metros de altura en el corregimiento del mismo nombre, que se encuentra
a 75 kilómetros de Tuluá por una carretera
destapada.
Allí, dentro de las instalaciones de la base, el Batallón de Alta Montaña Número 10 y la CVC construyeron el Centro de Investigación y Producción de Especies de Flora de Páramo, subparamo y Alta Montaña, con el que se busca repoblar el Páramo de Barragán de frailejones y otras especies de plantas y árboles nativos.
– No hemos dejado las operaciones
militares, porque nuestra misión sigue siendo garantizar la seguridad de la población civil. Sin
embargo, el Ejército también se está enfocando en la preservación del medio ambiente. Se trata de una nueva
misión, una manera de saldar la deuda que tenemos con la naturaleza quienes
hemos combatido– aclaró el teniente coronel Prieto, antes de iniciar su camino
hacia la cima del páramo.
Se les ocurrió la idea: recolectar algunas semillas de frailejón en el páramo, ponerlas en un algodón con agua, como el experimento que todos hacemos alguna vez en el colegio con fríjoles, y esperar a que germinaran. El experimento les funcionó y enseguida decidieron crear, en la base del Batallón, un vivero de frailejones y otras especies nativas como el cedro o el arrayán. Dos años después la CVC hizo un aporte de $120 millones para construir y dotar el Centro de Investigación y Producción de Especies de Flora de Páramo, inaugurado el 23 de marzo de 2019.
FUENTE:ELPAIS.COM
Se les ocurrió la idea: recolectar algunas semillas de frailejón en el páramo, ponerlas en un algodón con agua, como el experimento que todos hacemos alguna vez en el colegio con fríjoles, y esperar a que germinaran. El experimento les funcionó y enseguida decidieron crear, en la base del Batallón, un vivero de frailejones y otras especies nativas como el cedro o el arrayán. Dos años después la CVC hizo un aporte de $120 millones para construir y dotar el Centro de Investigación y Producción de Especies de Flora de Páramo, inaugurado el 23 de marzo de 2019.
FUENTE:ELPAIS.COM
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