La historia del ingeniero colombiano que protege los océanos alrededor del mundo
A Juan Sebastián Mayorga
le encanta pasar las horas, días y meses en un barco en medio del océano. Y no
solo le apasiona navegar por el mar, sino que ese también es su trabajo.
Este ingeniero ambiental egresado de la Universidad de Los
Andes, es un enamorado de la naturaleza.
Desde que era pequeño, el mundo marino
conquistó su corazón, pues para él este “es un lugar mágico con criaturas
hermosas y supremamente interesantes, ahí se encuentran desde pequeños corales
hasta tiburones y ballenas; son
especies que tienen increíbles historias que contar, siempre me han dado
curiosidad”.
Es por esto que el colombiano ha dedicado gran parte de su
vida a cuidar los océanos a través
de su participación en diferentes programas ambientales.
Actualmente, es investigador del proyecto Pristine Seas de National Geographic Society, la
iniciativa más importante de National Geographic enfocada en conservación
marina, con la que realiza una expedición
científica usando submarinos y cámaras remotas, para resaltar la magia y la
belleza de Malpelo, uno de los lugares más saludables y salvajes del mundo submarino.
“Nuestra misión es estudiar, documentar y ayudar a proteger
los últimos lugares salvajes de los océanos que son generalmente de difícil acceso y que, por una u otra razón,
han permanecido fuera del alcance de la mano humana. Estos son los únicos
puntos de referencia que nos quedan para entender cómo eran los ecosistemas del
pasado, nos recuerdan lo que hemos perdido y dañado”, anota Mayorga.
Además, este ingeniero
trabaja con Sustainable Fisheries Group, de la Universidad de California, Santa
Bárbara, en donde reside actualmente. Se trata de un grupo de investigación que
combina ecología, economía y
análisis de datos para encontrar soluciones innovadoras a los problemas
complejos de las pesquerías globales.
Precisamente, la pesca es una de las actividades que más le preocupan a Juan Sebastián, pues “gran parte de los océanos están en problemas y las causas más importantes son la sobrepesca, la pesca ilegal, la no regulada; también el cambio climático y la contaminación por plásticos”.
De hecho, estas son algunas razones por las que Juan Mayorga y un equipo de investigadores crearon Global Fishing Watch (GFW), una base de datos para detectar la actividad pesquera en el mundo, con alta resolución, y en tiempo real.
Esta plataforma, que fue creada como una colaboración entre Google y otras organizaciones, procesa millones de datos provenientes de sistemas de identificación automática que son dispositivos (parecidos a los GPS) que están a bordo de más de 200.ooo barcos en el mundo.
Todos los datos se consolidan y se pasan por un modelo de inteligencia artificial que hace la tarea de reconocer patrones e identificar objetos. “Los patrones que estamos tratando de identificar son de movimiento, los barcos se mueven de manera diferente cuando están pescando que cuando están navegando”.
Por ahora, Mayorga continuará trabajando para lograr su sueño que es crear una red global de áreas marinas protegidas y monitoreadas.
Según el profesional, de 28 años, la pesca ilegal representa hasta 30 % de las capturas globales y
genera pérdidas de 23 billones de dólares cada año. “Cerca de la mitad de los
recursos pesqueros están siendo explotados al límite, un tercio están sobreexplotados. Además, se han
reducido las poblaciones de peces
grandes y depredadores a menos de 90 % de su estado virgen, y más de un
cuarto de las especies de tiburones, que son claves para los ecosistemas, están
en peligro de extinción”, enfatiza.
Según cuenta Mayorga, estos dispositivos, que fueron
originalmente diseñados para prevenir accidentes
en el mar, transmiten la identidad, posición, velocidad y otras
características de los barcos a naves que están cercanas, pero también a
satélites. De esta manera, se pueden rastrear los barcos y las actividades que
realizan.
Por ejemplo, cuando un barco está navegando de un puerto a
otro, gira en línea recta, sin embargo, cuando hace una maniobra de pesca, los barcos cambian de comportamiento, se mueven
en círculos, otros en zigzag”.
Con GFW se han obtenido datos que permiten conocer qué tan
grande es la actividad pesquera en el mundo. Así también, saber cuándo, dónde y
quién está pescando en los océanos.
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