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Si queremos ser país de ciencia

¿Si la ciencia parece ser una parte tan intrínseca de nuestro diario vivir, no sería lógico que la inversión en ciencia fuera el motor de avance de un país? 



En Latinoamérica solo un país (Brasil), invierte más del 1% de su producto interno bruto en investigación y desarrollo, mientras que en nuestro país, Colombia, la inversión es de apenas 0.23%. Otros factores muestran como en Colombia la ciencia y la tecnología no son una prioridad para el gobierno: solo hay 154 investigadores por cada millón de habitantes (la media de Latinoamérica es 538), y muchos científicos con formación de posgrado (aprox. 4500 asociados a la diáspora) se quedan en el exterior (“cerebros fugados”) debido a la falta de empleo en Colombia; invertimos una cantidad ínfima por habitante en investigación y desarrollo (14,97 dólares frente a 933.91 dólares que se invierten en promedio en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico); y la producción de artículos científicos en Colombia alcanza apenas el 10% de lo que se produce en Brasil (datos del 2013). Recientemente una aplicación web fue diseñada para visualizar la excelencia académica. En esta aplicación es posible elegir un área de conocimiento científico y ver como se clasifican las mejores universidades en el mundo de acuerdo a sus publicaciones. En la figura 1, por ejemplo, observamos cómo están clasificadas las universidades en el mundo en el campo de agricultura y ciencias biológicas. Como podemos observar solo dos instituciones en Colombia (la Universidad Nacional, y la Universidad de Antioquia) están incluidas, pero su nivel de excelencia de acuerdo al estudio es bajo. De hecho, la Universidad Nacional de Colombia es la única universidad del país que se puede clasificar consistentemente en diferentes disciplinas

Una mirada a la importancia del contexto nacional

En un estudio sobre los componentes que influyen más sobre el desarrollo de cada país es evidente que Colombia tiene una mayor influencia en el campo de la agricultura que en biomedicina o en ciencias básicas e ingeniería. Esto no es un gran misterio en nuestro país, pero si tiene implicaciones directas en la tesis que aquí se expone. Primero, el principal causante del surgimiento de la guerra en Colombia y de su mantenimiento fue el problema de la apropiación de la tierra, y uno de los principales puntos del acuerdo de paz discute extensamente como la tierra se debe devolver a los campesinos y sus dueños originales, y como se darán incentivos de capacitación, tecnología e infraestructura para que los agricultores reimpulsen este sector.

La importancia de la investigación científica básica y aplicada en cultivos de interés nacional subyace en su capacidad de encontrar los mecanismos biológicos que permiten el funcionamiento óptimo de las plantas, y en la posibilidad de realizar las modificaciones necesarias para mejorar su productividad. Dicha productividad no solamente está ligada a obtener productos más vigorosos o en mayor cantidad, sino también a evitar estreses ambientales como la sequía y los patógenos. Por ejemplo, cuando una planta se enferma de algo que nunca hemos visto, debemos buscar, aislar y estudiar el organismo que causa la enfermedad 

Postconflicto y actualidad

Es por esto que si queremos ser un país de ciencia debemos invertir en ella en cada paso. Debido a que las universidades y los institutos de investigación son actores principales en la generación de conocimiento, deben tener los aportes más grandes de inversión. En 2013, el consejo en investigación en ciencias naturales e ingeniería de Canadá (NSERC) invirtió más de un billón de dólares en financiación de 29.000 estudiantes, 11.000 profesores y 2400 empresas basadas en ese país. Si esta tendencia empieza a gestarse en Colombia, no solo los académicos formados en Colombia podrán avanzar en sus proyectos, sino que inevitablemente los Colombianos entrenados en el exterior verán la posibilidad de volver al país como algo mucho más atractivo. Si esto ocurre se generará una avalancha de producción científica de alta calidad como es visto en los países donde la financiación en ciencia y tecnología es una prioridad. Para Colombia esto sería causa y consecuencia de un desarrollo sin fronteras que beneficiará directa o indirectamente a la mayoría de los sectores sociales y económicos del país.




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