La tecnología como un aliado para evitar un desastre en La Popa
La Popa es un terreno que cada vez se vuelve más inestable y esta situación se traduce en una calamidad pública ratificada por el distrito. Se trata de una situación que tiene en vilo a todos los cartageneros porque mientras la maquinaria política de la ciudad corre a buscar una solución milagrosa y/o temporal, en La Popa no se soluciona el problema de fondo.
La problemática
Según la ingeniera geotecnista, Ángela Barreto, la situación que se vive en La Popa tiene que ver con un proceso de erosión que se produce en los materiales que conforman el terreno del cerro.
“La Popa tiene una conformación sedimentaria de materiales compuestos principalmente por caliza”, indica la docente de tiempo completo del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad Tecnológica de Bolívar.
Barreto explica que la caliza es un material fácilmente ‘erodable’ y los principales factores para que esto ocurra tienen que ver con el agua y las invasiones de comunidades que circundan las laderas del cerro. Aunque ambos factores son importantes, para la experta, el agua es un factor que no podríamos erradicar porque hace parte de un proceso natural en el ambiente
“El agua se filtra en las cavidades de la roca y diluye los materiales de la misma creando fisuras que con el tiempo van debilitando la estructura rocosa”, explica Angela.
La grieta más visible, sin mencionar las posibles fisuras internas, es la que en este momento afecta al Salto del Cabrón y es la que se está estudiando para poder tomar acciones.
¿Qué hay que hacer?
Según la experta, lo primero es recoger toda la información y datos históricos que se tengan sobre las características de La Popa. Una información que debe estar disponible con los estudios de terreno que ya tiene la ciudad.
Pero además de eso es importante hacer un monitoreo constante y en tiempo real sobre la zona.
“Aquí es donde la tecnología entra a jugar un papel fundamental tanto en prevención como en la toma de acciones para solucionar una problemática y evitar una tragedia”, afirma Barreto.
A través de la implementación de sensores (instrumentación) y de un sistema de software que procese y analice esos datos (monitoreo en tiempo real), se puede determinar con precisión el estado de La Popa sin mucha demora y en consecuencia se podrían tomar acciones rápidas, efectivas y eficaces para evitar un estado de calamidad pública prolongada que pueda terminar en una catástrofe ambiental para Cartagena y sus habitantes.
Los sensores
Cuando se habla de sensores la tendencia es a pensar en sofisticados dispositivos electrónicos futuristas que son inalcanzables para la administración pública de cualquier ciudad.
“Existe un sistema de acelerómetros que permiten determinar hacia donde se está moviendo la roca y con esa información es posible implementar estructuras de contención para evitar un deslizamiento o redirigir el fluido del agua para disminuir la erosión de la piedra caliza”, explica la ingeniera.
Los acelerómetros son sensores tan comunes que los podemos encontrar hasta en nuestros celulares. Son ellos los responsables de saber la posición del teléfono y gracias a eso cuando giras tu celular de vertical a horizontal, puedes ver ese video de Youtube en modo panorama.
“Mientras que hace unos años cada sensor de datos tenía un costo aproximado a los 25 o 30 dólares, ahora cada uno cuesta en promedio 3 dólares y cubre un área de casi 65 centímetros cuadrados”, sostiene Abraham Martínez, director de Cloud & Enterprise de Microsoft Colombia.
Monitoreo en tiempo real
Sin embargo, los sensores por si solos no hacen nada si no están conectados a un software que reciba los datos capturados, los procese y analice de forma eficiente para el estudio de los expertos en el área.
Con el boom actual del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), ha surgido una serie de desarrollos tecnológicos que le han permitido al hombre establecer y visualizar, a través de tableros de control, métricas precisas de variables como temperatura ambiente, PH de la tierra, temperatura de ríos, sus niveles de agua, luminosidad y flujo laminar, entre otros aspectos. De esta forma es posible predecir y anticipar los comportamientos de los ecosistemas para la toma oportuna de decisiones.
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