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Fitomedicamentos contra el cáncer: superando el ‘valle de la muerte’

Que la investigación se convierta en producto es lo que pretende el Grupo de Inmunobiología y Biología Celular de la Universidad Javeriana con sus estudios sobre el anamú y el dividivi.





Aunque parecen demasiados condicionantes, son mayores los que han superado los investigadores que hacen parte del Grupo de Inmunobiología y Biología Celular de la Universidad Javeriana.

Dirigidos por la doctora Susana Fiorentino, el grupo de jóvenes científicos de la Javeriana han estudiado y probado durante 11 años los efectos antitumorales de dos plantas que se dan silvestres en muchas regiones colombianas: el anamú y el dividivi, usados ancestralmente por los indígenas, pero que solo hasta ahora, en nuestro país, podrán ser convertidos en una pastilla que actuaría como coadyuvante en los tratamientos contra el cáncer.

Apesar de que estudios botánicos hechos en el país dan cuenta de las propiedades de esta planta, la doctora Fiorentino y su equipo han investigado desde 2004 los efectos antitumorales del anamú. Desde el laboratorio de Inmunobiología de la Javeriana, y con el apoyo financiero de Colciencias y el respaldo y la experiencia de la Universidad Juan N. Corpas y el laboratorio farmacéutico Labfarve, han adelantado estudios científicos para ver los efectos que podría tener en pacientes con cáncer.

Como comenta Fiorentino -doctora en Inmunología de la Universidad de París-, “las pruebas en laboratorio con una pequeña extracción de la hoja muestran que algunas de sus moléculas hacen que disminuya el consumo de azúcar en el tumor. Es decir, se daña el metabolismo glicolítico de este, y la célula cancerígena comienza a morirse de hambre”. Adicionalmente, otra molécula de la planta va a la mitocondria y le daña una de sus proteínas, por lo cual la célula no puede producir energía. Así, la célula queda bloqueada y el tumor, poco a poco, muere.

Los experimentos hechos en laboratorio con ratones permiten suponer que sería igualmente efectivo en el tratamiento del cáncer en humanos, especialmente en pacientes con leucemia y cáncer de seno, sin los efectos tóxicos de los medicamentos biológicos, según Fiorentino.

Para producir el fitomedicamento, que ya cuenta con la patente para Colombia y Estados Unidos se necesitan recursos financieros que permitan comprar el material vegetal, los reactivos, producir el medicamento en grandes cantidades, hacer los estudios de toxicidad en animales y de ahí proceder a hacer el estudio clínico de fase 1 en pacientes.

Las semillas del dividivi:

Este produce unas semillas que una vez secas y maceradas permiten que se extraiga de ellas una gran cantidad de derivados del ácido gálico. Tales derivados contienen unas moléculas que, probadas en el laboratorio, permiten observar la disminución de venas alrededor del tumor e impidiendo la oxigenación del mismo. “Esto hace que el tumor se muera más fácil en el sitio donde está y que no pueda migrar a otros órganos, es decir. Además, activa la respuesta inmune es decir que el tumor se muere y le da señales al sistema inmune para que este se active, mate las células que quedaron y a las que producen metástasis”, asevera la científica.


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