Menu

Biblioteca de cerebros para Colombia y el mundo


Los órganos cuentan historias y en el Neurobanco de la Universidad de Antioquia lo saben porque llevan casi 21 años estudiando e investigando con cerebros, todo por la generosidad de cientos de familias que tras la muerte de un ser querido deciden donarlos.

A diferencia de un órgano para trasplantes, mecanismo que permite dar vida directa a un paciente que lo necesita, un cerebro donado ofrece vida a través de la investigación. “Siempre le recordamos a nuestras familias que cuando nos donan los órganos no están dando vida directamente a otras personas, pero sí indirectamente a quien enfermó y tiene la misma patología de quien falleció”, menciona Carlos Andrés Villegas, coordinador del Neurobanco del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia.
¿Qué antecede a una donación? Básicamente la llamada de los familiares de la persona fallecida. Justo en ese momento comienza el proceso y se trata de no perder mucho tiempo dada la rapidez con la que se descompone un cadáver. Por eso, en una hora el equipo está listo para hacer el procedimiento.
Además de los trámites administrativos que implica una defunción, toda la familia debe manifestar la voluntad. “Buscamos que haya unanimidad entre todos los familiares, requerimos que nos firmen un consentimiento informado y procedemos con la extracción del órgano”.
Luego de seis horas de la defunción el tejido se califica como bueno. Hasta las 12 horas es regular, pasado este tiempo es considerado malo y después de las 24 horas se descarta la posibilidad de usar el cerebro. Si está entre los tiempos especificados se extrae el encéfalo completo y se toma una muestra de sangre para estudios de ADN y suero. 

Los cerebros -hoy tienen 261- son codificados y almacenados, una parte en paraformaldehido –conocido comúnmente como Formol– y la otra mitad a -80°. Esa biblioteca está disponible para proyectos de investigación en Colombia y otras partes del mundo. La mitad del encéfalo que se congela se usa para estudios de biología molecular, proteínas y otros más detallados. La otra parte sirve para hacer estudios de tipo histológico, por ejemplo para diagnosticar la enfermedad del donante.
El Neurobanco nació hace 21 años con la donación del primer cerebro, por la necesidad que existía de aclarar el diagnóstico de los pacientes que morían con enfermedades neurodegenerativas. “Muchos pacientes fallecen sin que nunca se sepa qué enfermedad tenían. Con una enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, la gente fallece con un pronóstico de posible y probable”.
A mitad de la década de 1980 y junto a esa primera donación comenzaban las investigaciones para conocer más sobre lo que hoy se conoce como la mutación paisa o Alzheimer familiar, enfermedad en la que el grupo ha avanzado significativamente, al punto que adelanta un ensayo clínico que busca encontrar una forma de predecir la enfermedad para tratar preventivamente a las personas. 
Así como los tejidos, la información que entrega la familia queda codificada y solo ella tiene acceso junto a unas pocas personas autorizadas para seleccionar el material que servirá a alguna investigación. El protocolo seguido es similar al del neurobanco de Nueva York.
El Neurobanco es pionero en Colombia y es el único activo en el país. En Latinoamérica son escasos y hay cuatro con los que espera hacer una alianza. “Los neurobancos en muchos de los países reciben apoyo oficial, nosotros solo recibimos recursos por proyectos de investigación y dentro de todo hemos logrado sobrevivir en el tiempo y hacer destacados adelantos”.
Aunque el Neurobanco hace parte del Grupo de Neurociencias de Antioquia, el profesor Villegas insiste en que pertenece a “las familias que han donado los cerebros de sus familiares. Esto no es un esfuerzo de nosotros, es de cientos de familias que han pensado en que esos órganos pueden ser útiles para ayudar a otras personas”.
Tener mayor cantidad de tejidos conservados amplía las posibilidades de investigación. Villegas destaca que en Antioquia la gente es receptiva y se ha avanzado en el tema. Sin embargo, menciona que aún existe desconocimiento, “pues hay mucha gente que no sabe que puede donar el cerebro de su ser querido, así no haya muerto de una enfermedad neurodegenerativa, sino de un cáncer, infarto u otra patología. Creo que falta información”.A diferencia de un órgano para trasplantes, mecanismo que permite dar vida directa a un paciente que lo necesita, un cerebro donado ofrece vida a través de la investigación. “Siempre le recordamos a nuestras familias que cuando nos donan los órganos no están dando vida directamente a otras personas, pero sí indirectamente a quien enfermó y tiene la misma patología de quien falleció”, menciona Carlos Andrés Villegas, coordinador del Neurobanco del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia.
¿Qué antecede a una donación? Básicamente la llamada de los familiares de la persona fallecida. Justo en ese momento comienza el proceso y se trata de no perder mucho tiempo dada la rapidez con la que se descompone un cadáver. Por eso, en una hora el equipo está listo para hacer el procedimiento.
Además de los trámites administrativos que implica una defunción, toda la familia debe manifestar la voluntad. “Buscamos que haya unanimidad entre todos los familiares, requerimos que nos firmen un consentimiento informado y procedemos con la extracción del órgano”.
Luego de seis horas de la defunción el tejido se califica como bueno. Hasta las 12 horas es regular, pasado este tiempo es considerado malo y después de las 24 horas se descarta la posibilidad de usar el cerebro. Si está entre los tiempos especificados se extrae el encéfalo completo y se toma una muestra de sangre para estudios de ADN y suero. 

Los cerebros -hoy tienen 261- son codificados y almacenados, una parte en paraformaldehido –conocido comúnmente como Formol– y la otra mitad a -80°. Esa biblioteca está disponible para proyectos de investigación en Colombia y otras partes del mundo. La mitad del encéfalo que se congela se usa para estudios de biología molecular, proteínas y otros más detallados. La otra parte sirve para hacer estudios de tipo histológico, por ejemplo para diagnosticar la enfermedad del donante.
El Neurobanco nació hace 21 años con la donación del primer cerebro, por la necesidad que existía de aclarar el diagnóstico de los pacientes que morían con enfermedades neurodegenerativas. “Muchos pacientes fallecen sin que nunca se sepa qué enfermedad tenían. Con una enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, la gente fallece con un pronóstico de posible y probable”.
A mitad de la década de 1980 y junto a esa primera donación comenzaban las investigaciones para conocer más sobre lo que hoy se conoce como la mutación paisa o Alzheimer familiar, enfermedad en la que el grupo ha avanzado significativamente, al punto que adelanta un ensayo clínico que busca encontrar una forma de predecir la enfermedad para tratar preventivamente a las personas. 
Así como los tejidos, la información que entrega la familia queda codificada y solo ella tiene acceso junto a unas pocas personas autorizadas para seleccionar el material que servirá a alguna investigación. El protocolo seguido es similar al del neurobanco de Nueva York.
El Neurobanco es pionero en Colombia y es el único activo en el país. En Latinoamérica son escasos y hay cuatro con los que espera hacer una alianza. “Los neurobancos en muchos de los países reciben apoyo oficial, nosotros solo recibimos recursos por proyectos de investigación y dentro de todo hemos logrado sobrevivir en el tiempo y hacer destacados adelantos”.
Aunque el Neurobanco hace parte del Grupo de Neurociencias de Antioquia, el profesor Villegas insiste en que pertenece a “las familias que han donado los cerebros de sus familiares. Esto no es un esfuerzo de nosotros, es de cientos de familias que han pensado en que esos órganos pueden ser útiles para ayudar a otras personas”.
Tener mayor cantidad de tejidos conservados amplía las posibilidades de investigación. Villegas destaca que en Antioquia la gente es receptiva y se ha avanzado en el tema. Sin embargo, menciona que aún existe desconocimiento, “pues hay mucha gente que no sabe que puede donar el cerebro de su ser querido, así no haya muerto de una enfermedad neurodegenerativa, sino de un cáncer, infarto u otra patología. Creo que falta información”.

No hay comentarios.:

Con tecnología de Blogger.