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Residuos farmacéuticos vuelven a ser materia prima

Buena parte de los productos farmacéuticos tratados por una empresa creada por egresados de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) son procesados para obtener un combustible que luego es empleado en un horno cementero como reemplazo del carbón.



“Las moléculas de productos orgánicos que tienen altos contenidos de carbono, oxígeno e hidrógeno constituyen una fuente muy buena de energía, debido a que esa composición química les da un valor energético que incluso puede ser superior al del carbón mineral”, explica el ingeniero Eugenio Murillo, egresado del Departamento de Química de la U.N.

Sinthya Química es el nombre de la empresa que él fundó a principios de los noventa con la ingeniera farmaceuta Carmen Elisa Quevedo, quien fue reconocida por el Departamento de Farmacia el pasado 17 de septiembre por su liderazgo en el campo de la responsabilidad social desde su área de estudio.

Aunque la mayoría de medicamentos salen al mercado en una presentación de tabletas o jarabes, el proceso que realiza la empresa incluye la separación de empaques y estuches en materiales de cartón, plástico, PVC, aluminio y papel, los cuales se llevan a un estado que permite su reutilización, para ser reincorporados a las respectivas industrias.

“Una vez separados, estos materiales se trituran en forma individual para comercializarlos como materias primas”, precisa la empresaria.

Los envases de vidrio se lavan y seleccionan por color, para después triturarlos hasta llevarlos a un tamaño de partículas, de tal manera que se puedan volver a usar en la elaboración de envases y botellas.

El proceso de selección incluye la separación de los desechos farmacéuticos con el fin de que unos no resulten incompatibles con otros evitando una posible reacción que produzca una explosión.

Recircularización, eje del negocio

Por medio de la recircularización, los residuos de una cadena productiva –en este caso asociada con la industria farmacéutica de productos de belleza y alimentos–, entran a formar parte de un nuevo proceso de creación de materia prima.

Así lo explicó la farmaceuta Quevedo, en el foro sobre Ecofarmavigilancia, convocado por el Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder de la U.N. “Hoy en día, a raíz de los problemas ambientales, sumado al calentamiento global y a la creciente población, resulta indispensable replantear los distintos sistemas de producción”, destaca.

Al respecto recuerda que la industria farmacéutica y de cosméticos, por ejemplo, producen gran cantidad de empaques y cada vez que un producto es rechazado se debe destruir.

“Muchos empaques solo tienen un daño en su apariencia física y por lo demás están en perfecto estado, por lo que nuestra propuesta es convertirlos, por medio de un proceso, para cambiar su contenido”, explica la exalumna de la U.N.

“Además de química y farmacia, en la U.N. recibimos una formación que fortalece nuestra sensibilidad social, y ello nos ha llevado a mejorar las condiciones de nuestro entorno”, subraya la empresaria.

En esta compañía, que se ha concebido con el componente de innovación como parte integral de su proceso de crecimiento y desarrollo, los estudiantes de pregrado de la U.N. llevan a cabo algunas de sus investigaciones, gracias a los convenios suscritos con los departamentos de Química e Ingeniería Química.

En este momento se desarrolla un proyecto para aprovechar los residuos de artefactos eléctricos y electrónicos, optimizar el proceso de trituración y elaborar materias primas a partir de pilas usadas.


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