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Nevera operaría con energía solar en zonas remotas

El sistema, que funciona por medio de baterías que se cargan con energía proporcionada por paneles solares, permitiría mantener en funcionamiento una nevera de 130 litros para uso industrial durante las 24 horas del día.

La nevera sobre la que se investiga en la U.N. tiene una capacidad de 130 litros y utiliza gas propano como refrigerante. Foto: Ricardo González - Archivo Unimedios

La nevera, con intercambiadores de aluminio, aislamientos de poliuretano y control inteligente, se podría trasladar con el resto del equipo en una camioneta pequeña con capacidad para hasta una tonelada.

El sistema desarrollado por la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) y la empresa Synenergy tiene una serie de controladores que permiten mantener la carga de las baterías, junto con un flujo regulado de energía, de manera que se garantice su funcionamiento en el punto más óptimo de eficiencia.

Como al introducir cualquier producto en la nevera se requiere más frío, y mientras pasa el tiempo la demanda de energía es menor, el sistema está programado para ajustar el ciclo de refrigeración según la demanda.
“Básicamente el sistema de control toma la temperatura interna que tiene la cámara entera de la nevera junto con el producto, para adecuar el ciclo de refrigeración”, explica el profesor Fabio Sierra, del Departamento de Ingeniería Mecánica de la U.N.
Con un promedio de 2,4 Kw/hora de energía almacenados por día, el sistema aporta el consumo total de energía de esta nevera, que consume una potencia de 60 vatios. El sistema –paneles, baterías y control– también podría ser empleado para otros electrodomésticos.


Cuartos fríos

La siguiente fase está proyectada para que mediante un proceso similar se puedan construir cuartos fríos, con temperaturas de 4 oC y un área de 4 a 8 m3.
“Aunque una nevera de estas características cuesta 12 millones de pesos, la que hemos diseñado costaría 8 millones de pesos, incluyendo la planta solar”, destaca el docente, quien además llama la atención sobre el hecho de que el costo del kilovatio-hora eléctrica costaría 600 pesos, apenas 100 pesos por encima de la oferta actual en el mercado.
Aunque la disposición de las celdas y el conjunto del equipo requeriría de un espacio que no se tiene en las zonas urbanas, pero sí en las rurales, garantizar su óptimo funcionamiento solo dependería de un monitoreo regular de las baterías y la limpieza frecuente de los paneles.
“Con un entrenamiento básico cualquier persona podría usar el sistema. Basta con realizar una inspección para cerciorarse de que las baterías no se calientan en exceso, además de revisar con frecuencia el cableado y ubicar la nevera en un lugar sombreado y con buena ventilación, para que sus paredes no se calienten”, afirma el profesor Sierra.

Desarrollo rural

A pesar de que la cobertura eléctrica del país abarca gran parte del territorio nacional, departamentos como La Guajira, Vaupés, Amazonas, Putumayo y Vichada se encuentran por debajo del 75 % de cubrimiento, por lo cual el sistema sería una gran alternativa, sumado al hecho de que los aparatos conectados estarían menos expuestos a cambios abruptos en el flujo de corriente que pudieran quemarlos.
“Si no se tienen sistemas de refrigeración no se puede hablar de un proceso de poscosecha adecuado en el que el producto se almacene y sea más fácil de comercializar, en el caso de las frutas, en forma de pulpas”, destaca el docente, quien dirige la Red Internacional para la Promoción de la Investigación y Docencia en Energización Rural para el Desarrollo Agroindustrial Sostenible (Prideras).
Puesto que a través de los procesos de despulpado también se evitaría disponer de una gran cantidad de residuos en los centros urbanos, estos desechos se podrían emplear en otros procesos de transformación de biomasa en abonos orgánicos o fuentes alternativas de energía.

Los investigadores de la U.N. estiman que el prototipo de la nevera estaría listo en seis meses.


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