Registran nuevas especies de insectos en Quebrada La Vieja
Lipurometriocnemus bogotensis y Antillocladius laviejae, mosquitos de la familia de los quironómidos, forman parte del primer registro de las dos nuevas especies en este afluente.
Quebrada La Vieja se localiza en la zona nororiental de Bogotá. Foto: archivo particular. |
“Los
quironómidos son insectos que se caracterizan por sus dos alas membranosas. Sus
larvas viven en el agua, pero cuando termina su ciclo de desarrollo salen a
volar; sin embargo son inofensivos, no pican”, explica el profesor Rodulfo
Ospina Torres, del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de
Colombia (U.N.).
La
investigación del profesor Ospina, junto con el docente Wolfram Mey, del Museo
de Historia Natural del Instituto Leibniz de Investigación sobre Evolución y
Biodiversidad de Berlín (Alemania), y la investigadora Patricia Jaime Murcia,
tuvo como objetivo estudiar la taxonomía de los insectos que habitan en
Quebrada La Vieja, en el nororiente de Bogotá, entre los que se encuentran los
tricópteros y los quironómidos.
Lipurometriocnemus
bogotensis vive todo el año en condiciones climáticas frías en una cuenca
de la montaña. Este es el primer registro del género Lipurometriocnemus de
la región tropical altoandina. Las trampas de luz se colocaron no muy lejos del
río, lo que sugiere un hábitat acuático o semiterrestre antes de su maduración.
Por su parte,
el género de los Antillocladius, por ejemplo los insectos que aún no han
madurado, viven en hábitats terrestres y semiterrestres, donde comparten el
ambiente con muchos otros géneros en la subfamilia Orthocladiinae.
El estudio se
realizó en la microcuenca de Quebrada La Vieja, afluente de la del río Bogotá.
Presenta un buen estado de conservación, complementado con condiciones
“tropicales” de una temperatura del agua de 14 ºC relativamente constante
a lo largo del año y un caudal poco variable.
Amplia variedad
El profesor
explica que se tomaron muestras en tres puntos de la quebrada, entre el bosque
antes y después de la avenida Circunvalar. En la noche se tomaron muestras de
los insectos que llegaban a la luz ultravioleta de baja intensidad.
“Quebrada La Vieja es una zona de reserva, propiedad del Acueducto de Bogotá. Después de pedir los respectivos permisos recolectamos muestras con redes alrededor del afluente y en la noche tomamos unas lámparas como trampas para capturar algunas especies, entre ellas larvas”, comenta el profesor Ospina.
Después de
capturarlos se realizó la separación, los montajes y los micropreparadores en
los que se tomó una muestra de los insectos para analizarlos en el microscopio.
“Aunque encontramos
una diversidad muy grande de quironómidos, hasta ahora hemos descritos dos
especies”, señala el docente, quien agrega que viajó a Alemania para hacer las
respectivas comparaciones con los registros que se encuentran en el Museo de
Historia Natural.
Todo cambia con la Circunvalar
El docente
destaca que además de estudiar la taxonomía de los insectos se identificó que
arriba de la avenida Circunvalar hay una diversidad de insectos muy amplia que
no se encuentra en la parte de abajo de la quebrada, a donde estos insectos no
llegan ni siquiera como larvas.
Aunque el agua
es exactamente la misma en los dos puntos, es posible que el cambio de la
vegetación sea uno de los factores que incida en esta variedad. Las partes
inferior y media de la microcuenca corresponden a la clasificación de “bosque
húmedo montano bajo”, que se halla entre los 1.800 y 2.000 m y se
caracteriza por ser una zona muy productiva, mientras que la parte superior se
clasifica como “bosque húmedo montano”, entre 2.500 y 3.300 m; la topografía
de esta formación es de montañosa a escarpada.
Además la
vegetación riparia se halla bien desarrollada. En esta vegetación, típica de
bosques secundarios jóvenes, se encuentran especies como: encenillo, gaque,
arrayán y tuno. También se encuentran plantaciones de especies exóticas como
eucalipto, acacia negra, ciprés y pino pátula.
La
investigación continúa en curso, ya que se esperan nuevos registros, además de
analizar los resultados del profesor Wolfram Mey, encargado de estudiar
tricópteros capturados en la quebrada.
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