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De la extinción de los burros a una empresa de alta tecnología

El Zootecnista y doctor en Biotecnología Andrés Parejas ideó una técnica para la inseminación artificial, proceso que podría salvar de la extinción a los burros. El resultado no solo fue exitoso en términos de ciencia sino en desarrollo económico para el país.



Todo comenzó en el año 2011 cuando Andrés Parejas fue seleccionado para ser beneficiario del programa de becas doctorales Colciencias, gracias ello Andrés logró culminar con éxito su formación como doctor en Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia. Como todos los estudiantes de doctorado, Andrés debía hallar un problema de investigación que le permitiera aportar algo que hasta el momento fuera desconocido para la ciencia, un nuevo conocimiento en su campo de estudio y así obtener su tan anhelado título de Doctor (Ph.D.). Es así como este Zootecnista se preguntó ¿cómo la Biotecnología podría ayudar a afrontar el problema mundial de la extinción de los burros?. 

Así es, los burros (Equus africanus asinus) están en extinción. Según la encuesta nacional agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural del año 2013, de 1,5 millones de equinos censados, 150 mil eran asnos y 63 mil mulas. La FAO estima que su población a nivel mundial no supera los 50 millones de individuos y que el 95% de estos animales son empleados como fuerza de trabajo en labores agrícolas. En nuestro país han jugado un papel importante en el desarrollo rural aunque las nuevas técnicas de mecanización agrícola más eficientes los han relegado. No obstante, esta especie aún tienen valor productivo y en términos de biodiversidad su valor es aún mayor. El problema radica en que su reproducción depende casi en su totalidad de la monta natural y no de las técnicas modernas de inseminación artificial.

Andrés concentró sus esfuerzos de investigación doctoral en desarrollar una técnica que le permitiera congelar a casi -200 °C el semen de los burros sin causar daño a su material genético para que este pudiese luego ser utilizado en técnicas de inseminación artificial. Para lograrlo Andrés debía descubrir cómo respondía el semen de burro a la congelación, si el congelamiento dañaba su material genético, si las células en el semen se morían o no tras la congelación. Para responder a estas preguntas de investigación, Andrés tuvo que estandarizar múltiples pruebas toxicológicas y durante años hacer miles de ensayos, hasta que por fin le llego su momento ¡Eureka!. Tras establecer nuevos y confiables modelos in vitro que permitían evaluar múltiples variables, Andrés obtuvo su título de doctor. Lo que Andrés no imaginaba es que tan solo unos años más tarde esta tesis doctoral se convertiría también en una fuente de ingresos personal y de desarrollo económico para el país

El caso de Andrés es solo uno de los miles de resultados de investigación de científicos nacionales que han centrado su objeto de estudio en problemas reales y que, con una buena dosis de talante emprendedor, el apoyo institucional adecuado, un marco de políticas públicas y programas bien financiados, están listos para revolucionar la industria nacional con base en el conocimiento, la generación de empleos de alto nivel y empresas competitivas a nivel global.



FUENTE: EL ESPECTADOR

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