Bayer y Monsanto, la movida del siglo en la agricultura mundial
Firma fusionada redondeará ventas en el país por $ 1,4 billones. Activos llegarán a $ 1 billón.
“Todos calladitos”. Al parecer, esa es la consigna entre quienes orientan los negocios locales de las dos compañías que este miércoles cerraron el negocio más grande que se haya hecho en el sector agrícola mundial. La alemana Bayer AG. pagó 66.000 millones de dólares por la más tradicional de las empresas agrícolas estadounidenses, Monsanto.
Así las cosas, el ‘nuevo jefe’ comenzará, casi de inmediato, a marcar el ritmo de la adquirida; jocosamente, se dijo este miércoles que todo sería “en alemán”.
En Colombia, Monsanto había sufrido previamente un proceso de ‘adelgazamiento’ muy sustancial, en la medida que en el 2010, por culpa de la merma en sus ventas, había reducido su nómina en 90 por ciento.
Así, se quedó reducida a lo que era en el año 2000.
Ya para el 2011 perdió uno de los negocios más rentables que tenía en Colombia: la venta del herbicida Roundup para el plan de erradicación de cultivos ilícitos. Ese negocio pasó a manos de otro proveedor, la empresa Talanú Chemical, con sede en Ibagué.
Al mismo tiempo, sus acciones habían caído hasta 46,22 dólares, luego de haber llegado al tope de 142,69 en el 2008.
Desde Bogotá llegó a manejar los mercados de la región Andina, Centroamérica y el Caribe.
Ahora, en Colombia, la operación de la nueva compañía (fusionada) tendría ventas por más de 1,42 billones de pesos.
Vale la pena aclarar que Monsanto es una compañía netamente agrícola, no como Bayer, que tiene esa misma división (CropScience), materiales y medicamentos (con drogas OTC), entre otros negocios, con los que facturó 1,35 billones de pesos el año pasado.
En cuanto a sus activos, los de Monsanto valen en Colombia casi 174.000 millones de pesos, frente a los 776.145 millones de pesos de Bayer. Ya fusionados alcanzarían un billón de pesos.
Mientras para comienzos de esta década Monsanto daba un paso al costado, Bayer iniciaba un ambicioso plan de inversiones por más de 14.000 millones de pesos en la modernización de sus plantas de producción, particularmente en la costa Caribe.
En una sola de estas plantas, en Soledad (Atlántico) tiene 250 empleos dedicados a la producción de todo tipo de plaguicidas (herbicidas, insecticidas y fungicidas, entre otros).
Además de esta infraestructura, la división agro de Bayer AG. (Bayer CropScience) cuenta con las estaciones experimentales ‘La Tupia’ y ‘Xisqua’, donde ha desarrollado moléculas agrícolas para la formulación de agroquímicos.
Monsanto tiene en el mercado local 30 productos plaguicidas y semillas convencionales, híbridas y genéticamente modificadas de maíz, algodón y soya y vegetales, entre otras.
Precisamente, la división de semillas de vegetales (Seminis) es uno de los negocios más rentables de la compañía y que, además, funciona por aparte; no se saben aún los detalles de la venta.
Su producto ‘estrella’ es el herbicida Roundup, formulado con glifosato, una molécula que patentó Monsanto en 1971 y que, tras sucesivas patentes, no ha querido perder.
A nivel mundial, Bayer ya venía preparándose desde hace cuatro años con inversiones que superan los 5.000 millones de euros en la compra de empresas semilleras y la investigación y el desarrollo de estos insumos en sus propios laboratorios.
Bayer, en su portafolio local de productos, ofrece 23 tipos de fungicidas, 8 herbicidas, 15 insecticidas (entre estos el famoso Dipel), 8 ‘productos especiales para la agricultura’ y dos más para el tratamiento de semillas.
Un analista del sector agrícola empresarial dijo a EL TIEMPO que, luego del anuncio, vendrá ahora la solicitud e informe de la operación a las autoridades regulatorias de Europa y los Estados Unidos, para que estas den el aval a la operación.
De negarse, por constituirse un monopolio, Bayer AG. deberá pagar una sanción por más de 2.000 millones de dólares a Monsanto y reversar toda la operación.
Durante el proceso, que podría durar más de dos años, las autoridades podrían obligar a hacer desinversiones o deshacerse de algunos negocios, según lo establezcan las leyes antimonopolio y anticompetencia.
Luego de superar esta etapa, vendrían los procesos locales, en cada uno de los países en donde operan, así como en Colombia, donde se surtirían los mismos trámites.
Luego se iría al ‘hilo delgado’ del negocio, como es la solicitud de cesión de los derechos de obtentor para las especies vegetales y las licencias entregadas para el comercio de los insumos; esta vez de Monsanto, en beneficio de Bayer AG.
“Si la operación culmina de forma exitosa a nivel mundial, no veo que haya problema en Colombia”, concluyó el analista consultado.
Por último, se supo ayer que buscando ‘hacer caja’ para pagar por la compra de la empresa, Bayer AG está considerando la venta de su negocio dermatológico.
Para esto, la empresa alemana está trabajando con JPMorgan Chase & Co. en la venta, la cual podría alcanzar un precio de más de 1.000 millones de euros (US$ 1.100 millones).