Con microscopía virtual logran mayor precisión en diagnósticos
Una
caracterización más precisa de las patologías que, además, se puede hacer de
forma remota y casi de manera inmediata son algunas de las ventajas del
microscopio robotizado creado en la Universidad Nacional.
Este
microscopio, que usa un par de tornillos de alta precisión, logra desplazarse
de manera programada por milímetro, enfocar, tomar y capturar imágenes de alta
precisión, así como brindar información cuantitativa que va más allá de la
cualificación en el diagnóstico que puede hacer un patólogo.
En
su operatividad, los resultados de las pruebas automáticas van en la misma
dirección del test genético, siendo consistente en develar las diferencias
entre los pacientes con alto y bajo riesgo, a partir de cuantificaciones en
torno a células cancerosas.
Para
el médico, magíster en Ingeniería Eléctrica y docente de la Universidad
Nacional de Colombia (U.N.), Édgar Eduardo Romero, se trata de una herramienta
desarrollada “en la casa”, que logra cumplir tres propósitos. El primero abre
una puerta para mejorar la praxis de formación en todas las carreras del área
de la salud en las que se requiere microscopía; además, robustecen e incluso
amplía una línea de investigación en los programas posgraduales en medicina de
la U.N., y por último, se sientan bases para configurar potenciales escenarios
de emprendimiento en telepatología virtual. “En un escenario eventual con un
patólogo en algún lugar del mundo con una placa, él la puede subir a una
plataforma y en segundos esta devuelve los análisis”, explica Édgar Romero,
también doctor en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Louvain.
Aunque
ha pasado más de una década desde que inició el proyecto, apenas hace seis
meses se logró madurar. El microscopio captura la placa y a través de internet
se puede acceder a la imagen; es decir, desde cualquier lugar.
De
una sola muestra biológica en el vidrio ubicado bajo la óptica –y que se
pigmenta tras procesos químicos-, es posible derivar más de cincuenta mil
imágenes. Esta cantidad facilita la segmentación automática de núcleos que es,
ni más ni menos, la posibilidad de hacer análisis pormenorizados de las
características del núcleo, establecer sus alteraciones, determinar la cantidad
de mitosis, entre otras.
Si
bien la experticia le da indicios al patólogo para el diagnóstico (lo
cualitativo), esta automatización da pistas para encontrar también respuestas
desde lo cuantitativo. En efecto, la tendencia lógica es tomar decisiones
basadas en evidencia, además, que el clínico dependa menos de sus habilidades y
lo haga mucho más sobre medidas objetivas de lo que le pasa al paciente.
El
tema de fondo es que los estudios de riesgo de la población requieren cifras.
El número de mitosis (células en división), así como el grado de pleomorfismo
(alteraciones nucleares) en mujeres por cáncer de seno –por ejemplo-,
determinan características que pueden marcar la diferencia en el desarrollo de
sus terapias inmunológicas. Los pacientes sometidos a inmunoterapia tienen
mejor pronóstico que quienes no aplican para ella y se determina por un test
genético sobre la muestra biológica.
Digitalizar
las placas (por miles) y poder hacer esa lectura “será clave para que cada
paciente tenga una asociación con cifras, que permita comparar poblaciones”,
explica el profesor Romero. Asimismo,
en la práctica de un radiólogo, estas imágenes escaneadas podrían sobreponerse
con imágenes radiológicas, con lo cual podría alimentar y retroalimentar su
diagnóstico.
En
la actualidad el Grupo de Investigación del que forma parte el profesor Romero,
el Cimalab (Computer Imaging and Medical Applications Laboratory), alimenta un
banco de imágenes (las placas escaneadas), que se constituyen también en matriz
para avanzar en los cursos de patología de la Universidad.