Estudio mejoraría diagnóstico de cáncer en caninas
Aunque
el cáncer usualmente tiene un carácter progresivo, las lesiones en las caninas
son malignas desde su inicio y un animal aparentemente sano podría tener varias
de estas in situ, sin que pueda considerarse una metástasis.
Este
es uno de los resultados de la investigación realizada por Jahnier Andrés
Caicedo Martínez, en desarrollo de su tesis de maestría en Salud Animal de la
Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, la cual fue laureada al ser
considerada un aporte significativo a la investigación sobre lesiones
cancerígenas en fase temprana.
Tras
adelantar un estudio sobre la estructura, composición bioquímica y
características de las lesiones intraepiteliales (LIEs) -anormalidades
morfológicas locales que incrementan el riesgo de cáncer- en glándulas mamarias
de 50 caninas, el investigador encontró que los carcinomas in situ, en sus
diferentes presentaciones, son los más comunes entre este tipo de lesiones.
Los
orígenes de la investigación se remontan a 2007. En este año el profesor Carlos
Arturo Iregui, tutor de la tesis, sugirió hacer una revisión exhaustiva al tipo
de tumores que con mayor frecuencia son registrados en la casuística del
laboratorio. Producto de esa primera inspección se llegó a la conclusión de que
los más recurrentes estaban relacionados con afecciones de la piel, glándula
mamaria y linfoma.
Posteriormente,
caracterizaron los tumores de la glándula mamaria, su frecuencia y origen para
concluir que la mayoría de ellos tenían un origen epitelial, además algunos
tipos de razas son particularmente proclives a desarrollar la enfermedad, entre
ellas poodle, pastor alemán y aquellos conocidos como criollos o mestizos.
“Luego
de hacer un primer posgrado en Patología Anatómica Veterinaria en la U.N. y
realizar un trabajo comparativo sobre la presencia de cáncer de seno en mujeres
y la frecuencia de tumores mamarios en caninas, decidimos pasar a una segunda
fase que nos permitiera trabajar con perras aparentemente sanas para
caracterizar sus LIEs. Para ello, fueron utilizadas varias técnicas de
histología, como una manera de entender este tipo de formación irregular en la
fase inicial del tumor y luego comparar su morfología con cáncer de seno”,
explica el experto.
Gracias
a la colaboración y respaldo del Centro de Zoonosis de Bogotá y el Laboratorio
de patología veterinaria, adscrita a la Vicerrectoría de Investigación de la
U.N., se adelantaron múltiples ovariohisterctomías, con el fin de extraer los
úteros de animales aparentemente sanos y realizar las correspondientes biopsias
de las glándulas mamarias.
Después
de realizar estudios en animales, como necropsias, y aquellos sacrificados por
causa diferente a patología mamaria, se encontraron diversos tipos de lesiones:
carcinomas o células cancerígenas contenidas por una lámina basal, en las que
se podrían hallar expresiones de moléculas que fueran potenciales marcadores
biológicos, implicadas en la progresión de la enfermedad.
“Lo
importante –precisa Jahnier Andrés- era que la perra tuviera su ovario
funcionando y en su ciclo estral o reproductivo, condición indispensable para
que la glándula mamaria madurara, bien sea proliferando (estro-diestro) o
involucionando (anestro); según su estado podría acumular mutaciones
susceptibles de convertirse en malignas y ser el origen del tumor”.
Aunque
los estudios habitualmente se realizan con ratones, el tipo de virus
desarrollado –virus del tumor mamario del ratón- no existe en mujeres. Las
caninas, además de presentar el tumor de forma espontánea, comparten el mismo
ambiente de la mujer, debido a que están expuestas a factores de riesgo ambientales
similares.
Aunque
las lesiones tempranas mamarias son diagnosticadas como resultado del éxito de
programas de educación y concientización, establecer un modelo animal es
indispensable para adelantar ensayos clínicos que permitan desarrollar su tratamiento.