6 jóvenes latinoamericanos que quieren revolucionar la ciencia y la medicina con sus inventos
Uno de ellos creó un robot que detecta tumores en el tracto digestivo, otro inventó una máquina desimpresora y una arquitecta creó una estructura "ideal" para vivir en Marte. Conoce algunos de los jóvenes científicos latinoamericanos que con sus creaciones e investigaciones están marcando tendencias.
Algunos parecen sacados de
la ciencia ficción: un robot que viaja por el cuerpo, una estructura para vivir
en Marte, una máquina que hace desaparecer la tinta de una hoja.
También hay
investigaciones fascinantes como la que permitió implantar recuerdos falsos en
ratones o la que desarrolla un algoritmo para detectar enfermedades.
Son jóvenes e
increíblemente apasionados por la ciencia. Observan, estudian, investigan y
crean. En la mira tienen un objetivo: resolver un problema.
Intentan una y otra vez,
hacen prueba tras prueba. Y parece que no se cansan. Es parte del "ensayo
y error" de todas las ciencias, dicen.
Varios de ellos han
estudiado fuera de América Latina y todos han sido premiados por la revista del
Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT Technology Review, que reconoce a
"los jóvenes líderes de la vanguardia tecnológica que están cambiando el
mundo".
BBC Mundo conversó con
seis de ellos sobre sus inventos e investigaciones.
Fernando Ávila y el robot que diagnostica tumores en el tubo digestivo
Algunos parecen sacados de la ciencia ficción: un robot que viaja por el
cuerpo, una estructura para vivir en Marte, una máquina que hace desaparecer la
tinta de una hoja.
También hay investigaciones fascinantes como la que permitió implantar
recuerdos falsos en ratones o la que desarrolla un algoritmo para detectar
enfermedades.
Son jóvenes e increíblemente apasionados por la ciencia. Observan,
estudian, investigan y crean. En la mira tienen un objetivo: resolver un
problema.
Intentan una y otra vez, hacen prueba tras prueba. Y parece que no se
cansan. Es parte del "ensayo y error" de todas las ciencias, dicen.
Varios de ellos han estudiado fuera de América Latina y todos han sido
premiados por la revista del Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT
Technology Review, que reconoce a "los jóvenes líderes de la vanguardia
tecnológica que están cambiando el mundo".
BBC Mundo conversó con seis de ellos sobre sus inventos e
investigaciones.
Fernando Ávila y el robot que
diagnostica tumores en el tubo digestivo
Fernando Ávila siempre sintió fascinación por las ciencias y fue en la
medicina donde consiguió combinarlas todas.
Salió de Chile y durante seis años trabajó como científico en Estados
Unidos, donde participó en varios proyectos de investigación junto a ingenieros
biomédicos y acumuló experiencia en microscopia e ingeniería de tejidos y
biomateriales.
Actualmente desarrolla su carrera en el Departamento de Cirugía y Cáncer
del Imperial College de Londres.
Allí, junto al profesor Daniel Elson y el doctor George P. Mylonas, creó
EndroDrone, un robot que intenta detectar áreas cancerígenas dentro del tracto
digestivo sin necesidad de extraer tejidos y tratando de reducir al máximo el
error humano.
Eso se consigue "al incorporar el uso de inteligencia artificial
que interpreta automáticamente la información proveniente de sus múltiples
sensores ópticos", le explica a BBC Mundo.
Y es que la endoscopia, considerado el mejor método para detectar tumores
cancerígenos en el aparato digestivo, no es infalible, depende en gran medida
de la experiencia de un especialista que analiza las imágenes que se muestran
en una pantalla durante el examen.
Según Ávila, quien tiene un máster en Robótica Médica, un quinto de las
endoscopias fallan al detectar al menos un tumor.
"El concepto de escanear el tracto digestivo desde adentro del
órgano no es nuevo, lo que es innovador de EndoDrone es que nuestros sensores,
hecho de fibra óptica, obtienen información más completa del colón gracias a
que iluminan directamente el tejido, esa luz penetra, rebota en la pared del
colón y vuelve a salir, donde es captada por los sensores", explica Ávila.
"Esa luz que recuperamos contiene la firma óptica del tejido y si
esa firma óptica es igual a la que se presenta en una zona cancerígena, el
cáncer se habrá detectado de una forma rápida y eficaz".
El objetivo es detectar tejido cancerígeno de la manera menos invasiva
posible. "Solo se extraerá tejido si EndoDrone confirma que hay áreas
cancerosas".
Con el tiempo, asegura el médico, contarán con una base de datos que
permitirá automatizar el diagnóstico sin depender tanto de la experiencia del
endoscopista.
Eva Hernández y las tiras reactivas para detectar enfermedades vaginales
"Mi investigación se
enfocó en las mujeres que padecen alguna enfermedad ginecológica y no se dan
cuenta hasta que tienen complicaciones", le cuenta a BBC Mundo Eva
Hernández, ingeniera bioquímica del Instituto Tecnológico Superior de
Coatzacoalcos, en México.
"En mi país, no todas
las mujeres acuden a sus chequeos ginecológicos, lo cual se ha convertido en un
problema de salud", indica la joven de 24 años.
"Algunas de las
infecciones ginecológicas si no se tratan a tiempo pueden aumentar los riesgos
de padecer enfermedades más graves e incluso de sufrir de infertilidad. En el
caso de las mujeres embarazadas, una complicación de este tipo aumenta las
probabilidades de un aborto prematuro".
Y es que, como explica
Hernández, ese no es un problema que se limita a la realidad mexicana.
"Cerca del 90% de la
población mundial femenina ha padecido una infección vaginal en algún momento
de su vida", dice.
Fue así como Hernández
creó unas bandas reactivas de bajo costo que se adhieren a la ropa interior y
detecta infecciones vaginales teniendo en cuenta los niveles de pH y la
concentración bacteriana del flujo vaginal.
"Un cambio de color
de la tira indica un positivo o un negativo de algunas de las infecciones
vaginales más comunes: candidiasis vaginal, tricomoniasis y vaginosis
bacteriana", explica.
"La incertidumbre no
es buena, así que pensé en usar la biotecnología para crear un método que fuera
práctico, económico y accesible para las mujeres".
Actualmente, Hernández y
sus socios, María López y José Salgado, siguen profundizando el desarrollo de
las tiras que han llamado V.Confident, cuyo prototipo funcional está en proceso
de patente.
David Leal y la máquina que desimprime papel
Todo comenzó con el planteamiento de un proyecto de investigación:
¿cómo podemos reducir las emisiones de cambio climático de la industria del
papel?
El ingeniero mecatrónico del Instituto Tecnológico de Monterrey
David Leal se encontraba haciendo un doctorado en la Universidad de Cambridge,
en Inglaterra, y empezó a investigar cómo se podía reutilizar el papel de una
manera que se eliminaran diferentes etapas de su ciclo de vida: desde que se
cortan los árboles hasta que se recicla.
"Y es que todas esas etapas industriales consumen mucha
energía y muchos recursos", le cuenta a BBC Mundo el ingeniero que fue
becado por la Universidad de Manchester.
"Empecé a experimentar hasta que encontré que hay una ventana
de oportunidad en el mundo de la energía láser que te permite encontrar un tipo
de luz que es absorbido por el tóner y que no daña el papel".
"Eso te permite dirigir energía láser al tóner y evaporarla
sin provocarle ningún daño al papel. Al descubrir esto empecé a explicar la
base científica de esta tecnología y a demostrar que es mejor desimprimir un
papel usando un láser que tirarlo al basurero", explica.
Su máquina para desimprimir papel es un hecho y para llevar su
invento al mercado, Leal fundó, junto a socios, en 2013 una empresa.
"La desimpresora tiene un módulo central que es un láser que
hace el proceso principal y alrededor de él tienes otros sistemas como por
ejemplo el que toma el papel de una bandeja y lo lleva la área donde está el
láser; el sistema que extrae las partículas que se van generando y las filtra,
entre otros. Todo ese sistema ingenieril es el que patentamos", dice.
A sus 34 años comparte su pasión por la investigación científica
con el entusiasmo que siente por el potencial de su máquina.
Luciana Tenorio y la estructura para vivir en Marte
"El mayor problema que tenemos en la actualidad para llegar a
Marte no es tanto la tecnología sino cómo sobrevivir a la radiación", le
cuenta a BBC Mundo Luciana Tenorio.
"Por eso pensé, si vamos a llevar una tripulación a Marte
para que sobreviva, el diseño tiene que intervenir en algún momento y me
propuse solucionar el problema de la radiación", dice la joven de 27 años.
Fue así como Tenorio inventó una estructura para aislar los rayos
ultravioletas. La creó en su Perú natal y fue puesta a prueba por la
organización Mars Society en el desierto de Utah, en Estados Unidos, donde la
organización sin fines de lucro promueve la investigación sobre la exploración
de Marte.
Allí, Mars Society ha instalado una base que busca recrear las
condiciones del planeta rojo y entre las decenas de expertos que ha reclutado
está Tenorio, arquitecta egresada de la Universidad Ricardo Palma de Perú.
Para su estructura, esta joven peruana utilizó aluminio y una tela
hecha de algas, perfecta para controlar la radiación, cuenta.
La cubierta puede llegar a retener 99,7% de rayos ultravioletas
(UV) y de esa forma evita que alcancen las plantas del invernadero que se
instaló en la base en Utah.
"Se trata de una estructura aislante cuya función es prevenir
que caigan los rayos ultravioletas sobre la comida que consumen los astronautas
en el espacio. La idea era conseguir una forma de cuidar la lechuga, la
zanahoria, todos los alimentos orgánicos que consume el astronauta que no son
deshidratados".
Steve Ramírez y los estudios pioneros sobre los recuerdos
En 2013, Steve Ramírez acaparó los titulares de la prensa
científica por haber implantado, junto a un equipo de científicos del Instituto
de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), recuerdos
falsos en el cerebro de ratones.
Parecía una noticia sacada de la ciencia ficción: los
investigadores demostraron, en los roedores, que es posible insertar recuerdos
falsos en el cerebro y provocar una reacción.
El estudio fue considerado un hito en el campo de la neurociencia
y abrió un debate ético.
"Su trabajo se enfocó en encontrar en qué lugar del cerebro
se ubican los recuerdos individuales al engañar genéticamente las células
cerebrales que albergan esos recuerdos para responder a breves impulsos de luz
y para usar esos mismos destellos de luz para reactivar, borrar e implantar
recuerdos", dice la biografía de Ramírez publicada en la página de Ted,
donde se encuentra la charla que ofreció en 2013 junto a su colega Xu Liu.
Los objetivos de Ramírez, continúa el texto, eran "entender
el proceso cerebral aparentemente efímero de la creación de la memoria y
predecir lo que sucede cuando partes específicas del cerebro se descomponen y
provocan el deterioro de la capacidad cognitiva".
Nació en Boston, pero cuenta con mucho orgullo que toda su familia
es de El Salvador.
"Mis padres llegaron en los años 70 huyendo de la guerra
civil", le cuenta en español y con un fuerte acento estadounidense a BBC
Mundo.
Desde muy joven, se enamoró del cerebro, de la memoria y de los
recuerdos.
Actualmente está a la cabeza de The Ramirez Group, un laboratorio
dedicado a la neurociencia en la Universidad de Harvard.
"En el laboratorio estamos buscando borrar recuerdos
negativos o activar o implantar recuerdos positivos en ratones que presenten
síntomas de depresión, estrés postraumático o de ansiedad", señala el
neurocientífico.
"Las medicinas que existen para la depresión y los desórdenes
de ansiedad vienen de la década de los años 50. Casi no han cambiado y eso no
es bueno para los pacientes. Si a una persona que tiene depresión le damos un
fármaco, tiene menos del 50% de probabilidades de que esa medicina le vaya a
beneficiar".
"Lo que queremos es que una vez se desarrolle la tecnología
podamos tener alternativas para curar la depresión a través de la reactivación
de recuerdos positivos en los pacientes" o aliviar el desorden del estrés
postraumático al eliminar los recuerdos dolorosos subyacentes, indica.
"Mi sueño es poder ayudar a las personas que sufren problemas
de ansiedad y depresión", dice.
Juan Gallo y el algoritmo para detectar infecciones
Durante 20 años, este joven científico colombiano vivió en Estados Unidos, donde estudió
biología molecular, microbiología y biotecnología.
Ha formado parte del equipo de científicos que ha estado
desarrollando nuevas pruebas de diagnóstico para la detección rápida y temprana
de diferentes microorganismos, que pueden causar infecciones en las personas, a
través de la bioinformática.
"En mi estancia en el Instituto de Tecnología de Georgia
(Georgia Institute of Technology), en Estados Unidos, desarrollamos un
algoritmo que nos permite encontrar regiones genómicas que nos sirvan para el
desarrollo de nuevas pruebas de diagnóstico por métodos moleculares en el
laboratorio", le cuenta a BBC Mundo.
"Si yo tengo un microorganismo que está infectando a cierta
población y aún no existe una prueba de diagnóstico, puedo fácilmente
secuenciar ese microorganismo y buscar una región genómica por medio de ese
algoritmo. Una vez localizada la región, puedo detectar ese microorganismo con
herramientas moleculares", añade.
"Se trata de un proceso más rápido que los procedimientos
tradicionales".
En sus investigaciones tanto en Estados Unidos como en Colombia,
Gallo se ha dedicado a estudiar el ADN no sólo de microrganismos sino del
genoma humano.
Junto a la Universidad Ces de Medellín, fundó en febrero el
laboratorio GenomaCes para la secuenciación y detección temprana de cualquier
microorganismo o de factores genéticos asociados a diferentes enfermedades.
Su objetivo como director científico del laboratorio es poder
preparar a expertos en el área y convertirse en una opción accesible para el
desarrollo de la genómica en América Latina.