Cómo hacer funcionar el Ministerio de Ciencia en Colombia
El primer objetivo del futuro ministerio será conseguir una financiación estable y duradera para que el conocimiento sea la base del desarrollo del país, dice el comunicador científico Juan Manuel Sarasua. Pero primero hay que convencer a los políticos de darle valor a la generación y no a la compra del conocimiento.
Ministerio de Ciencia y Tecnología en Colombia Foto: Getty |
El pasado 24 de enero, el presidente Duque aprobó la Ley 1951 de 2019 para crear el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y fortalecer
el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, entre otras
disposiciones. El Gobierno tiene un año para crearlo. Pero la ley es
escueta, pues no propone muchas herramientas y exige que para iniciar su
labor, “no debe generar gastos adicionales de personal ni generales a los que al momento de su creación tenga presupuestado Colciencias”.
Con estas premisas, las dudas y la desconfianza en el tema no tardaron en aparecer. En una entrevista en el diario El Espectador
el director de Colciencias Diego Hernández señaló que habría una
transformación de Colciencias en ministerio. Esta idea tiene algunas
voces en contra, como la de Moisés Wasserman, bioquímico y miembro de
la Academia Colombiana de Ciencias Físicas y Naturales quien, en el
programa de radio “Panorama de la Ciencia” de la Universidad Nacional, confesó su temor de que “todo se quede en un mero cambio de nombre”. Sin embargo, cree
que es una excelente oportunidad para diseñar una estructura que genere
políticas a largo plazo y otra que se encargue de ejecutarlas. A su vez, la rectora de la Universidad Nacional de Colombia, Dolly Montoya, dijo a El Colombiano
que convertir Colciencias en un ministerio “sería un fracaso” pues el
departamento debe “conservar la independencia” y poder seguir
gestionando las áreas que le corresponden.
Hoy sabemos que lo único que tendrá
ese ministerio en el momento de su creación será una silla en el consejo
de ministros, lo cual está bien pero no es suficiente porque, si de
verdad queremos crear una estrategia nacional basada en el valor al
conocimiento, el camino es mucho más complejo.
El colombiano Stephan Kuster, secretario general de la organización Science Europe,
con base en Bruselas y que reúne a todos los grandes entes que
financian la ciencia en Europa dice que “uno de los factores
fundamentales para que una estrategia nacional de desarrollo basada en
el conocimiento funcione y genere tanto innovación como soluciones a
problemas reales de la sociedad, es el valor que la sociedad le da a la producción del conocimiento, a la actividad científica.
Y, hay que aceptarlo, este es un valor subjetivo que puede cambiar con
el tiempo si las políticas para fomentarlo no son adecuadas o si la
población no ve solucionados sus problemas más cercanos”.
Si no creamos el conocimiento estaremos entonces destinados a utilizar el que los demás han creado. “El
conocimiento también se puede comprar a través de patentes y productos
de innovación, pero el retorno y su impacto no son iguales”
añade Kuster.
“Es cierto que crear ciencia es más difícil en países con una economía de base más tradicional, pero incluso en esos países su industria agrícola o extractiva necesita ese conocimiento para competir a cualquier nivel y para poder ofrecer soluciones a sus propios problemas”.
Otro factor esencial para fomentar este desarrollo es una financiación estable a lo largo de muchos años.
Y esto solo se consigue con voluntad política. “Brasil utiliza también
las regalías del petróleo como base de su sistema de financiación de
ciencia, pero, como sabemos bien, este no es un sistema estable y sí muy
frágil” dice Kuster. “Esta frágil estabilidad lleva a un problema mayor
que es el de no tener fondos que sustenten los planes, lo cual produce
la famosa fuga de cerebros. Con esto se derrumba toda la estructura del
plan”.
Hoy en día el país gasta gran parte
de sus recursos en la formación a nivel básico (máster y doctorados),
pero no hay suficiente financiación para que los científicos desarrollen
su carrera en el país, ni tampoco para crear nuevas infraestructuras, o
impulsar las existentes para continuar. Esta gente, que tiene las
ganas, el talento, el conocimiento y la red internacional de contactos,
tiene que irse a otro lado donde sí existan las herramientas para
hacerlo, ya sea en Estados Unidos, Europa, China, México o Brasil.
Este es un problema tan viejo como
Colciencias, pero que los políticos del país, de todas las épocas, no
han querido resolver trabajando en conjunto y pensando a largo plazo y
más allá de la gloria personal o de partido. Que esta ley haya obtenido el
respaldo unánime de todas las corrientes políticas, que uribistas,
petristas hayan estado de acuerdo en medio del lodazal que es la arena
política colombiana, es algo muy positivo. Pero también es verdad que
era muy difícil que alguno votara en contra de un tema como la
financiación de la ciencia.
Todo será mucho más creíble cuando voten de forma unánime por un plan estable a largo plazo. Estaremos pendientes a ver qué pasa. Hay poco tiempo, un año se pasa volando!
Fuente: Revista Semana
No hay comentarios.: