Todo colombiano proviene del mestizaje, algunos con unas trazas más marcadas que otros
¿Qué nos condiciona? ¿Qué
nos dicen la ancestría y una mirada a 500 años atrás? Lo que parecería una moda
al comprobar la frecuencia con la que grupos de diversos entornos comentan
sobre su ADN, el hallazgo de sus ancestros y de sus predisposiciones en salud
sin la intermediación médica, resulta de la mayor utilidad y un mundo
fascinante al que no pude resistirme. Una simple muestra de saliva y a las dos
semanas un resultado que nos abre el mundo para mirarnos por dentro, para
comprendernos, para saber la historia de dónde venimos y cómo estamos
conectados con cada pedazo de tierra del mundo.
Mujer
sostiene bandera de Colombia
Mi conclusión personal la obtuve por 23AndM, una de las
múltiples aplicaciones como otras investigaciones que realiza Nature, sin duda con
una confiabilidad muy alta. Identificación plena con una hermana en el 50% y un
primo tercero compartiendo 1.98 de ADN,
predisposiciones en salud coherentes con enfermedades familiares. Y mucho más.
Una primera aproximación a los resultados es la confirmación
de lo que se transmite en las historias que van de manera oral de generación en generación, a manera de
leyenda incluso para alimentar nuestra diferencia. Que ese color aceituna en la
piel y los ojos del padre y la piel
blanca de la madre, que ese temperamento medio indio, que esa manera de
trabajar que viene de aquí o allá. Después aparece el sentirse, y esto es lo
más apasionante, que somos ese pedacito resultante de la historia de la humanidad y la manera como se fue
poblando cada hemisferio y su legado
genético.
Sí, somos un poco de todo y como somos básicamente de todo,
también y muy especialmente las particularidades de ese todo son tan concretas
que nos hace profundamente distintos en medio de la igualdad.
De dónde venimos y cómo nos marca y define nuestra
personalidad y comportamiento en la sociedad es lo siguiente que vale la pena
averiguar. Los colombianos en
general salimos con un porcentaje no menor al 50 por ciento proveniente del
europeo del sur, con mayor porcentaje español, portugués y el del mediterráneo sin poderse identificar
aún con claridad las poblaciones puntuales, pero claramente se trata de lo que
esa zona geográfica significó por las rutas peninsulares. En mi caso particular
logré tener una ubicación genética
muy específica en Cerdeña, a donde llegaron de África y las entonces penínsulas
itálicas e ibéricas.
A
orgullo puro, mis resultados me confirman la carga genética que esperaba siendo
30 por ciento entre nativa americana y del africa subsahariana casi por mitades
entre ambos como quien dice india y negra. El resto es esa maravillosa combinación de poblaciones que desde 1700 se fueron
mezclando saliendo de África para unirse 90 años después con el primer nativo
americano, pasear los genes por italiana y hasta la zona escandinava y regresar
al África para encontrar a los británicos, quedarse luego en el sur de España
acoger algo de judío menor y quedarse en América para siempre.
El historiador Jorge Orlando
Melo explica cómo estos resultados confirman que no hay colombiano que no
provenga de una mujer indígena. Que los que llegaron a nuestras tierras, y
ahora en épocas de bicentenario bien vale recordarlo, fueron varones europeos.
Todo colombiano proviene del mestizaje.
Algunos con unas trazas más marcadas que otros. Explica Melo que lógicamente
quienes somos del Caribe o quienes vienen de Antioquia en el caso colombiano,
registramos a nuestros antepasados negros. Hubo allí más esclavitud, por ejemplo. El historiador advierte un mayor nivel de
mestizaje en el siglo XVII y la manera como nos fuimos blanqueando dos siglos
después.
El genetista Ignacio Zarante valida la importancia que estas empresas
ofrecen en lo que tiene que ver con la posibilidad de delinear lo ancestral, el
impacto de la carga genética, la comprobación de los heterogéneos que somos y para
los casos hispano y latinoamericano
con una conclusión muy importante: tenemos mayor número de variables que los
europeos, a mayor número de variables, mayor capacidad de sobrevivencia, mayor
poder. Ante un virus o cambio medioambiental,
alguno de nosotros o de nuestros hijos en las generaciones venideras
sobrevivirá.
Todos los análisis sobre el
comportamiento de la sociedad, su carácter violento o pacífico, tienen sin duda
una oportunidad en estos análisis, pero menores porque esos mismos resultados muestran
que somos mucho más resultado de nuestro entorno cultural, educativo, ambiental y por lo tanto no estamos ni debemos estar
condenados a la tragedia o a las guerras
ni a la corrupción. Si de algo hablan nuestros genes es de resistencia, de solidaridad, y el mío en particular,
muy nativo, me habla de fondos de dignidad y fortaleza y de formas aborígenes y
negras. De esos estudios bien vale la pena cada cual ir al fondo de sus
características y desde allí reconocerse frente a los otros.
En lo que tiene que ver con
otros marcadores como los de predisposición en salud, también resultan
insospechadas las oportunidades que ofrece conocer de las posibles enfermedades genéticas heredables, pero
en este punto, es clave reconocer la vulnerabilidad de los resultados por
razones varias. Lo que implica que cualquier información debe tener la
validación médica profesional.
Que nuestros comportamientos
dependen básicamente de la cultura sí, aunque sin duda de esa fuerza que se
transmite en cientos y cientos de años en que terminamos llegando a donde
estamos después de un mestizaje infinito.
Por:
@DianaCalderonF
@DianaCalderonF
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