El primer plan para conservar las serpientes de Colombia
Después de estudiar 300 especies, el Instituto Nacional de Salud, el
Ministerio de Ambiente y el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad
Nacional crearon una de las políticas públicas más desconocidas del país.
Todo lo que se
encuentra en el laboratorio 211 del Instituto de Ciencias Naturales
de la Universidad Nacional (ICN) tiene que ver con serpientes.
En los frascos que se apilan unos tras otros sobre las mesas, están suspendidos
en formol alrededor de 4.500 individuos de 200 especies;
los pocos cuadros que cuelgan en el lugar representan alguno de estos reptiles
e, incluso, las camisetas y pocillos de los investigadores que se encuentran
allí tienen alguna imagen relacionada con estos animales.
Que todo allí tenga
que ver con serpientes no es ninguna coincidencia, pues además de ser la más grande colección de estos animales que existe en
Colombia, en este laboratorio fue donde se desarrolló gran parte de
lo que es, tal vez, una de las políticas públicas más desconocidas del país, la
del “Programa Nacional Para la Conservación de las Serpientes
Presentes en Colombia”. Una iniciativa que, a pesar de ser publicada
oficialmente en el 2014, todavía sigue dando grandes frutos. El próximo 22 de mayo se hará una nueva socialización de sus
resultados.
El veneno: un potencial biomédico
Si hay algo que tienen claro estos
investigadores, es que quieren quitar el velo de que la principal fuente de
conocimiento de las serpientes venga de los reportes por mordedura. En cambio,
plantean la idea de que con la investigación de las mismas especies se “tenga
antes el antídoto que la mordedura”.
En promedio, explica
Ruiz, cada año se reportan 4.500 mordeduras por serpiente, de las cuales
30 terminan en muerte. “Esto no es un tema menor, porque el
Estado tiene la obligación de dar solución a estos accidentes, por esto parte
importante del programa fue el desarrollo de los “antivenenos”.
Lograr estos
antídotos, como todo en el mundo de la ciencia, requiere tiempo; colectar
serpientes, mantenerlas en cautiverio, crear un banco de veneno,
hacer las pruebas, producir el suero y, finalmente, lograr que este sea
aprobado por la autoridad encargada. Como resultado del Programa de
Conservación, Colombia logró producir el primer suero
antiofídico polivalente colombiano, ya aprobado por el Invima y el Ministerio
de Salud.
Hoy, nueve años
después desde que este equipo se sentó por primera vez, han sido muchos los
avances, pero también es mucho lo que falta. Por esto, de las cosas que a los
tres investigadores les gustaría lograr a futuro es que se creen un observatorio nacional de serpientes y un comité académico.
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