AGROBIOTECNOLOGÍA EN COLOMBIA: POTENCIAL ABUNDANTE, OPORTUNIDAD DESAPROVECHADA
Como país megadiverso, y de vocación agropecuaria, se debió privilegiar al campo como motor del desarrollo económico y social desde tiempo atrás y sigue siendo un imperativo encontrar estrategias que nos permitan mejorar la productividad de las áreas rurales, implementar sistemas que se dirijan a modelos de sostenibilidad alimentaria, generando alternativas económicas a los campesinos.
14 mayo, 2015
Colombia es
un país privilegiado por su biodiversidad. Es el primer país en diversidad de
aves y orquídeas, segundo en diversidad de plantas, anfibios, peces
dulce-acuícolas y mariposas, tercer país en diversidad de reptiles y palmas,
cuarto país en diversidad de mamíferos, y contando. Actualmente, se han
reportado en el Sistema de información sobre Biodiversidad Colombiana (SiB),
54.871 especies. Estas cifras son un estimativo grueso y no dan cuenta del
potencial de la biodiversidad del país, dado que son los datos registrados de
las investigaciones en la Infraestructura Mundial de Información sobre
Biodiversidad (GBIF), en donde para el caso de Colombia no se han considerado
la diversidad, por ejemplo de microorganismos.
La implementación
de herramientas tecnológicas como la biotecnología, definida por el Convenio
sobre la Diversidad Biológica como “Toda aplicación tecnológica que
utilice sistemas biológicos y organismos vivos o
sus derivados para la creación o modificación de productos o
procesos para usos específicos”, ha permitido a otros países llegar a
ser potencias agrícolas debido a sus avances tecnológicos. Es un ejemplo el
caso de Argentina, Brasil, y Paraguay que cuentan con una cantidad considerable
de personal calificado, invirtiendo fuertemente en formación de recurso humano
para la biotecnología, con respecto a otras regiones en América Latina. Esto
les ha permitido avanzar en una serie de industrias no solo en el sector
agrobiotecnológico, a través de las actividades de investigación y desarrollo
(I+D) y las alianzas con el sector privado. Según el Observatorio Colombiano de
Ciencia y Tecnología, para el 2013, solo el 2% de los grupos de investigación
se dedican a la biotecnología. Del 2003 al 2012, en biotecnología fueron
presentadas por residentes 42 patentes de las cuales fueron aceptadas 14 en la
misma área.
Para el caso del
sector agrícola, la agrobiotecnología ha logrado mejorar la calidad, producción
y rendimiento de los cultivos en varios países, ha contribuido en el desarrollo
de nuevas variedades que se ajustan a las necesidades del sector agropecuario y
ha permitido desarrollar políticas de producción basadas en la sostenibilidad y
sustentabilidad de los recursos biológicos y agroclimáticos existentes. Si bien
la comunidad internacional se debate entre los alimentos modificados
genéticamente y la preservación de especies nativas en el territorio, Colombia
no cuenta con las herramientas para defender su soberanía alimentaria en este
debate ya que son muy pocas las alternativas tecnológicas que son ofrecidas a
los productores agrícolas.
Observando
nuevamente el potencial investigativo del país, se evidencia que, según el Foro
de Biotecnología y Agroindustria, realizado el pasado 24 de abril en la
Universidad Externado de Colombia, tan solo se cuentan con 5 grupos de
investigación en el área de agrobiotecnología en todo el país, acompañados por
instituciones estatales como el ICA y Corpoica que trabajan en este tipo de
desarrollos. La investigación en agrobiotecnología, es un elemento fundamental
de desarrollo económico que significaría para el sector agrícola acceder a
material vegetal de mejor calidad, disminuir los ciclos de reproducción de las
plantas y aumentar la resistencia o tolerancia a factores climáticos.
Por otro lado, si
bien los grupos de investigación realizan esfuerzos por investigar nuestra
biodiversidad, la agrobiotecnología en el país presenta varios obstáculos, ya
que solo los recursos del Estado no alcanzarán para lograr sacar de los
laboratorios el conocimiento generado si no se dirigen todos los esfuerzos en
las alianzas Universidad-Empresa-Estado, y en constituir todas las redes
necesarias: Articuladores, anillo de innovación, clusters, bio-regiones, como
lo menciona Jaime Gutiérrez Fonseca, director de la empresa Biotecnología &
Bioingeniería CORE, una de las contadas spin off exitosas
colombianas, teniendo en cuenta que se requiere aproximadamente 10 años y
USD$500-800 millones para lograr un desarrollo biotecnológico para el sector
salud y 5 años y USD$25 millones para un desarrollo agrobiotecnológico.
La apuesta entonces
está en conformar una masa crítica de recurso humano que pueda construir el
sector biotecnológico colombiano como una herramienta multidisciplinaria y
transversal, que permitan contribuir a la solución de los problemas de nuestra
población. Nuestros científicos necesitan el apoyo interdisciplinario de
profesionales que los apoyen en el escalamiento de los productos
biotecnológicos que se generan en los laboratorios, la construcción de las
cadenas de producción y el apoyo jurídico que respalde estos productos,
generando así una alternativa de negocio sostenible.
Si bien la
problemática agrobiotecnológica es compleja, es imperativo un trabajo
articulado, para lo cual el primer paso es integrar a las nuevas generaciones
de profesionales en el área de administración, economía, ingeniería y derecho,
a incursionar en la producción de la ciencia, la tecnología y la innovación, y
a trabajar desde la universidad en solucionar las necesidades más apremiantes
de nuestro país, pensando en el aprovechamiento sostenible de nuestros recursos
a través de soluciones pertinentes para el contexto colombiano.
Isabel Duarte
Funcionaria de la
Secretaría Distrital de Desarrollo Económico de Bogotá.
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