El hombre que más sabe de aves en Colombia, el país con más especies del mundo
El
profesor Gary Stiles, curador de la colección biológica de pájaros más grande
de Colombia, es considerado un “rock star” de la ornitología.
La oficina de la Universidad Nacional donde trabaja el
profesor Stiles, cuando no está observando pájaros en el campo, da la sensación
de que estuviera congelada en el tiempo. Está llena de libros, sobre la mesa
hay una pipa que aromatiza el lugar y en su computador tiene abierto uno de los
documentos en los que está trabajando. Se trata de un “manuscrito monstruoso”
en el que busca recopilar los primeros 26 años de monitoreo de aves que ha
realizado la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO) en
las sabanas de la ciudad. “El monitoreo a más largo plazo de cualquier grupo de
vertebrados que se ha hecho en el país”, afirma.
Desde que aterrizó en
Colombia hace más de 20 años, a donde llegó en parte porque de aquí es su
esposa, Loreta Roselli, y en parte porque es un lugar donde hay
una cantidad de aves nuevas para estudiar, Stiles se ha convertido en un
testigo de la historia de la ciencia en el país. Junto a Loreta, que también es
ornitóloga, fundó la Asociación Colombiana de Ornitología,
creó la ABO y fue por doce años editor de la revista “Ornitología Colombiana”.
Ha luchado, cuando es
necesario, por lograr que en un país de “leguleyos”, las normas no terminen por
convertirse en un dolor de cabeza para los que hacen ciencia. Esto lo dice
refiriéndose al polémico decreto que sacó el Ministerio de Ambiente que
les exige a los investigadores pagar por hacer colecta
científica. “Es insensato cobrar por especímenes recolectados,
porque a pesar de remover a los individuos de la vida silvestre, las
colecciones científicas son la única forma de hacer algo para beneficiar las
especies a través del conocimiento que se adquiere”.
Bajo su cuidado, en
este momento, son alrededor 38.000 individuos los que
tiene el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la
Universidad Nacional, protegidos, organizados y apartados de la luz, en grandes
estantes de metal. El profesor Stiles, sin dudarlo mucho, sabe exactamente
dónde está guardada cada especie, por qué lugar de Colombia suele volar y si
está suficientemente representada en la colección. Colombia, se estima, tiene
1.889 especies de aves y todas parecen tener un espacio en el cerebro de un hombre
que las vigila desde que era niño. En especial el “Chlorostilbon olivaresi”, un
colibrí que habita en la Sierra de Chiribiquete y que Stiles describió y nombró
por primera vez en honor al padre Antonio Olivares. Un franciscano que, como
él, era un apasionado de las aves y fue curador de esta misma colección del
ICN.
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