ChocoGen y el genoma de los colombianos
En
Colombia hay cerca de 5 millones de afrocolombianos, el casi 11 por ciento del
total de la población, una mezcla única en el mundo donde confluyen genes
amerindios, africanos, europeos e incluso asiáticos, aunque tristemente han
tenido que soportar la desidia estatal en muchos aspectos, por fin nos estamos
dando cuenta que en su ADN están escondidos, en lo más profundo, grandes
misterios, sorpresas y posibilidades que finalmente pongan a este grupo humano
en el lugar que se merece. Podrían generar desde grandes investigaciones
científicas hasta nuevas curas para enfermedades y todo esto tiene una historia
detrás.
Los
chocoanos podrán tener el mismo color de piel de los negros de Puerto Rico o de
Estados Unidos, pero en su organismo son muy distintos. Esto se sabe gracias al
proyecto ChocoGen, que estudió el genoma de 100 individuos de este
departamento. Conocer esta información es crucial para tener un mapa de mejor
resolución sobre sus susceptibilidades a la salud y a la enfermedad. Aunque es
una muestra muy pequeña, se trata de una ventana desde la cual se ve la
importancia de la genómica en la medicina preventiva. “En un país como Colombia
esta información ayudaría a guiar la distribución de los recursos económicos de
acuerdo con esos perfiles genómicos de salud y enfermedad”, dice Augusto
Valderrama, docente de la Universidad Libre de Cali y profesor visitante de
GeorgiaTech, quien hace parte de este proyecto.
La
población estudiada tiene una marcada herencia africana, pero también un
trasfondo genético europeo y de nativo americano. “Esta mezcla los hace muy
diferentes a los afros de Estados Unidos y del Caribe”, dice el experto. Esto
indica que las investigaciones hechas con poblaciones afronorteamericanas no
necesariamente aplicarían a estos grupos y se necesitaría adelantar estudios
propios.
En uno de
los datos más relevantes, los chocoanos están más predispuestos a enfermarse de
malaria cerebral, la más letal de todas, pero lo curioso es que eso no se
refleja en los reportes de mortalidad. “Creemos que el subregistro se debe a
que los enfermos mueren antes de llegar al puesto de salud debido al difícil
acceso”, dice Valderrama. Pero ese riesgo genético elevado debería prender
alarmas y hacer estrategias de prevención más estrictas en esas zonas.
El grupo de los investigadores Augusto Valderrama y King Jordan en GeorgiaTech comparó el genoma de estos 100 individuos chocoanos con 60 de Medellín que habían estudiado anteriormente. En este análisis encontraron que el 75 por ciento de su ancestría viene de Europa, pero 18 por ciento es de nativos americanos y 8 por ciento de África. Al contrastarlos, notaron que la posibilidad de enfermarse de malaria e incluso de desarrollar la anemia secundaria era la misma para ambos pero la probabilidad de la cerebral “era mayor en el Chocó”. En contraste, la gente de Medellín tiene un riesgo mayor de diabetes tipo I.
Este es
apenas un ejemplo de las posibilidades de estudiar los genomas colombianos en
las regiones del país. No solo se aplicarían en los riesgos de enfermedades
sino también en el metabolismo de ciertas drogas. Valderrama y su grupo
analizaron los marcadores genéticos asociados a la respuesta al anticoagulante
Warfarina en los dos grupos. La dosis debe ser exacta porque una mayor a la
indicada ocasiona hemorragias y una menor tendría menor efectividad.
“Observamos que las poblaciones de Chocó y Medellín son diametralmente
diferentes con respecto a estas características”, dice. Al conocer la
distribución de estos marcadores genéticos se puede establecer cuál de las dos
poblaciones necesita con mayor urgencia las pruebas que determinan la forma de
empezar la terapia. Este es solo un ejemplo de cómo el conocimiento del genoma
de las poblaciones puede afectar positivamente los planes y decisiones a nivel
de salud pública.
De esta
forma el estudio de los genomas colombianos ayudará a hacer más precisa la
medicina, porque “al saber las diferencias entre las etnias se encuentran las
acciones y medicamentos correctos para cada grupo”, aclara. En Colombia estos
estudios genéticos se han hecho de forma dispersa pero es necesario juntar esos
esfuerzos para tener un mapa completo. Para lograrlo se requiere decodificar
cientos de perfiles, ya sea por regiones o por departamentos. El resultado
impactaría desde cáncer hasta reumatología e incluso el desempeño deportivo.
“Se podría identificar a aquellos individuos con una dotación genética para
altos logros deportivos y prepararlos desde pequeños”. Ser colombiano tiene una
connotación especial por ese mestizaje genómico que implicó el intercambio hace
ya 500 años, y que supuso un canje de especies vegetales, animales,
microorganismos, pero también de humanos.
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