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A desalinizar echando mano de la energía solar


La escasez de agua potable es uno de los problemas que enfrentan algunas zonas rurales del país.

Departamentos como Amazonas, Bolívar, Casanare y Cauca, entre otros, presentan un porcentaje superior al 5 por ciento en el Índice de Riesgo de la Calidad del Agua para Consumo Humano. Foto:  Luis Lizarazo
La escasez de agua potable es uno de los problemas más serios que enfrentan los habitantes de algunas zonas rurales del país.

Este hecho es coherente con la visión de la Unesco al 2020, que estableció la falta de agua como uno de los más graves motivos de conflicto para la población mundial. Tampoco desentona con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al 2030; es más, el número 6 busca dar respuesta a esta carencia, con el ánimo de garantizar la disponibilidad de agua limpia y su gestión sostenible.
De acuerdo con la Superservicios, en el 2016 departamentos como Amazonas, Bolívar, Casanare, Cauca, Chocó, Guainía, La Guajira, Magdalena, Nariño, Putumayo, Sucre, Vaupés y Vichada mostraban un porcentaje superior al 5 por ciento en el Índice de Riesgo de la Calidad del Agua para Consumo Humano (IRCA); este nivel constituye el límite máximo para considerar el recurso apto para ser consumido por la gente.
Claramente se ve que una parte importante de la zona costera del país no tiene una buena disponibilidad de agua potable, con los efectos negativos que esto trae a la salud pública, al bienestar familiar y al desarrollo socioeconómico.

Una de las alternativas que ha tomado fuerza para subsanar esta problemática son las plantas desalinizadoras ecoeficientes, es decir, sistemas que además de potabilizar el agua de mar, logrando las condiciones mínimas para su consumo en términos físicos, químicos, microbianos y organolépticos, funcionan con energía solar, lo que evita el uso de derivados del petróleo.

Ósmosis inversa, destilación, congelación, evaporación relámpago, son algunos de los métodos tradicionales para desalinizar el agua de mar; sin embargo, son de alto costo, emiten CO2 y demandan un alto consumo de energía.

La clave de estos sistemas ecoeficientes es echar mano de la energía solar para mantener un ciclo natural de evaporación y condensación, ayudado con flujos de aire caliente.

Sería ideal que se desarrollaran estos prototipos innovadores y creativos en Colombia, dado que buena parte de las zonas rurales con limitaciones de agua potable carecen de red eléctrica, pero sí cuentan con una alta irradiación solar, gracias a nuestra ubicación ecuatorial.

Si estos diseños incorporaran la herencia cultural de las regiones, podrían también constituirse en un modelo de generación de riqueza e insertarse en la llamada economía naranja.

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