Carne y clima ¿una pareja irreconciliable?, Colombia
La ganadería intensiva industrial tiene importantes efectos sociales y medioambientales.
FOTO JULIO HERRERA
Hoy la carne es cuestionada de nuevo, no por sus posibles efectos cancerígenos como sugirió la Organización Mundial de la Salud, sino por los sucesivos estudios que recalcan el daño que hace su producción al planeta.
Es más: desde el 11 de Junio se celebra en varias partes, en especial en países europeos, la semana sin carne.
La última investigación, publicada este mes en la revista Science, sugiere que dejar de consumir leche y carne es la mejor manera para reducir el impacto sobre el planeta. Si eso se lograra, el territorio usado en la actividad pecuaria se reduciría 75 %.
Pero ¿no es algo exagerado pedir que se dejen de consumir esos productos en un mundo donde gran parte de la humanidad tiene hambre?
El análisis revela que la leche y la carne solo proporcionan 18 % de las calorías y 37 % de las proteínas, pero usa el 83 % de las tierras agropecuarias y produce 60 % de las emisiones de gases de invernadero del sector.
La ganadería responde por el 14,5 % de todas las emisiones globales de los gases de efecto invernadero, más que todo el sector del transporte junto.
Así, un índice lanzado el mes pasado, el de productores de proteína, que estudió los 60 productores mundiales más grandes de carne y peces, concluyó que el sector está poniendo en peligro el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París para reducir las emisiones y controlar el calentamiento global.
La ineficiencia tiene que ver en el asunto. El estudio en Science, de Joseph Poore, de la Universidad de Oxford, y Thomas Nemecek del Instituto Agroscope en Suiza, mostró que producir cierta carne usa 50 veces más tierra y emite 12 veces más dióxido de carbono que la producción que tiene un buen manejo ambiental.
Esa situación se da también en distintos cultivos: una taza de café puede provenir de un cultivo con mucho menos impacto ambiental que otro.
Para los investigadores, reducir el impacto de la ganadería sería menos efectivo que eliminar el consumo, pues incluso la de menor incidencia ambiental crea 6 veces más emisiones y usa 36 veces más tierra: un litro de leche de vaca necesita el doble de tierra y genera casi el doble de emisiones que producir un litro de leche de soya.
En la producción de 100 gramos de carne se emiten 105 kilos de gases de acuerdo con el estudio en Science.
39 % de las emisiones de gases del ganado provienen de su exclusivo proceso digestivo, que libera metano.
La situación nacional
El problema es global. En Colombia, de acuerdo con los datos del Censo Nacional Agropecuario, se usan cerca de 35 millones de hectáreas en ganadería, cuando solo 8 millones tienen esa vocación. En Antioquia, por ejemplo, se destinan 1,5 millones de hectáreas a la actividad.
En el país, el sector agropecuario es el segundo que más genera gases de efecto invernadero, después del forestal, con un 26 %, según una publicación del Ideam. De hecho, la conversión de bosques a pastizales y la ganadería extensiva son dos de los principales factores de la creciente pérdida de selva en la región amazónica y otras áreas, como la Serranía de La Macarena.
Cálculos del profesor Carlos Suescún de la Universidad Nacional, según un boletín de prensa de 2016, indican que si se hiciera un promedio, cada vaca tendría 1,2 hectáreas para pastar, pero como no es uniforme, hay zonas donde dispondría de 3,5 hectáreas.
Es decir, una res tiene más tierra que la mayoría de campesinos.
El hato ganadero colombiano es de más de 22 millones de cabezas vacunas.
Selvas versus pastos
El ganado levantado en suelo deforestado resulta en 12 veces más emisiones de gases y utiliza 50 veces más extensión de tierra que el que se levanta en pastos naturales.
Para Poore, el impacto se puede reducir mucho cambiando la forma como se produce y lo que se consume, aunque para él lo mejor es una dieta sin productos pecuarios, porque se incidiría no solo en los gases de invernadero sino en la acidificación de los suelos, la eutrificación (acumulación de residuos orgánicos), en el uso de la tierra y en el del agua.
Cerca del 61 % de las emisiones de la cadena alimentaria están relacionadas con las actividades en las granjas, porcentaje que crece cuando se suma la deforestación, que en su mayoría se produce para abrirle espacio al pastoreo.
Un mundo sin carne
Otro artículo científico en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences analizó el caso estadounidense y concluyó que si todos fueran veganos se liberaría tanta tierra como para alimentar 350 millones de personas.
Estudios como el de Tilma y Clark publicado en la revista Nature en 2014, sugieren que una reducción sustancial, del 75 %, en el consumo de carne y leche reduciría un tercio las emisiones del sector.
Eliminar la ingestión de carne un solo día a la semana significaría dejar de emitir 1,3 gigatoneladas de CO2, equivalente a sacar de circulación 273 millones de autos, de acuerdo con un informe de Brent Kim y colegas, del Centro para un Futuro Habitable, de la Universidad John Hopkins.
Carne y cambio climático, una relación directa sin soluciones a la vista.
EN DEFINITIVA
El sector ganadero genera más gases de efecto invernadero medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2), que otros sectores contaminantes como el del transporte.FUENTE: EL COLOMBIANO
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