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Red sismológica de la U.N. busca evaluar la probabilidad de un terremoto

Pese a ser tantas y tan disímiles las variables de medición para llegar a predecir un evento telúrico, sí se podrían llevar a cabo algunos pronósticos sobre la ocurrencia de sismos en determinadas áreas.

La ubicación de gran parte del casco urbano de Bogotá sobre los suelos arcillosos hace que la magnitud de las ondas sismicas se amplifique. Foto: Ricardo González - Unimedios

“Aunque en el campo eléctrico no hemos encontrado tantas anomalías, en el campo magnético sí se reportan numerosas variaciones previas a la ocurrencia de un sismo”, subraya el investigador Juan Manuel Solano, codirector del Laboratorio de la Red Sismológica de la Sabana de Bogotá, ubicada en el Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.). 
Uno de los principales objetivos a largo plazo de la Red es predecir la ocurrencia de un sismo en el lapso de días o semanas. 

La Red, conformada por nueve estaciones ubicadas en municipios como Tunja, Zipaquirá, Cusiana, Barranca de Upía y Usme, transmiten información en tiempo real a partir de tres tipos de señales detectadas por sensores especiales sobre el sentido de los movimientos telúricos (norte-sur, este-oeste y vertical), en procura de determinar su origen con la mayor precisión posible. 

“También cuenta con estaciones en los cuatro puntos cardinales, como Chicoral (Tolima) y San Juan de Río Seco (Cundinamarca), además de una estación de prueba ubicada en el Observatorio Astronómico Nacional (OAN)”, precisa Solano, jefe del Laboratorio de Instrumentación Geofísica.

Además de información sísmica, las estaciones también están en capacidad de determinar en tiempo real variaciones en los campos magnético y terrestre, para dar mayor precisión a los registros, los cuales se trasmiten por vía telefónica a la sede de la Red. 
“Cada vez que se registra un evento sísmico la Red nos permite determinar su magnitud, generar tomografías y encontrar anomalías del subsuelo”, explica el ingeniero electrónico y magíster en Geofísica de la U.N., para quien las variaciones en los campos magnético y eléctrico permiten precisar qué aspecto presenta el subsuelo debajo de la zona en la que se ha reportado el evento. 
Los electrodos de sulfato de cobre permiten obtener la información proporcionada por la onda sísmica y por tal razón se ubican en posiciones norte-sur y este-oeste, con el fin de determinar posibles anomalías previas a la ocurrencia de un evento sísmico. 
“Gracias a estos datos elaboramos una serie de modelos con el fin de contar con información más rápida respecto al sismo y sus principales características”, explica el profesor Luis Hernán Ochoa, del Departamento de Geología de la U.N. y codirector de la Red. 

Bogotá, con riesgo moderado 

La microzonificación sísmica de una ciudad como Bogotá indica que las zonas en las que se podrá registrar con mayor intensidad un movimiento sísmico son aquellas que se encuentran hacia el centro de la Sabana, mientras que hacia los cerros Orientales tenderá a disminuir. 

La razón es que mientras los cerros que circundan la Sabana son zonas rocosas donde la velocidad y amplitud de las ondas sísmicas se reduce, los suelos arcillosos de la Sabana las amplifican. 

No obstante a que históricamente se han reportado eventos catastróficos como el ocurrido en 1917, con magnitud de 6,5 en la escala de Richter, el hecho de que se hubiera implementando una serie de normas encaminadas a que las nuevas edificaciones se construyan según las normas de sismorresistencia, junto con su ubicación geográfica, permiten descartar que se presenten terremotos como los que suelen ocurrir en Japón. 
“Bogotá tiene probabilidades de presentar magnitudes de rango medio a medio-alto, las cuales podrían determinar el colapso de aquellas construcciones mal hechas”, observa el profesor Ochoa, para quien las edificaciones construidas a partir de una casa lote, a la que se le fueron agregando nuevas placas sin ningún estudio técnico estarían en gran riesgo. 
Hasta el momento el proyecto de la Red Sismológica de la Sabana de Bogotá ha sido financiado con recursos de Colciencias, y se espera que en un futuro no solo se pueda ampliar la cantidad de estaciones, sino introducir más sensores con el fin de medir otras variables como las de carácter térmico y gas natural, que optimizarían el proceso. 

En relación con los recientes eventos sísmicos que se han registrado en el centro del país, el profesor Ochoa explica que se trata de fenómenos naturales comunes de reactivación de ciertos procesos electrónicos que generan estos enjambres, los cuales suelen ser periódicos, aunque también estarían relacionados con actividad del complejo volcánico del Nevado del Huila, lo que todavía no resulta claro, dado que se trata de eventos tectónicos más que volcánicos. 

Como la Red de la U.N. es limitada, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) vigila de cerca esta situación para evaluar si se dan cambios en el régimen que indiquen alguna actividad diferente en relación con el volcán.


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