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Ciencia para prevenir desastres naturales

Para hacer frente a los desastres naturales, es necesario aplicar conocimientos científicos. En este ámbito Colombia tiene bastantes fortalezas.



Mocoa Manizales sufrieron recientemente tragedias que, para muchos, estaban anunciadas, pero no se hizo nada para evitarlas. Si bien estas afirmaciones pueden tener parte de razón, desconocen los importantes avances científicos que ha hecho el país no solo para responder a este tipo de desastres sino para saber que se podían presentar y prevenirlos.

Investigadores de entidades y universidades consultados por SEMANA concuerdan en que, si no fuera por el conocimiento adquirido en los últimos 30 años, el número de muertos y damnificados hubiera sido mayor. Esto, porque de acuerdo con el informe ‘Aplicación de la ciencia para la reducción del riesgo de desastres’, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, la ciencia en Colombia desempeña un papel protagónico en prevenir este tipo de eventos al tener la infraestructura y la información para generar alertas tempranas e identificar zonas de riesgo. Para esto, también se han creado nuevas tecnologías.


Colombia es ejemplo en la región. Quienes criticaron a la administración de Manizales por deslizamientos recientes no consideraron que la ciudad cuenta con un sistema, desarrollado en los últimos 30 años, mediante el cual 48 estaciones hidrometeorológicas recogen en tiempo real datos indispensables para generar alertas tempranas. En este sentido Manizales es un ejemplo para el resto del país, además, porque en los últimos tres años la ciudad ha ejecutado 9.000 millones de pesos en producir conocimiento científico necesario, con el fin de mitigar el riesgo de ellos. Prevenir las consecuencias de los desastres naturales es una tarea compleja, que comprende producir conocimiento altamente especializado para evaluar las amenazas naturales, detectar las vulnerabilidades y evaluar los riesgos de una región, además de un trabajo multidisciplinario.

“Para elaborar, por ejemplo, un mapa de riesgo de una región, necesitamos de un equipo de geólogos, hidrólogos, ingenieros, entre otros, para describir completamente la zona y así determinar el nivel de amenaza o peligro. Pero la cuestión no para allí; a la hora de determinar la vulnerabilidad y el riesgo requerimos de economistas o matemáticos expertos en probabilidades, y como estos estudios se hacen en regiones pobladas, entonces, necesitamos de sociólogos, antropólogos, trabajadores sociales para determinar cómo la acción humana  puede aumentar o reducir esos riesgos”, explica el ingeniero civil y profesor de la Universidad Nacional de la sede de Manizales Omar Darío Cardona.

Por otro lado, para producir este tipo de conocimiento científico es necesario recopilar miles de datos a lo largo de muchos años. A raíz de la tragedia de Armero, el país vio la necesidad de fortalecer los sistemas de información y las instituciones técnicas del Estado. Pero, como expresa Cardona, “no hemos avanzado a la velocidad que queremos, si bien podemos decir que en el país las instituciones técnicas públicas tienen en su nómina científicos preparados que cuentan con un gran volumen de datos recopilados por décadas”.


Al respecto, Manizales vuelve a dar ejemplo. Allí el Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional de Colombia y la Corporación Autónoma Regional de Caldas diseñaron el Centro de Monitoreo para la Gestión del Riesgo y de Indicadores Ambientales de Caldas. Se trata de una ciberbodega que aloja más de 25 millones de datos recolectados por las redes de estaciones sísmicas, meteorológicas, hidrometeorológicas y de calidad del aire. En el ámbito nacional también se destaca el Ideam, con su sistema de pronósticos y alertas las 24 horas del día, los 365 días del año, que emite 6 documentos al día. Además esta institución cuenta con registros hidrometeorológicos desde hace 70 años que, en palabras de Omar Franco Torres, su director, “constituyen un patrimonio nacional de gran utilidad para todos los emprendimientos institucionales y sectoriales, pues son un insumo básico para la toma de decisiones de planeación, ordenamiento del territorio”. A su vez, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) hace un año realizó un mapa de amenazas por movimientos de masas, y ha aportado información muy valiosa de los volcanes desde hace ya tres décadas.

Ahora el país tiene el reto de fortalecer el diálogo entre científicos y gobernantes locales y regionales, para que todo ese conocimiento para prevenir desastres mejore el bienestar de los colombianos.

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