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Las mujeres siguen luchando por ser más en la ciencia

Repaso de la situación de las científicas colombianas, a propósito del mes de la mujer.


En el país hay 13.001 investigadores reconocidos, de los cuales 8.143 son hombres y solo 4.858 (el 38 por ciento) son mujeres.

El 8 de marzo pasado, mientras el mundo celebraba el Día Internacional de la Mujer, la científica Yuly Sánchez vivía una de esas casualidades que, más que producto del azar, parecen el resultado del más preciso de los planes. Ese día, Sánchez, de 44 años, recibía a su primogénita, una pequeña de 6 meses a quien acababa de adoptar, tras un proceso que duró más de dos años.

Pese a su evidente felicidad, ella, licenciada en física de la Universidad Pedagógica con una maestría en Ciencias Físicas de la Universidad de los Andes y un doctorado de la Javeriana, sabía que a partir de ese día debía empezar a asumir un reto que podría poner en riesgo su carrera como investigadora.


“A los hombres les molesta que las mujeres tengamos hijos y salgamos a licencia de maternidad porque, sin duda, es un tiempo de baja productividad científica y en el que muchas cosas se desacomodan. Y eso que en Colombia la maternidad es corta. Hay quienes, incluso, creen que la licencia es un período en el que las mujeres nos recuperamos, como si el embarazo fuera una enfermedad que dura nueve meses. Lo que ellos no saben es que estos tres meses son una medida de protección para el niño, no un premio para la madre”, asegura Sánchez.

Días antes de recibir a su hija, la investigadora tuvo que aguantar toda clase de comentarios de sus colegas hombres, quienes la cuestionaban por tener que dejar en pausa sus investigaciones para atender a su hija. “Me preguntaban, incluso, que si por ser mi hija adoptada también tenía derecho a la licencia”, asevera.

Una situación similar vivió Yohana María Velasco, médica veterinaria de la Universidad Nacional, con una maestría en Acuicultura de la Universidad de Plymouth (Inglaterra) y un doctorado en Biología de la Universidad del Sur de Dinamarca, quien, además, ha estado entre los 500 investigadores más citados en Colombia.

Velasco es madre de dos hijos, un niño de 3 años y otra de 4 meses. Fue precisamente cuando quedó embarazada de la segunda que tuvo que enfrentar una circunstancia que aún hoy le parece inaudita: “Le pedí a Colciencias que me dejara suspender mi proyecto de investigación durante los tres meses de la licencia de maternidad, el cual retomaría después. Su respuesta fue negativa, por lo que me tocó conseguir a alguien, con un perfil distinto al mío, para que continuara con la investigación”, afirma.

Desafortunadamente, las historias de Sánchez y Velasco no son excepcionales en el ámbito científico. Los prejuicios frente a la maternidad, producto de la falta de empatía desde los colegas hombres son solo uno de los obstáculos contra los cuales ellas deben luchar para llevar a cabo una carrera exitosa en un entorno en el que la primera dificultad la impone el hecho de ser minoría, pues la ciencia en Colombia, como ha ocurrido a lo largo de la historia en todo el mundo, ha estado dominada numéricamente por los hombres.

Así lo demuestran claramente las cifras de organismos como el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT), y de Colciencias, según las cuales, en total, en el país hay 13.001 investigadores reconocidos, de los cuales 8.143, es decir, el 62 por ciento, son hombres y solo 4.858 (el 38 por ciento) son mujeres.

Además, las mujeres se ven sobrepasadas considerablemente en la clasificación de investigadores sénior, los de más alto nivel. En este grupo, en Colombia, ellas son solo 456 frente a los 1.251 hombres. Una proporción igual se refleja al examinar el número de mujeres y hombres que lideran grupos de investigación en el país. En total, de los 5.207 grupos reconocidos en la convocatoria 781 del 2017 de Colciencias, 1.794 grupos están liderados por 1.783 mujeres, mientras que 3.413 grupos –prácticamente el doble– están liderados por 3.371 hombres (cabe aclarar que, en ambos casos,  un investigador puede liderar más de un grupo, de ahí que haya menos líderes que grupos de investigación).

“En términos generales se trata de una situación que no es exclusiva de Colombia, sino que ocurre en cualquier parte del mundo. En los congresos internacionales a los que hemos asistido nos hemos dado cuenta de que en casi todos los países existen los mismos porcentajes de participación de mujeres en la ciencia”, asegura Ángela Camacho, directora de la Red Colombiana de Mujeres Científicas.

De acuerdo con Camacho, los problemas de los que más se quejan las mujeres, especialmente las jóvenes, y que en últimas son las razones por las cuales su acceso al estudio de disciplinas científicas se ve reducido, tienen que ver con el hecho de tener que hacer doble trabajo: por un lado, rendir profesionalmente y, por el otro, como Sánchez y Velasco, tener que hacerse cargo de los hijos y de los cuidados del hogar, porque, según ella, en la mayoría de los casos los hombres no aportan a esta responsabilidad. “A esto se suma –continúa Camacho– otro grave problema, y es que en el campo científico las mujeres ganan, en promedio, un 20 por ciento menos que los hombres”.

Por su parte, Clara Pardo, directora del OCyT, considera que la baja participación de las mujeres en la ciencia responde a motivos que tienen su origen en la infancia: “Todavía pasa que las niñas tienen miedo de estudiar las disciplinas Stem (sigla en inglés para ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y, en muchas ocasiones, esto ocurre porque los adultos les dicen que estas carreras no son para ellas”.

Así quedó demostrado en la última encuesta de percepción en ciencia y tecnología llevada a cabo por el Observatorio, en 2014. Según la consulta, que les preguntó a 7.000 personas, los padres prefieren que sus hijos hombres estudien carreras Stem y que sus hijas se decanten por temas más sociales.

Según Pardo, lo anterior se ve reflejado en otros de los resultados que arrojó la misma encuesta, en los que se aprecia que hay, prácticamente, paridad de género en el estudio de ciencias médicas, pues en Colombia, para 2015 había 739 hombres y 767 mujeres investigando en estas áreas. Algo similar ocurre en las humanidades; en estas, la diferencia tampoco resulta significativa: 1.875 hombres por 1.375 mujeres.

"Hay que generar planes concretos para aumentar el número de mujeres que se dedican a la ciencias duras y a la ingeniería,  lo cual aportará mucho al desarrollo del país"


Sin embargo, cuando se examinan los números en ingeniería, las cifras son preocupantes. Por los 1.023 hombres en esta área había solo 330 mujeres. “Esto lo que nos dice es que hay que generar planes concretos para aumentar el número de mujeres que se dedican a la ciencias duras y a la ingeniería, lo cual aportará significativamente al desarrollo del país”, expresa Pardo.

Y continúa: “Para eso necesitamos trabajar con las niñas de secundaria y bachillerato, para que no les dé miedo, para que sepan que sí se puede. Y esta responsabilidad recae tanto sobre los padres como en los educadores, quienes deben ser capaces de enseñar las ciencias de forma cada vez menos asustadora y más innovadora”.

Para la directora del OCyT también se necesitan mejores políticas de Estado, “que entiendan la situación de las mujeres, y que sus problemas son distintos”. Estas políticas deben contemplar estímulos para que ellas encuentren alternativas como crear empresa propia. “Es importante que conozcamos las labores de las diferentes científicas colombianas y que, poco a poco, empecemos a tener más referentes de científicas nacionales”.


FUENTE: EL TIEMPO



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