Así luce el panorama para los transgénicos en Colombia en este 2017
Aunque su proceso de adaptación no ha sido tan rápido como muchos quisieran y otros esperan, el maíz y el algodón siguen ganando espacio en los cultivos de Colombia. Averiguamos las expectativas del sector y aquí se las contamos.
Aunque existen muchas personas que todavía ven a los cultivos genéticamente modificados con escepticismo e incluso algo de temor, lo cierto es que la misma Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, reconoce abiertamente que llegaron para quedarse.
Según la página de dicha organización la superficie agrícola total dedicada a cultivos modificados genéticamente es de alrededor de 44,2 millones de hectáreas, mientras que hace apenas 3 años eran solo 11.
“Alrededor del 75 % de esta superficie está en los países industrializados. La mayor parte de estos cultivos se concentran en 4 productos: soya, maíz, algodón y canola. Alrededor del 16 % del total de la superficie dedicada a estos cultivos está produciendo variedades modificadas genéticamente, con dos características predominantes: la resistencia a los insectos y la tolerancia a los herbicidas”, reseña el portal.
Agrega que de igual manera, hay superficies reducidas en las que se producen patatas y papayas, productos a los que se les han añadido genes para demorar su maduración y resistir a los virus.
En nuestro país se han venido dando avances importantes en esta materia y aunque en algunos casos los resultados no son tan rápidos como los productores quisieran, lo cierto es que el producto final es de calidad y lo más importante: competitivo.
De acuerdo con información suministrada a este portal por la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola, Agro Bio, en Colombia durante 2016 aumentaron las hectáreas sembradas de maíz gracias a la iniciativa del Gobierno del Plan Colombia Siembra.
“Más agricultores ven al maíz transgénico como una opción con valor agregado para proteger sus cosechas y obtener mejores rendimientos. Se espera que para 2017 su adopción siga aumentando por parte de los agricultores colombianos, quienes han manifestado que esta tecnología les representa mayor rentabilidad”, señalaron desde la Asociación.
Desde Agro Bio señalaron también que según un estudio realizado por la empresa de consultoría brasileña, Céleres, se evidenció que el margen que obtienen aquellos que se han inclinado por esta opción es superior en lo operacional en un 33 % con el maíz transgénico y un retorno promedio de $3,90 por cada dólar invertido.
Sin embargo, el panorama del otro cultivo importante que tiene el país, el algodón, no es tan favorable, esto a pesar de los buenos niveles de productividad, que es inclusive superior al promedio mundial.
Colombia se distingue desde hace un tiempo por tener una gran mayoría de cultivos de algodón transgénicos y los resultados y la calidad obtenida cumplía con los más altos estándares; de hecho, el producto goza de un gran reconocimiento en los mercados internos y externos.
El problema radica en que por cuenta de la finalización de los beneficios del Conpes de 2005 y del precio mínimo de garantía con el que contaban los productores su producción se redujo sensiblemente en el país.
La situación ha afectado a todos los productores, tanto a aquellos que se dedicaban al algodón convencional como al genéticamente modificado, sin que hasta el momento se conozcan acciones o decisiones que permitan pensar en revertir dicho panorama.
Lo cierto es que este 2017 puede ser un buen año para el cultivo de los transgénicos y se espera que al finalizar el año sea un número mucho mayor de personas el que se dedique a esta alternativa.
Es importante tener siempre presente lo que señala la FAO: “La creación de cultivos transgénicos requiere enormes inversiones, y la necesidad de obtener a cambio muy voluminosos ingresos”.
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