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Colombia se derrite

Solo quedan 6 de los 19 nevados que existían en Colombia en el siglo XIX. El área glaciar pasó de 348 kilómetros cuadrados en 1850 a 36,6 en 2018. Algunos expertos consideran posible revertir el deshielo de los nevados, pero otros aseguran que ya nada se puede hacer. Proponen crear una ley de glaciares.

Pared oriental del pico Ritacuba Blanco en la Sierra Nevada de El Cocuy. Foto: César David Martínez/ www.cesardavid.com

En la guerra que libra el mundo contra el deshielo ya hay un perdedor: Colombia. La desaparición de los glaciares parece inminente, y de los seis nevados que todavía existen en el país solo quedaría el recuerdo.

En menos de diez años desaparecerá la nieve en el volcán nevado de Santa Isabel, que marca la frontera entre los departamentos de Risaralda, Tolima y Caldas. Así lo estiman los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). De los 27,8 kilómetros cuadrados que lo conformaban en 1850, solo sobreviven 0,63, distribuidos en ocho pequeños pedazos de hielo cenizo y nieve que poco a poco se derriten. ‘Poleka kasue‘, como lo llamaban los indígenas quimbayas y que significa doncella de la montaña o princesa de las nieves, se extingue lentamente. 

Factores como el calentamiento global, la reducción de las precipitaciones de nieve, la ceniza y las pequeñas piedras que arrojan volcanes en erupción cercanos como el nevado del Ruiz están condenando a morir a este glaciar, cuyo pico más alto se ubica en la cumbre central, a 4.968 metros sobre el nivel del mar.

“Los glaciares más altos son menos vulnerables, es decir, resisten más al cambio climático. Aquellos cuyas cumbres están a más de 5.000 metros, como El Cocuy, la Sierra Nevada de Santa Marta y el nevado del Ruiz, pueden durar unas décadas más que los que están por debajo de esa cota. Sin embargo, podemos decir con certeza que para la segunda mitad de este siglo, la gran mayoría podrían estar extintos”, afirmó Jorge Luis Ceballos, subdirector de ecosistemas del Ideam.

El Santa Isabel también es importante porque en el sector Conejeras funciona la estación climatológica más alta del país, instalada por la organización suiza Servicio Mundial de Monitoreo Glaciar (World Glacier Monitoring Service-WGMS), que decidió incluir en su inventario a este nevado en 2009. Adicionalmente, el agua que se desprende como consecuencia de su deshielo baja por el flanco occidental hacia los municipios de Villamaría (Caldas), Santa Rosa de Cabal y Pereira (Risaralda), a través de los ríos Claro, Otún y Campoalegre, tributarios del río Cauca; mientras que por el costado oriental alimenta los ríos Totarito, Azul y Mozul, que pasan por los municipios de Murillo y Santa Isabel (Tolima), pertenecientes a la cuenca del río Magdalena.

HISTORIA

“Documentos históricos dan cuenta de que en el siglo XIX en Colombia había 19 nevados; de estos, 8 se extinguieron en el siglo pasado (entre 1901 y 2000). Se trata del Galeras, Quindío, El Cisne, Puracé, Pan de Azúcar, Sotará, Cumbal y Chiles”, afirmó.

El nevado del Puracé, en el departamento del Cauca, perdió primero la guerra contra el calentamiento global y el aumento de las temperaturas. Los indígenas kokonukos afirman que a Jucas, el dueño de la nieve y del granizo, lo ahuyentaron el hacha y el avance colonizador de los blancos, y por eso ese glaciar desapareció sobre los años cuarenta del siglo XX. Pasó entonces a convertirse en el volcán Puracé, que en lengua quechua significa "montaña de fuego". Ahora es el principal atractivo del parque nacional natural que lleva el mismo nombre, declarado por la Unesco como reserva de la biosfera en 1979. Con una altura de 4.646 metros sobre el nivel del mar, es uno de los volcanes más activos del país. Forma parte, además, de la serranía volcánica de los Coconucos, conformada por nueve volcanes más. El nevado, en su momento, alcanzó a tener un área de 3,5 kilómetros cuadrados.

Por su parte, el volcán nevado El Cumbal, situado en el departamento de Nariño, ha sido el último en extinguirse. La vida del Gigante de las Montañas del Sur o el Techo Andino de Nariño, como lo denominan los habitantes de esa región, se apagó en 1985. Su área de 2,3 kilómetros cuadrados se extendía sobre una altura de 4.790 metros.

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