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Cebadores siguen la pista a peces migratorios

A partir del diseño de novedosas herramientas que utilizan información genética ha sido posible profundizar en el conocimiento del bocachico, el pataló, el bagre y otras 10 especies de peces que habitan el río Cauca. Su desarrollo es un aporte al estudio de la diversidad genética de los peces de agua dulce en el país

Para la ciencia nacional investigar la diversidad genética de peces migratorios de agua dulce resultaba una tarea titánica porque en Colombia no existían herramientas para el estudio de estas especies.

Ahora es posible obtener esta información gracias al trabajo adelantado por cuatro estudiantes de posgrado dirigidos por la profesora Edna Judith Márquez Fernández, de la Escuela de Biociencias de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín.

Para amplificar regiones del ADN, los pupilos de la docente desarrollaron secuencias específicas denominadas “cebadores”, las cuales permiten observar las variaciones genéticas en las poblaciones de peces de las cuencas media y baja, como por ejemplo desde Tarazá hasta la desembocadura del río Cauca en el Magdalena.

El método analiza concretamente la diversidad genética en 13 especies de peces migratorios: jetudo o pataló (Ichthyoelephas longirostris), bocachico (Prochilodus magdalenae), vizcaína (Curimata mivartii), doncella (Ageneiosus pardalis), blanquillo (Sorubim cuspicaudus), chango o mueluda (Cynopotamus magdalenae); capaz (Pimelodus grosskopfii), arenca (Triportheus magdalenae), sabaleta (Brycon henni), nicuro (Pimelodus blochii), bagre rayado (Pseudoplatystoma magdaleniatum), bagre sapo (Pseudopimelodus schultzi) y comelón (Leporinus muyscorum).

Estas especies habitan el área sobre la que se construirá la Hidroeléctrica Ituango, considerado el proyecto hidroeléctrico más grande del país y cuyas obras podrían afectar la migración y reproducción de los peces, lo cual significaría pérdida de biodiversidad.

En el Centro Nacional de Secuenciación Genómica de la Universidad de Antioquia los investigadores realizaron la secuenciación del genoma de las especies estudiadas para llegar a los cebadores.

Según la profesora Márquez, estas herramientas se diseñaron para las secuencias denominadas microsatélites (secuencias cortas repetitivas de ADN), ampliamente distribuidas en el genoma y que además son variables y permiten conocer cómo son los peces.

“Para la secuenciación genómica se utilizaron la pirosecuenciación 454FLX y la Illumina, tecnologías de reciente generación que permiten la secuenciación de ADN a gran escala. Con la información generada se analizó la información biológica y después se hizo una evaluación en el laboratorio”, señala la investigadora de la U.N. Sede Medellín, quien agrega que con este aporte los investigadores de cualquier lugar del mundo podrán estudiar la diversidad genética de los peces.

La información revelada en la investigación de la U.N. Sede Medellín –que empezó en 2013 y finalizará en 2018– permite conocer qué sucederá con la diversidad genética y si ha habido conexión entre las especies.

Hasta el momento los resultados parciales han mostrado que “desde el punto de vista genético, los individuos de una especie en particular que circula en una parte de la cuenca no son iguales a los que circulan en otra”, revela la profesora Márquez.

Aunque el estudio mostró que varias especies de migración corta (de hasta 100 km) y media (entre 100 y 500 km) son genéticamente similares, los análisis continúan en bocachico, capaz y nicuro, especies que han logrado sobrepasar el sitio de construcción de la represa Hidroituango. Esto permitirá tener información de referencia para estimar los cambios potenciales en la diversidad genética de sus poblaciones.

Probado en Hidroituango

Según Hernán Sánchez Cruz, biólogo ambiental y social de la Dirección Ambiental y Sostenibilidad del proyecto Hidroituango, a cargo de Empresas Públicas de Medellín (EPM), uno de los efectos más importantes de este tipo de obras es que se genera una especie de efecto barrera para los peces.

“La construcción de represas rompe la migración que llevan a cabo especies reófilas, es decir aquellas que prefieren vivir en corrientes o en aguas que se mueven rápidamente, o en subiendas, con el objeto de llevar a cabo los procesos reproductivos”, explica.

No obstante, el estudio adelantado encontró que dicha ruptura o falta de conexión se da de manera natural porque aguas abajo del río Ituango hay 26 raudales que se convierten en un obstáculo natural para la migración de los peces.

En ese sentido, el biólogo menciona que ese es un hallazgo importante si se tiene en cuenta que otros estudios en represas se han centrado en la especie más representativa. Sin embargo en este caso se quisieron analizar todas las especies de peces migratorias en la zona para poder diseñar medidas de manejo efectivas.

Se trata, dice Hernán Sánchez, de ofrecer información fiable para toda la población de la zona, que teme que la construcción de la represa afecte la pesca.

Código de barras para peces

Entre los aportes del estudio también estuvo la generación de datos sobre especies que no se habían estudiado antes, algunas de ellas endémicas de Colombia. Es el caso del pez jetudo, alrededor del cual los investigadores obtuvieron información de su reproducción y ecología.

De igual manera el trabajo permitió ensamblar genomas mitocondriales (material genético de las mitocondrias de las especies) que no se habían descrito en el mundo, y se identificaron las especies utilizando un procedimiento denominado “código de barras” (en inglés barcode), mediante el cual se puede saber si los individuos son o no de la misma especie.

Además, como parte del estudio, se realizó un análisis “para saber a qué especies conocidas se parece, porque Colombia tiene características particulares que se diferencian sustancialmente de lo que está detrás de las cordilleras”, aclara la profesora Márquez.

De hecho, la investigación permitió constatar que en una especie de bagre, por ejemplo, las diferencias de los individuos no son recientes sino que, por el contrario, datan de millones de años atrás. Según la docente, tales cambios se explican seguramente porque la cuenca habría sido una gran piscina y cuando emergieron los Andes, estos interrumpieron la conexión de manera natural entre esas poblaciones.

“Se trata de un dato interesante porque si uno no sabe de los cambios antes de la construcción de la represa, podría pensar que es un problema reciente que se deriva de ella”, agrega, y comenta que la siguiente fase de la investigación consistirá en establecer la variación fenotípica (rasgos particulares y genéticamente heredados) para conocer los cambios corporales y la adaptación de las especies.

FUENTE UNIVERSIDAD NACIONAL

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