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Proyecto Diversidad Genética Humana (HGDP) en Colombia

El llamado Proyecto de la Diversidad Genética Humana (HGDP) busca determinar la variabilidad del genoma humano. La idea inicial del Proyecto del Genoma Humano –secuenciar nucleótido a nucleótido toda la estructura del genoma humano– fue desarrollada con bastante éxito una década atrás. La secuenciación del genoma humano se convirtió entonces en la puerta de entrada hacia un mundo completamente desconocido, lleno de grandes beneficios, riesgos y problemas de distinto orden (políticos, éticos y filosóficos); no obstante, y a pesar de todo ello, el Proyecto del Genoma Humano no es suficiente para establecer las funciones de cada uno de los genes, sus relaciones y la codificación que ejercen sobre las proteínas. Estas investigaciones constituyen lo que hoy se denomina “La Era Postgenómica” y podrían dar luz sobre la estructura fenotípica de un individuo.

Los grandes avances en la biología molecular han sido logrados en países industrializados que cuentan con una tecnología de punta altamente sofisticada; para citar los más conocidos tenemos a Estados Unidos, Alemania y Japón. Fuera de ello, la investigación ha sido desarrollada por científicos de talla mundial bastante reconocidos en áreas como la ingeniería genética, la biología molecular, la bioingeniería y la medicina.

Según estos actores, ¿qué aportes significativos puede tener un país subdesarrollado como Colombia en un proyecto tan ambicioso y costoso como éste? Realmente pocos. Las universidades de nuestro país no son competentes a nivel mundial en torno a este asunto. Sólo algunas trabajan la biotecnología (Universidad Nacional, Universidad de Antioquia, Universidad del Valle, Universidad Francisco de Paula Santander, Universidad del Cauca), y la ingeniería genética en plantas (Universidad Nacional de Colombia).

Sin embargo, Colombia cuenta con una gran diversidad cultural y étnica que se transforman en material genético explotable, en “materia prima insustituible”. Es una fuente grandísima de linajes poco mestizados que constituyen una mina de oro para industrias farmacéuticas extranjeras. Un informe conocido en el año 1996 da cuenta de cómo el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos ha tenido acceso a 2305 muestras de sangre: el 77% pertenece a poblaciones indígenas; el 15% pertenece a comunidades afro colombianas y el 8% restante hace parte de algunas poblaciones mestizadas.

Lo grave del asunto es que el Estado colombiano no se preocupa por proteger estos grupos étnicos (lo cual es su obligación de acuerdo con los parámetros establecidos en la Constitución de 1991), al contrario, promueve la bioprospección y con ella toda la manipulación genética de estos grupos humanos amenazados por trasnacionales e investigadores –tanto internos como externos. Tal y como lo plantea Gabriel Ricardo Nemogá Soto, estas poblaciones difícilmente podrán ver los beneficios, no podrán decidir si continuar o no dentro del proyecto. No hay consenso, están siendo estudiadas e investigadas para posteriormente patentar los resultados. No hay aviso, no hay consentimiento alguno (se viola la Ley 165 de 1994 y la Resolución 169 de 1819 de la OIT). Finalmente y para completar el cuadro, dichos resultados pasan a manos de agentes foráneos; los investigadores y centros de estudio nacionales no tienen parte en ellos.

Fuente: Para ver Beneficios y riesgos, implicaciones éticas, políticas y socioculturales: 


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