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jueves, enero 31, 2019

Carbones térmicos tendrían uso en la industria del acero


Más del 50 % del carbón bituminoso, utilizado en la fabricación de coque (combustible sólido) para la industria del acero, se podría reemplazar por el térmico, cuyas reservas equivalen al 98 % del mineral en el país.

Cerca del 74% de las mas de 1.600 millones de toneladas de acero que se producen en el mundo utilizan coque. Foto: Nicolás Bojacá. - Unimedios
Así lo determinó el estudio realizado en el marco de un proyecto del Laboratorio de Investigación en Combustibles y Energía del Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) y como tesis doctoral en Ciencias – Química del profesor Ariel Cadena Sánchez, del Departamento de Geociencias de la Institución.

Pese a que la gran abundancia de carbones térmicos del país comúnmente se emplea para generar energía, el estudio de diferentes mezclas determinó que se podría utilizar en la producción de coque, aprovechado en infinidad de procesos industriales.
“Aunque de algunos carbones provenientes de minas como las de Cesar o La Guajira se podrían hacer carbonizados, el material obtenido sería tan frágil que no resistiría las condiciones que exige su producción industrial”, explica el profesor Cadena.
Aún así, la posibilidad de mezclar estos carbones con otros procedentes de Boyacá y Cundinamarca, en proporciones de hasta el 50 %, incrementaría tanto su fluidez como la posibilidad de nuevos enlaces.
“A nivel molecular hemos encontrado que los carbones cuyas láminas se acercan más entre sí pueden integrar mejor otros tipos de este elemento, que a su vez son los que liberan más energía durante la modificación estructural durante la coquización”, destaca el docente.
Cuando alcanza temperaturas entre los 900 y 1.100 °C, el carbón coquizable se transforma en coque, material empleado como combustible, agente reductor y como de soporte en los altos hornos en los que el mineral de hierro se convierte en arrabio (base para la fabricación de acero), a partir de un proceso continuo de adición de capas alternadas de coque, caliza y mineral de hierro (óxidos de hierro).

Como el proceso suele realizarse en hornos de gran tamaño, a medida que el material desciende aumenta su temperatura generando reacciones químicas y transformando el óxido de hierro en hierro metálico, que servirá como base para elaborar distintos tipos de aceros.

La propuesta desarrollada en U.N., cuyo estudio fue financiado por la U.N., Colciencias y Carbones del Cerrejón Limited, aumentaría la producción de coque en cerca de 3 millones de toneladas anuales, lo que representaría un incremento de ese mercado en más de 900 millones de dólares anuales. El valor en el mercado oscila hoy entre los 300 y 400 dólares por tonelada.


Carbones con potencial

Aunque se estima que la mayoría de los carbones del mundo tienen más de 200 millones de años, los colombianos datan de hace 60 millones de años. Sin embargo, la transformación sufrida durante la formación de las cordilleras generó cambios moleculares que les dan unas características muy promisorias para los procesos de coquización.

Trabajos realizados por la profesora Astrid Blandón, de la U.N. Sede Medellín, demuestran que la temperatura alcanzada por el material vegetal equivalente a 130 y 150 °C– lo diferencia de los que se formaron en La Guajira y Cesar.

Pese al incremento en las divisas que recibiría el país por cuenta de esta innovación, su implementación requerirá ajustes importantes, como la construcción de plantas de producción, que hoy se encuentran solo en el centro del país, en cercanías de las minas o en los puertos de la costa Atlántica, por lo que la adopción de esta tecnología no resulta tan sencilla.

FUENTE: UNIMEDIOS

miércoles, enero 30, 2019

Red sismológica de la U.N. busca evaluar la probabilidad de un terremoto

Pese a ser tantas y tan disímiles las variables de medición para llegar a predecir un evento telúrico, sí se podrían llevar a cabo algunos pronósticos sobre la ocurrencia de sismos en determinadas áreas.

La ubicación de gran parte del casco urbano de Bogotá sobre los suelos arcillosos hace que la magnitud de las ondas sismicas se amplifique. Foto: Ricardo González - Unimedios

“Aunque en el campo eléctrico no hemos encontrado tantas anomalías, en el campo magnético sí se reportan numerosas variaciones previas a la ocurrencia de un sismo”, subraya el investigador Juan Manuel Solano, codirector del Laboratorio de la Red Sismológica de la Sabana de Bogotá, ubicada en el Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.). 
Uno de los principales objetivos a largo plazo de la Red es predecir la ocurrencia de un sismo en el lapso de días o semanas. 

La Red, conformada por nueve estaciones ubicadas en municipios como Tunja, Zipaquirá, Cusiana, Barranca de Upía y Usme, transmiten información en tiempo real a partir de tres tipos de señales detectadas por sensores especiales sobre el sentido de los movimientos telúricos (norte-sur, este-oeste y vertical), en procura de determinar su origen con la mayor precisión posible. 

“También cuenta con estaciones en los cuatro puntos cardinales, como Chicoral (Tolima) y San Juan de Río Seco (Cundinamarca), además de una estación de prueba ubicada en el Observatorio Astronómico Nacional (OAN)”, precisa Solano, jefe del Laboratorio de Instrumentación Geofísica.

Además de información sísmica, las estaciones también están en capacidad de determinar en tiempo real variaciones en los campos magnético y terrestre, para dar mayor precisión a los registros, los cuales se trasmiten por vía telefónica a la sede de la Red. 
“Cada vez que se registra un evento sísmico la Red nos permite determinar su magnitud, generar tomografías y encontrar anomalías del subsuelo”, explica el ingeniero electrónico y magíster en Geofísica de la U.N., para quien las variaciones en los campos magnético y eléctrico permiten precisar qué aspecto presenta el subsuelo debajo de la zona en la que se ha reportado el evento. 
Los electrodos de sulfato de cobre permiten obtener la información proporcionada por la onda sísmica y por tal razón se ubican en posiciones norte-sur y este-oeste, con el fin de determinar posibles anomalías previas a la ocurrencia de un evento sísmico. 
“Gracias a estos datos elaboramos una serie de modelos con el fin de contar con información más rápida respecto al sismo y sus principales características”, explica el profesor Luis Hernán Ochoa, del Departamento de Geología de la U.N. y codirector de la Red. 

Bogotá, con riesgo moderado 

La microzonificación sísmica de una ciudad como Bogotá indica que las zonas en las que se podrá registrar con mayor intensidad un movimiento sísmico son aquellas que se encuentran hacia el centro de la Sabana, mientras que hacia los cerros Orientales tenderá a disminuir. 

La razón es que mientras los cerros que circundan la Sabana son zonas rocosas donde la velocidad y amplitud de las ondas sísmicas se reduce, los suelos arcillosos de la Sabana las amplifican. 

No obstante a que históricamente se han reportado eventos catastróficos como el ocurrido en 1917, con magnitud de 6,5 en la escala de Richter, el hecho de que se hubiera implementando una serie de normas encaminadas a que las nuevas edificaciones se construyan según las normas de sismorresistencia, junto con su ubicación geográfica, permiten descartar que se presenten terremotos como los que suelen ocurrir en Japón. 
“Bogotá tiene probabilidades de presentar magnitudes de rango medio a medio-alto, las cuales podrían determinar el colapso de aquellas construcciones mal hechas”, observa el profesor Ochoa, para quien las edificaciones construidas a partir de una casa lote, a la que se le fueron agregando nuevas placas sin ningún estudio técnico estarían en gran riesgo. 
Hasta el momento el proyecto de la Red Sismológica de la Sabana de Bogotá ha sido financiado con recursos de Colciencias, y se espera que en un futuro no solo se pueda ampliar la cantidad de estaciones, sino introducir más sensores con el fin de medir otras variables como las de carácter térmico y gas natural, que optimizarían el proceso. 

En relación con los recientes eventos sísmicos que se han registrado en el centro del país, el profesor Ochoa explica que se trata de fenómenos naturales comunes de reactivación de ciertos procesos electrónicos que generan estos enjambres, los cuales suelen ser periódicos, aunque también estarían relacionados con actividad del complejo volcánico del Nevado del Huila, lo que todavía no resulta claro, dado que se trata de eventos tectónicos más que volcánicos. 

Como la Red de la U.N. es limitada, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) vigila de cerca esta situación para evaluar si se dan cambios en el régimen que indiquen alguna actividad diferente en relación con el volcán.


martes, enero 29, 2019

El pelao que salvó 12 millones de años de historia

Andrés Vanegas tenía 11 años cuando encontró un diente de caimán y una muelita de un cangrejo. No pudo estudiar y mientras trabajaba como vigilante siguió explorando el desierto hasta convertirse en un paleontólogo empírico que logró reunir a los mejores científicos en el patio de su casa en una vereda del Huila.
Andrés Vanegas (28 años) sostiene los dos primeros fósiles que descubrió en el desierto de La Tatacoa: un diente de caimán y las tenacitas de un cangrejo que vivieron en la zona hace más de 12 millones de años. Fotos: Felipe Villegas - Instituto Humboldt.
De Neiva a Villavieja hay poco más o menos una hora de camino en carro. Villavieja es difícil de olvidar. Erguido en la plaza central, un megaterio de casi tres metros de alto, lejano pariente de los perezosos, se roba la atención. Estos animales abundaron y evolucionaron en una época en que Suramérica, aunque cueste creerlo, fue un continente aislado del resto de América. Seamos claros: no existía la conexión a través de ese lugar para hacer compras, con buenos hoteles y playas, un canal interoceánico y donde suena la música de Rubén Blades que hoy llamamos Panamá. Así que durante 70 millones de años esta fue la casa de todo tipo de especies fantásticas moldeadas por los caprichos de la evolución. Suramérica fue una isla que solo volvió a reconectarse a Centro y Norteamérica hace unos diez millones de años. “El espléndido aislamiento” lo llamaron algunos. Y una parte de los restos de ese esplendor biológico están enterrados en la Tatacoa.

¿A quién se le ocurrió pintar una réplica de megaterio de color naranja zapote? Eso quedará entre los misterios de la burocracia municipal de Villavieja. Como todo buen gobierno, la precisión científica no está entre las prioridades. Nadie sabe qué color tenían los megaterios. Los fósiles dicen muchas cosas, pero los colores de la piel no son una de ellas. En todo caso naranja no parece un buen color para camuflarse en un lugar verde y frondoso que entonces era más parecido al Amazonas que al Sahara. Nadie evoluciona para ser presa fácil. (Imagen: Zona norte del desierto de La Tatacoa, Huila).


Villavieja es un municipio cuya economía ha florecido gracias al turismo. Dos observatorios astronómicos, un pequeño museo paleontológico, hoteles y piscinas han ayudado a que a pesar de sus agobiantes 35 grados celsius, a veces hasta 40, arriben cada año millares de turistas. En 2016 recibió 172 mil y en 2017 unos 276 mil turistas.

Partiendo de Villavieja y atravesando el desierto de la Tatacoa de sur a norte, perdido entre ese paisaje erodado por siglos de lluvias y ríos, está el poblado de La Victoria. Aquí es mejor aclarar que el desierto es en realidad un bosque seco tropical, confusión que saca de casillas a algunos ecólogos, pero resulta útil para el turismo. La Victoria la conforman unas pocas cuadras, desordenadas, sin pavimento, en las que viven unas 2 mil personas. A diferencia de Villavieja, su economía es bien flaca. No hay policía, no hay centro de salud. No hay casi nada. Muy probablemente el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, si pasara por allí, se podría referir a ella como un potrero.

La semana pasada, sin embargo, llegaron desde la Universidad de la Plata en el sur del continente y desde la Universidad de Yale en el norte, desde Florida, desde Venezuela y hasta desde Zúrich, del Instituto Smithsonian de Panamá, un grupo élite de geólogos y paleontólogos, en su gran mayoría colombianos. Si uno revisa sus hojas de vida descubre rápidamente que son personas dispuestas a buscar la aguja en el pajar: unos estudian el sarro de dientes fosilizados, otras hojas microscópicas del cenozoico, alguno analiza cangrejos de menos de 10 milímetros, otros se desvelan por el polen ancestral o por los isotopos que permiten adivinar si la dieta de un animal extinto era vegetal o carnívoro. Y aunque junto a los padres de los músicos y pintores, los de los paleontólogos creen que sus hijos van a fracasar cuando eligen esa senda profesional, la verdad parece ser otra. Todos se veían felices preparando sus martillos, sus botas, sus cantimploras para enfrentar el desierto de la Tatacoa en los días siguientes.

 

Un bautizo científico

El lunes 14 de enero, a las 7:00 p.m, todos se reunieron en uno de los dos hotelitos que han nacido en La Victoria, en El Rubí. Carlos Jaramillo, casi nadie se disgustaría si se dice de él que es el paleontólogo colombiano más importante en la actualidad, tomó la palabra. Después de pedir a todos que se presentaran y resumieran en 30 segundos su área de trabajo, el investigador del Instituto Smithsonian dijo:

—El primer artículo científico sobre La Venta (así se conoce esta zona entre los paleontólogos) se escribió en 1929. Desde entonces se han escrito alrededor de 225. Solo tres son de colombianos.

En medio del mismo silencio respetuoso que se instaura en sus discípulos cada vez que abre la boca continuó con su reflexión:

— Por eso es que estamos acá. Aquí vinieron los jesuitas, los japoneses, los gringos de California y los de la Universidad de Duke. Les podemos echar la culpa por no involucrar colombianos, pero la verdad es que es nuestra. Tenemos los fósiles en nuestra casa.

Luego disparó preguntas a los estudiantes de pregrado de Eafit, a los de la U. del Norte, a los de maestría, a los candidatos a un doctorado, a los posdoctores, a los otros profesores que antes fueron sus discípulos. El que oía su nombre quedaba petrificado como un fósil por unos segundos.

— ¿Cuánto mide la cuenca?

Nadie acertó, así que él mismo respondió.

— La cuenca tiene unos 40 kilómetros por 25 kilómetros aproximadamente. Calculo que se tendrán que recolectar unos 30.000 fósiles antes de detenernos. Estamos en poco más de 1.000.

— ¿Cual es la edad de la secuencia?, volvió a arremeter contra algunos estudiantes.

En esa acertaron varios: “Entre 13,8 y 10 millones de años”. Aunque el consenso es que aún no está claro.

— ¿Qué es lo más interesante para estudiar aquí?

Y el mismo respondió:

— El óptimo climático del mioceno.

El último calentamiento del planeta resulta especialmente interesante, porque en ese momento la atmósfera terrestre alcanzó a contener 500 partes por millón (ppm) de C02. Hoy vamos en 410 ppm por andar quemando petróleo y talando árboles. Saber exactamente cómo reaccionan los ecosistemas tropicales cuando la Tierra tiene fiebre por exceso de C02 ayudaría mucho a despejar dudas sobre el cambio climático actual. (Imagen: El paleontólogo colombiano Carlos Jaramillo, investigador del Instituto Smithsonian).


Las preguntas continuaron: ¿que tiene que ver el sistema Pebas, qué tiene que ver esto con el Amazonas? ¿Por qué ríos como el Magdalena, que antes fluían hacia el sur, hacia el Amazonas, cambiaron su rumbo hacia el norte? Y otras tantas sobre la formación geológica del lugar. 

Antes de cerrar la reunión Carlos contó que la expedición a la Tatacoa era financiada en gran parte por William Anders, el piloto del módulo lunar del Apollo 8, la primera misión tripulada de Estados Unidos en orbitar a la Luna y finalmente regresar a la Tierra. Anders, quien por cierto tomó la primera imagen espacial de la Tierra, de ese punto azul pálido como la llamó Carl Sagan, luego se convirtió en mecenas científico.

Atrás del círculo de sillas rimax que formaban los estudiantes y científicos, escuchando atento estaba Andrés Vanegas Vanegas. La otra razón por la que estaban ahí reunidos. Su anfitrión. (Imagen: Grupo de investigadores en una de las salidas a la zona norte del desierto de la Tatacoa).


La historia de Andrés

Andrés nació en Villavieja, porque era el hospital más cercano para su mamá, pero su familia lleva cuatro generaciones establecida en La Victoria. Cuatro generaciones arando en el desierto. En el patio de su casa, al fondo, se yergue un cactus de unos cuatro metros y también un árbol de totumo que cuidó su bisabuelo, su abuelo, sus padres y ahora protegen él y su hermano menor Rubén. Ellos dicen que es el cactus más alto que han visto en el desierto. Hablan de ellos como dos miembros más de la familia.

Cuando cumplió 11 años un maestro de la escuela organizó una salida al desierto. Ese día ocurrió el milagro científico de su vida. Mientras sus compañeros jugaban y saltaban alrededor, él caminaba con la mirada pegada al piso. De repente: una piedra que parecía un diente o un diente con pinta de piedra. Siguió escarbando con la mirada y encontró unas tenacitas de cangrejo. Eso fue en la vereda El Cusco.

Durante muchos días observó ese diente y esa tenacita de cangrejo. Como si fueran de un extraterrestre. Su abuelo Wenceslao Vanegas le contó que los animales y los árboles cuando se secaban se volvían piedras. A los colmillos los campesinos les decían “cachos de piedra” y a los restos de huesos relativamente comunes en esos parajes solitarios: “chocosuelas”. El abuelo les prometió a él y a su hermano Rubén que algún día los llevaría a conocer un árbol completo convertido en piedra. (Imagen: A la izquierda Rubén Vanegas, hermano de Andrés, junto a los otros niños que hacían parte del grupo Vigías del Patrimonio de la Tatacoa en el año 2011).


En un sitio al que casi no llegaban libros, ni nadie sabía nada de paleontología, Andrés tuvo la suerte de que un primo le regalara una cartilla sobre dinosaurios. Su imaginación detonó. Entendió que eran piezas de animales extintos. Tres o cuatro años más tarde, un amigo de su hermano Rubén reveló un secreto. En el kilómetro 121 podían encontrar “dientes de dinosaurio”. Andrés conformó su primera expedición paleontológica.

“Encontramos osteodermos de armadillo, más tenacitas de cangrejo y dije: Vamos a tener un museo en La Victoria”.

La fiebre por los fósiles ya no se detuvo. Andrés reclutó a otros niños. Llegaron a ser hasta 15 en los meses siguientes. Armados con cepillos de dientes, destornilladores, bolsas de arroz y cajitas de bocadillo para guardar piezas, con agua y “guampanas” como provisiones, caminaban en jornadas que duraban hasta cinco o seis horas por el desierto. Su mamá pedía en las tiendas cajas de cartón y recipientes para que organizaran los fósiles.

“Un día fui a visitar el Museo de Villavieja. Quería entender todo esto. Gladys Vanegas fue la primera persona que me dio algo de información”. Pero no suficiente para saciar las decenas de preguntas que borboteaban en su cabeza. En 2009 contactó al Servicio Geológico Colombiano y un año más tarde por fin una comisión visitó “su museo” instalado en la casa de bahareque donde vivió su bisabuelo. Andrés y Rubén organizaron las principales piezas que habían recolectado con los otros niños. Los funcionarios quedaron sorprendidos.

“Si encuentras algo grande nos avisas”, le dijeron, y le regalaron su primer frasquito de B72. Una sustancia consolidante que no puede faltar entre los aparejos de un paleontólogo y sirve para evitar fracturas de las piezas. También le regalaron yeso.

“Algo grande”, no tardó en aparecer. Fue un gliptodonte, pariente lejano de los actuales armadillos, que protegió hasta que regresaron los del Servicio Geológico para desenterrarlo.

Andrés nunca dejó de pensar en los fósiles. En cómo salvar más piezas de ese naufragio del tiempo. “Los fósiles tienen algo mágico. Generan una conexión. Todos queremos encontrar cosas que nadie ha visto”. Buscando y buscando, incansable, escuchó sobre un programa del ministerio de Cultura, Vigías del Patrimonio. Averiguó todo lo que tenía que averiguar, convenció a sus secuaces de La Victoria y se autobautizaron “Vigías del Patrimonio Cultural y Natural La Victoria”. Tenían por fin una identidad. En La Victoria, sin embargo, nadie les prestaba atención. Eran solo niños recogiendo piedras que no servían para nada más que para trancar puertas. Andrés no se amilanaba y pensaba que eran “tan afortunados que ha venido gente de Japón hasta acá. ¿Por qué venían? Esto debe tener un valor”.

La necesidad de tener un trabajo, con su familia acosada por el dinero, aburrido con unos pocos semestres de psicología que logró completar en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, no le quedó otra salida que aceptar un trabajo como guardia de seguridad en Neiva. Por suerte, lo asignaron a la Universidad Surcolombiana.

Entonces ocurrió una feliz coincidencia. En una de las rondas por los pasillos de la universidad desembocó en el Museo Geológico y del Petróleo. Supo al instante que ahí adentro se escondían cosas que le interesaban. Así que regresó unos días más tarde.

Vió a un par de estudiantes sufrír organizando cajas con fósiles.

— Si quieren les colaboro, dijo Andrés.

Los estudiantes lo miraron con curiosidad y le preguntaron por qué sabía de fósiles. Les contó su historia y les dejó el número de teléfono. Días más tarde lo llamó el profesor Roberto Vargas Cuervo y lo invitó al museo: “Recuerdo que lo confronté y empezó a responderme datos de paleontología. Tenía un libro a la mano con unos fósiles y le pregunté esto qué es. Y el tipo le pegó perfecto”.

Conmovido, Vargas lo involucró en la reorganización del museo y le ofreció que asistiera a una de sus clases sobre geología. Andrés se presentó con su uniforme azul de vigilante.

“Me decían wachi pero luego los estudiantes se dieron cuenta de que sí sabía y me respetaban”.

Consiguió una nota de 4,5 sobre 5,0. Por esa época creó con sus amigos el Museo de Historia Natural La Tatacoa, que no era nada distinto a la vieja casa de bahareque de su bisabuelo. Vargas le dio un empujón para que se vinculara a la Red de Museos del Huila. Sus tres pilares: “Proteger, conservar y divulgar”. (Imagen: Cráneo de un Gryposuchus colombianus, descubierto en la Tatacoa).


Poco a poco se iba extendiendo el rumor de un joven que conocía de fósiles en la Tatacoa. Apareció primero Ascanio Rincón, un paleontólogo venezolano que casi se desmaya cuando Andrés le mostró una mandíbula de primate y otras piezas bastante codiciadas. Y también Andrés Link, profesor de ciencias biológicas de la U. de los Andes, experto en primates, quien quedó deslumbrado por la tenacidad y el conocimiento de Andrés.
Esos primeros guiños de investigadores de alto nivel le sirvieron para entender que iba por buen camino. Pero el momento de serendipia ocurrió cuando Vargas Cuervo le contó que por el museo pasaría por unos días un experto colombiano en caimanes para estudiar el fósil de un Gryposuchus colombianus. Se trataba de Jorge Moreno Bernal.
Jorge le dio el correo electrónico de su jefe, el paleontólogo Carlos Jaramillo, y le dijo: “Yo no lo puedo ayudar, pero mi jefe sí, escríbale”.
Andrés, desilusionado y cansado de tocar decenas de puertas en busca de ayuda, de intentar convencer a tres alcaldes sucesivos de Villavieja, a los funcionarios de la Gobernación, a los del Servicio Geológico Colombiano, a gente aquí y allá, no le escribió. Pero meses más tarde se autoconvenció con un argumento sencillo: “¿Qué pierdo? Nada” y tras investigar mejor quién era ese tal Jaramillo, enterarse que había descubierto la Titanoboa cerrejonensis, la serpiente más grande encontrada hasta la actualidad, y era una autoridad mundial en palinología se sentó al computador y escribió:
Buenos días,
Me dirijo a usted como coordinador del grupo de vigías del patrimonio paleontológico la Tatacoa, para poner en su conocimiento de la existencia de un grupo de jóvenes que nos hemos interesado por este patrimonio que se encuentra por todo el territorio del municipio de Villavieja...
... Me dirijo a usted por recomendación del el señor Jorge Bernal, quien nos ha comentado de su excelente trabajo en este campo y nos interesa que se vincule a nuestra iniciativa todo el que nos pueda apoyar con su conocimiento y experiencia, anexo algunas fotografías de algunas de las piezas que tenemos y otras actividades que hemos realizado, muchas gracias por su tiempo y quedo a la espera de una positiva respuesta.
La respuesta llegó en pocos minutos: Carlos le dijo que estaba en Chile, pero pasaría por Colombia y lo visitaría. Andrés no lo podía creer.
Ese correo que Andrés casi no escribe al final de cuentas desencadenó el redescubrimiento de la Tatacoa y una de las más interesantes colaboraciones científicas en Colombia. Carlos llegó solo al aeropuerto de Neiva como lo prometió. Andrés jamás se imaginó que uno de los mejores en el campo de paleontología fuera un tipo tan sencillo y generoso. Más tarde Carlos le envió dinero para que construyera una primera etapa del museo, dos cuartos amplios para albergar las piezas y recibir a los investigadores. También lo ha guiado en el registro de todas las piezas para tener una colección con estándares profesionales. Le envió paquetes enteros por correo con todos los artículos científicos que detectó sobre la Tatacoa y algunos libros sobre paleontología. Y la expedición de la semana pasada, como lo anunció Carlos, fue “el bautizo científico” de Andrés, de los Vigías, de su museo y de una nueva etapa en la exploración paleontológica y geológica de toda esta región. Andrés ya figura en tres artículos científicos como coautor. (Diente fósil de un gavial extinto. Esta especie de cocodrilo vivió hace unos 11.8 a 13.5 millones de años en los humedales que existían donde hoy se ubica el Desierto de La Tatacoa).

La vieja biodiversidad
En 1959, el norteamericano Donald Savage, quien había visitado Colombia en 1950 y estaba al tanto de las expediciones que comandó Ruben Arthur Stirton, de la Universidad de California, entre 1944 y 1951 en el desierto de la Tatacoa, escribió para la revista Pacific Discovery un artículo que tituló “Colombia is the Key” (Colombia es la clave). Con “clave” se refería a que La Venta representaba “una de la últimas sociedades de mamíferos que dominaron la vieja fauna de Suramérica”.

Savage describió para sus lectores un paisaje estrambótico y vital, como debió ser la casa de Andrés hace 12 millones de años: notungulados “que parecían ovejas con una larga cola, marsupiales parecidos a lobos y a hienas”, legiones de micos saltando entre las ramas de los árboles que crecían al lado de amplias corrientes de agua en las que se escondían peligrosos caimanes de ocho metros. Un territorio habitado también por edentados, familiares de los perezosos, armadillos, gliptodontes y hormigueros, centenares de tortugas enormes, litopternos parecidos a camellos pequeños. Volando sobre las cabezas de todos murciélagos y escondiéndose en laberintos de plantas y enredaderas miles de lagartijas, serpientes, ranas, caracoles y artrópodos. “Todo este conjunto de la vida está representado en La Venta”, anotó Savage.

El sueño de Andrés, su hermano Rubén y el resto de los Vigías de la Tatacoa es rescatar ese pasado pero también a toda su comunidad a través de la ciencia y el turismo. Y, si tienen suerte, esperan también encontrar restos de un animal legendario, “el ave del terror”. 

* Fotógrafo del Instituto Humboldt.

lunes, enero 28, 2019

Publican el primer retrato completo de la secuencia del genoma humano

El hallazgo permite ver cómo funcionan los dos mecanismos que hacen que cada humano sea único.
El hallazgo permite ver en detalle cómo funcionan los dos mecanismos responsables de que cada individuo de nuestra especie sea único. Foto: Archivo particular.
Un equipo de científicos de la compañía islandesa deCODE Genetics publicó el primer retrato completo de la secuencia del genoma humano, que permite ver en detalle cómo funcionan los dos mecanismos responsables de que cada individuo de nuestra especie sea único.

La revista especializada "Science" divulgó el hallazgo en su edición en internet el mapa, que contiene detalles sobre la ubicación, velocidad y conexión entre dos impulsores clave de la evolución y la diversidad humana: la recombinación y la mutación de novo

La recombinación genética es el proceso por el cual una hebra de material genético se corta y luego se une a una molécula de material genético diferente. En cuanto a la mutación de novo de un gen perteneciente al cromosoma de un individuo, es aquella que se produce de manera inesperada sin haber sido heredada de los padres ni de los abuelos, y puede dar lugar a un trastorno o enfermedad genética. 

Estos dos procesos juntos garantizan que no haya dos seres humanos iguales y las mutaciones de novo son, además, la causa principal de las enfermedades raras que aparecen en la infancia. El mapa elaborado por deCODE permite observar que la recombinación y la mutación de novo "están vinculadas", sostuvo el genetista islandés Kari Stefansson, consejero delegado de la compañía y autor del estudio publicado en "Science". 

"Mostramos que las mutaciones de novo son más de cincuenta veces más probables en los sitios de recombinación que en cualquier otra parte del genoma", destacó este experto. 

El retrato completo del genoma humano logrado por deCODE se basa en datos de secuencia de unos 150.000 islandeses de numerosas generaciones y proporciona la ubicación precisa de 4,5 recombinaciones de cruce, así como de más de 200.000 mutaciones de novo. 

El primer mapa genético de deCODE, publicado en 2002, fue fundamental para ensamblar correctamente el primer genoma humano de referencia.

"Durante los últimos veinte años hemos estado comprometidos con el estudio y la publicación sobre la recombinación y la mutación de novo, y su relevancia para la evolución humana y las enfermedades", comentó Stefansson. 

Con sede en Reikiavik, la capital de Islandia, deCODE Genetics es la líder mundial en análisis y comprensión del genoma humano, y es una subsidiaria de la compañía estadounidense de biotecnología Amgen. 

domingo, enero 27, 2019

Uniquindiano descubre nueva especie de murciélago en Colombia

“Mi trabajo fue analizar cómo el género uroderma ha tenido variaciones morfológicas, genéticas y cariotípicas -la organización de sus cromosomas- y a partir de este estudio se reconocieron cinco especies nuevas dentro del género”, dijo Hugo Mantilla-Meluk.

Docente del programa de biología de la universidad del Quindío, lleva más de 30 años de estudios dedicados a entender el origen y los patrones de distribución de la diversidad contenida en los mamíferos voladores y los primates, ha hecho público el descubrimiento de una nueva especie de murciélago consumidor de frutas -frugívoro- del género Uroderma, catalogado como Uroderma Bakeri, habitan las cordilleras Oriental de Colombia y Del caribe en Venezuela.

Cabe resaltar que Colombia es el país del hemisferio occidental con mayor número de especies identificadas de estos mamíferos y esto se debe en parte al ingente trabajo investigativo realizado por Mantilla-Meluk, doctor en biología evolutiva y sistemática de la universidad Tecnológica de Texas y curador de la colección de mamíferos de la universidad del Quindío, quien gracias a su labor ha sido ganador del premio Karl Koopman Award, máximo galardón al estudio científico de los murciélagos en el mundo.

En el alma máter, donde desarrolla sus investigaciones, este profesor e investigador ha presentado conferencias como ‘La manera como se arma un murciélago, una maravillosa historia de evolución’, durante el simposio Hongos y Murciélagos organizado por el programa de biología de la universidad del Quindío.

Como producto de su trabajo no sólo se han descrito varias especies nuevas para la ciencia como Anoura Carishina, un murciélago endémico de Colombia que se alimenta principalmente de néctar, sino que se han elevado al nivel específico otras como la especie Uroderma Bakeri. Además se han redescubierto taxones que se creían desaparecidos y se han hecho nuevos registros para el país, aclarando la distribución de múltiples tipos de estos a nivel regional.

Al profesor Hugo Mantilla Meluk se le vincula con la división de mamíferos del Instituto de Ciencias Naturales, ICN, de la universidad Nacional y se ha destacado como presidente de la Sociedad Colombiana de Mastozoología, Scmas; representante de la Red Latinoamericana de Mastozoología, Relam; miembro de la mesa directiva de International Federation of Mammalogists, IFM; del grupo de expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Uicn y miembro de la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica, Iczn.

El docente uniquindiano es pionero en el descubrimiento de esta nueva especie de murciélagos, cuyo género es propio del neotrópico que comprende territorios desde el sur de México hasta Argentina y que antes de sus hallazgos estaba representado por dos especies: Uroderma Magnirostrum y Uroderma Bilobatum.

Ha participado en numerosos eventos internacionales como el Primer Simposio de Evolución de Mamíferos, un certamen sin precedentes en la ciencia regional, realizado el año anterior (2013), bajo la organización de la Sociedad Brasilera de Mastozoología, en el que 13 expertos líderes del estudio de los mamíferos de seis nacionalidades se dieron cita en un panel para compartir sus avances en el entendimiento de la evolución de este grupo de organismos.

Su experiencia incluye colaboraciones con instituciones museológicas a nivel mundial y nacional como el Smithsonian Institution, el Field Museum of Natural History y el Instituto de Ciencias Naturales de la universidad Nacional de Colombia, donde se desempeñó como curador asociado durante la realización de su segundo posdoctorado entre el 2012 y el 2013.

Por sus grandes aportes al conocimiento, la investigación y el estudio de los murciélagos de Colombia, Hugo Mantilla Meluk fue galardonado en 2013 con el premio Ángel Nocturno, durante la cuarta versión del Festival del Murciélago realizada por la universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja.

Sus esfuerzos académicos a través de la universidad Tecnológica de Chocó han contribuido en la designación del Chocó biogrográfico como Área de Importancia para la Conservación de Murciélagos, Aicom, ante la Red Latinoamericana de Conservación de Murciélagos, proceso liderado por él mismo, convencido de que los Andes centrales son de vital importancia para entender la diversidad en Colombia, país que considera el más diverso del Neotrópico:

“Grandes cambios se aproximan para los Andes de la Cordillera Central, que involucran la trasformación de los ambientes naturales en esta región y la desafortunada pérdida de la diversidad; es nuestra responsabilidad hacer todo lo que esté en nuestras manos para documentar, entender y orientar las acciones que permitan defender la vida y el patrimonio diverso en este planeta. La naturaleza ha sido históricamente la biblioteca que contiene los volúmenes de información que nos han ayudado a entendernos y sobrevivir; la pérdida de la diversidad, no es solamente un hecho estético, es un proceso que pone en riesgo nuestra permanencia como especie en este mundo”, argumentó Mantilla-Meluk.

Durante este año el investigador recibió el premio Oliver P. Pearson, otorgado por la American Society of Mammalogists, sin duda un estímulo para avanzar en las exploraciones sobre el efecto del levantamiento del sistema montañoso de los Andes sobre la generación de nuevas especies en Colombia.

Por: Alejandro Herrera Uribe.

FUENTE: LA CRONICA DEL QUINDIO

Buscando una vacuna contra la obesidad

Con un supercomputador a la mano, Stanley Watowich de la U. de Texas, busca combatir la epidemia de obesidad. De paso por Manizales, habló sobre el poder de las máquinas para resolver problemas médicos.

El desarrollo que lidera Watowich, está apenas en fase de experimentación con ratones. Aún le hace falta un largo camino por recorrer.

En Colombia existen unos 12 millones de personas con sobrepeso u obesidad, según datos de la Fundación Colombiana de la Obesidad. Uno de cada dos colombianos viven con alguna de estas condiciones. Se calcula que para este año la cifra en el mundo, según la OMS, llegará a unos 2.300 millones de adultos con sobrepeso y cerca de 700 millones con obesidad. Para los científicos, 25 % de la explicación de este fenómeno está en los genes, el otro 75 % es culpa de la dieta y el estilo de vida.

Donde muchos ven un problema, otros han visto una oportunidad. Si se lograra generar una vacuna contra la obesidad que controlara la rapidez con la que se sube de peso y ayudara a mantenerlo luego de una dieta, habría un mercado cercano a los 3.000 millones de personas. Varios laboratorios farmacológicos y grupos de investigación han enfocado sus estudios y han invertido miles de millones de dólares en dicha búsqueda.

Este no es un problema estético, sino de salud, y como tal, disciplinas científicas como la biología molecular, farmacología y computación buscan pistas para crear esa vacuna. Una de esas pistas fue presentada recientemente en la revista Nature. Se trata de una enzima conocida como NNMT, la cual, si se detiene, aumentaría el metabolismo de las células, es decir, se quemaría más rápidamente la grasa acumulada.

El profesor asociado del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Texas, Stanley Watowich, explicó que luego de analizar tres bases de datos que contenían cerca de un millón de moléculas disponibles para hacer vacunas, escogieron posibles candidatos para iniciar la construcción de un medicamento contra la obesidad, esto a través de computación de alto desempeño (supercomputación).

La bióloga del Centro de Bioinformática y Biología Computacional de Colombia - BIOS (Manizales), Natalia Campillo, comentó que para identificar y generar un medicamento, inicialmente se deben realizar pruebas de laboratorio, testear miles de compuesto, “casi que uno por uno” hasta encontrar el necesario.

Con el uso de la computación de alto desempeño, este proceso es más barato y demora menos tiempo, “se facilita el filtrado de esa gran cantidad de candidatos que hay en la librería, es decir, de una con 600 mil compuestos puedes dejar unos 100 que sabes que van a hacer algo sobre la proteína. Esta es una de las muchas posibilidades de trabajo que tenemos en BIOS”, dijo al referirse al centro de investigación con sede en Manizales.

En este caso, la investigación de Watowich hizo uso de la plataforma de computación de alto desempeño TACC (Texas Advanced Computing Center) denominada DrugDiscovery@TACC, que entrega grandes recursos informáticos a más de 100 personas de todo el mundo para correr este tipo de análisis de manera gratuita, “en estos dos años del proyecto hemos invertido unas seis millones de horas de computación”, dijo el estadounidense
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El desarrollo que lidera Watowich, está apenas en fase de experimentación con ratones. Aún le hace falta un largo camino por recorrer.

Pasar de animales a humanos

Watowich cuenta con un blanco claro, en este caso la enzima NNMT y una cabeza de serie (lead en inglés), y está tras la búsqueda de un compuesto que pueda inhibir la función biológica de esta enzima para que pueda convertirse en una posible vacuna.

Inicialmente realizaron pruebas en cultivos celulares in vitro (en laboratorio), y de allí se dio inicio a testeos experimentales en animales.

Luego de engordar una población de ratones, los dividen en dos grupos, uno en el que aplicaron el compuesto y otro al que no, la meta es confirmar que el compuesto ralentiza el proceso de aumento, explicó Watowich en su visita a Medellín al Tercer Congreso Colombiano de Biología Computacional y Bioinformática.

También los ponen a dieta para confirmar que con el medicamento se disminuye más rápidamente y se puede mantener el peso más fácilmente, dijo el científico.

Los próximos pasos

Al finalizar esta fase de pruebas, el grupo de Watowich debe entregar la información recolectada a la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA por su nombre en inglés) para dar inicio a las pruebas en un pequeño grupo humano, unas diez personas, para comprobar que el compuesto es seguro para la salud. Su toxicidad, metabolismo y excreción son analizados.

De allí deberán hacer dos testeos más, el primero hasta con mil personas y el segundo hasta con 10 mil, para analizar la efectividad del compuesto hasta que tengan la suficiente información como para que la FDA lo apruebe como un nuevo medicamento y lo saquen al mercado. Todo el proceso puede durar de 10 a 15 años.

* Líder Unidad de Comunicaciones Centro de Bioinformática y Biología Computacional de Colombia - BIOS.

FUENTE: EL ESPECTADOR

sábado, enero 26, 2019

Becas Para Maestría y Doctorado en Diversos Temas Gobierno de Corea

Se invita a enviar solicitudes para el Programa de Becas del Gobierno Coreano de estudiantes graduados de 167 países. Hasta 700 becas están disponibles para programas de maestría y doctorado.


El Programa de Becas del Gobierno de Corea está diseñado para proporcionar educación superior en Corea para estudiantes internacionales con el objetivo de promover el intercambio internacional en educación, así como la amistad mutua entre los países participantes.

Fecha límite:
Varía según el país

Institución Que Otorga La Beca:
Gobierno de Corea

Tipo De Título:
Maestría y Doctorado

Número de becas:
Desconocido

Campo De Estudio:
Diversos Temas

Beneficios y Requisitos:
Para conocer los beneficios y requisitos de estas becas para estudiar en el extranjero visita el Sitio Web Oficial del proveedor de la beca.


viernes, enero 25, 2019

Becas de Movilidad entre Universidades Andaluzas e Iberoamericanas 2019



Primer plazo: hasta el 1 de febrero de 2019 a las 23:59 horas

(GMT/UTC+01:00) Madrid, para estancias y viajes que se inicien entre el 11 de marzo y el 15 de septiembre de 2019.

Segundo plazo: hasta el 1 de julio de 2019 a las 23:59 horas (GMT/UTC+01:00) Madrid, para estancias y viajes que se inicien entre el 16 de septiembre de 2019 y el 15 de febrero de 2020. (NOTA: No se admitirán solicitudes de beca, para este plazo, antes del 2 de febrero de 2019).

Cuantía de las Becas: 


1. Para la movilidad entre Andalucía-Latinoamérica y viceversa:

1.1 Becas para cubrir el traslado internacional por una cuantía de 1.400 euros.
1.2 Becas para gastos derivados del traslado internacional por una cuantía de 1.000 euros, en caso de que el viaje/estancia ya estuvieran financiadas por otra vía o el solicitante así lo prefiera.


2. Para la movilidad entre Andalucía-Portugal y viceversa:

• Becas para cubrir los gastos de movilidad por una cuantía de 700 euros.

Dirigido a: Profesores e investigadores, gestores de programas de postgrado y doctorado, estudiantes de postgrado y doctorado.

jueves, enero 24, 2019

Teleconsultorio móvil llegaría a zonas de difícil acceso

Esta unidad móvil, diseñada para prestar servicios de salud en regiones apartadas mediante la telemática, combina la informática y la tecnología para enviar y recibir datos.

Primun es una unidad móvil para prestar servicios de salud en zonas que es difícil acceder. Foto: Archivo particular. 
Para el diseño de Primun, nombre del vehículo, se usó la tecnología “nanoFlowcell” desarrollada por una compañía suiza que produce baterías de flujo–, la cual le proporciona una autonomía de 800 km. Además cuenta con celdas solares que permiten el funcionamiento autosostenible del teleconsultorio, cuyo sistema de suspensión es apto para acceder a zonas difíciles.

Kevin Alejandro Alvarado, estudiante de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), explica que la unidad propuesta ofrece una solución sostenible y de calidad para llevar servicios médicos a zonas rurales y alejadas del país, por medio de la telemedicina.

Primum cuenta con estantería y mesón para almacenamiento y uso de equipos médicos, camilla eléctrica de 1,75 a 2 m, varios ángulos de inclinación, panel fotovoltaico polimérico de 200 W, luces led, luz ambiente y focalizada, espacio para equipos manuales de acceso rápido, pantallas de visualización LCD 26” y cámara web integrada, entre otros.

El estudiante Alvarado advierte que aunque la cobertura en salud ha aumentado, en algunas zonas del país gran parte de la población no tiene acceso al servicio médico pues la distancia y las dificultades del terreno impiden que las personas se movilicen al centro de salud.

El diseño propuesto cuenta con neumáticos que no necesitan aire para rodar, como los usados para territorios off road en ámbitos militares o de atención de emergencias. 

Además la suspensión y las llantas son especiales para una estabilidad óptima dentro del teleconsultorio en el momento de la consulta o de transportar a una persona en estado delicado.
En cuanto al panel, el estudiante explica que “este es más resistente a golpes y al movimiento que el de silicio, y además brinda energía para los equipos médicos”.

Software de telemedicina

Para diseñar el vehículo, el estudiante y su compañero Santiago Soto se basaron en el diagnóstico que hicieron en el municipio de San Francisco (Cundinamarca), donde la mayoría de las vías de acceso a la zona rural están sin pavimentar.
“Los diagnósticos en zonas rurales son superficiales porque no hay profesionales expertos. Además es común que se remita al paciente a otros pueblos por la falta de equipos que puedan dar un diagnóstico por medio de exámenes específicos”, señala.
Para implementar el teleconsultorio, el médico se comunica por medio de un software de telemedicina, para cuyo funcionamiento se necesita una red de telecomunicaciones y equipos de recepción.
“Es importante que el teleconsultorio esté en contacto con los entes gubernamentales como la Gobernación y las alcaldías municipales para que estas puedan brindar personal y equipos auxiliares. También es importante la relación con entes de apoyo como la Defensa Civil, el Ejército Nacional y la Policía Nacional, para garantizar la seguridad del teleconsultorio y colaborar en situaciones de emergencia”, concluye el estudiante.

FUENTE: UNIMEDIOS

miércoles, enero 23, 2019

Algoritmos perfeccionan tarea de robot que diagnostica cáncer

El proyecto Murab (por MRI and Ultrasound Robotic Assisted Biopsy), un robot con un brazo, coloca de forma precisa la aguja para realizar una biopsia mientras su sistema identifica tumores en tiempo real.

Para diagnosticar el cáncer de seno son importantes los exámenes por imágenes. Foto: Archivo particular
Así describe esta máquina Juan David Muñoz, ingeniero mecatrónico de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) y estudiante de doctorado en la Universidad de Hannover (Alemania), quien explica que el robot realiza valoraciones más efectivas y rápidas no solo de cáncer de seno sino de enfermedades musculares– a partir de la combinación de la tecnología de escáner de la resonancia magnética, con la del ultrasonido.

Dentro de su proyecto de maestría, el investigador desarrolló los algoritmos que mejoran la tarea de Murab, lo que le permite hacer cortes más pequeños y precisos evitando lesiones en los tejidos, en consecuencia menos dolor, y logrando que el procedimiento sea más soportable.
"En mi tesis de maestría comencé a trabajar con algoritmos que facilitaban la interacción física humano-robot.  Ahora, en el doctorado, los sigo desarrollando para lograr una robótica interactiva. Todo ello se ha logrado  gracias al trabajo conjunto con los demás integrantes del equipo, quienes han implementado estos adelantos en Murab, un proyecto de la Unión Europea", indicó el investigador.  
Además puede convertir el movimiento del médico para que el brazo robótico se mueva solo por milímetros, una ventaja enorme pues no se cansará en ningún momento mientras realiza el procedimiento.
El investigador comenta que “la novedosa tecnología que combina los dos tipos de escáner también le permite construir un modelo virtual de la zona a explorar, lo cual ayuda a detectar tumores pocos visibles en los ultrasonidos convencionales, y por lo tanto salvar vidas gracias a un diagnóstico a tiempo”.
El doctorando Muñoz se vinculó a este proyecto por medio de la empresa KUKA Germany GmbH, donde trabaja hace más de dos años. Los socios del proyecto incluyen a las universidades de Twente y Radboud de Nimega, en los Países Bajos, de Verona (Italia) y de Medicina de Viena, además del Centro Médico de la Universidad y la empresa Siemens Nederland N.V.
“Aunque para el diagnóstico son importantes los exámenes por imágenes –como la mamografía, la ecografía o la tomografía por resonancia magnética–, la biopsia es la única detección verdadera de cáncer; sin embargo es indiscutible que con esta se corre el riesgo de dañar el procedimiento del paciente”, comenta.

Procedimiento más rápido

La tecnología desarrollada por el proyecto Murab permitirá tomar biopsias (muestras de tejido) más precisas y eficaces, y diagnosticar más rápidamente el cáncer y otras enfermedades.

El estudiante comenta que este procedimiento será más cómodo para los pacientes y tendrá el potencial de identificar signos de cáncer en etapa temprana –que no captan los ultrasonidos convencionales– además de reducir la probabilidad de resultados erróneos.

Las exploraciones con esta nueva tecnología tomarán entre 15 y 20 minutos, a diferencia de los 45-60 de una exploración estándar. También les permitirá a los pacientes beneficiarse de la tecnología de escaneo de IRM (imagen por resonancia magnética), que es muy precisa y segura, sin altos costos.

Un dispositivo con control robótico tomará una imagen mediante IRM y la cubrirá con imágenes tomadas por ultrasonido y sensores de presión: la IRM más nítida podrá localizar signos de enfermedad potencial en el ultrasonido menos claro.

Además de hacer análisis precisos, se espera que este robot ayude a reducir los altos costos de la resonancia magnética. Los investigadores también consideran que en un futuro sus funciones podrían extenderse a la detección de cáncer de hígado o de próstata.

El proyecto es interdisciplinario, combina elementos de imágenes médicas y robótica, e involucra la colaboración entre hospitales, universidades y fabricantes de equipos médicos.

Según el profesor Pedro Fabián Cárdenas, de Ingeniería Mecánica y Mecatrónica de la U.N., tradicionalmente los robots industriales se han considerado como dispositivos dedicados en especial a realizar tareas tediosas, sucias y peligrosas. No obstante, centros de investigación y compañías especializadas, con un fuerte componente de innovación, han construido las bases de una nueva generación de robots –llamados colaborativos– que pueden entender y asistir a los seres humanos.

Existe un énfasis particular en las aplicaciones robóticas que requieren que humanos y robots compartan espacio e interactúen físicamente de forma activa dentro de un entorno dinámico. Sin embargo uno de los peligros de la interacción física humano-robot es que se produzca un contacto indeseado, que pueda ocasionarle daños al ser humano.

Por eso el profesor señala que para aumentar la seguridad en la interacción se han tenido que reconsiderar los aspectos del diseño del manipulador, incluyendo la mecánica, la electrónica, el software y la forma de programación.

Con el propósito de que la U.N. contribuya a mejorar esta relación de trabajo, el profesor Cárdenas organizó el Seminario Internacional de Interacción Física Humano-Robot, con la colaboración de la Robotics and Automation Society (RAS-IEEE), donde se presentó el proyecto Murab como ejemplo de corobots.



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