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sábado, junio 30, 2018

DETECTAN MURCIÉLAGOS PORTADORES DE GRIPE EN COLOMBIA





El objetivo de la investigación se concentró en determinar la presencia de este virus (Orthomyxovirus) en murciélagos de Colombia por medio de diversos métodos moleculares, con el propósito de desarrollar programas de conservación de especies silvestres y de impacto para la salud humana y animal.

Así lo explica el médico veterinario Manuel Uribe Soto, estudiante de la Maestría en Salud Animal de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien recorrió las sabanas inundables de Casanare y el bosque húmedo tropical de Putumayo, con el fin de capturar el mayor número y variedad de murciélagos.

“Para el estudio se capturaron 78 especies y se descubrió el influenzavirus de tipo A en 12 especies que forman parte de las familias de los filostómidos (insectívoros) y de los vespertiliónidos (consumen peces y escorpiones); sobre seis de estos no se tenía reporte en el mundo”, explica el investigador.

El Orthomyxovirus es una familia de virus de ácido ribonucleico (ARN) que infecta a los vertebrados y de la cual forman parte la influenzavirus A, B y C y la anemia infecciosa del salmón.

Entre 2012 y 2013 se descubrió por primera vez en murciélagos de Guatemala (3), Perú (1) y Bolivia (1). Según investigadores de Guatemala, la influenza contagió a murciélagos de hombros amarillos, comunes en América Central y del Sur. Sin embargo las causas aún se desconocen, pese a que estos países –incluido Colombia– presentan las mismas condiciones bióticas.

Aclara que por serología –estudio que comprueba la presencia de anticuerpos en la sangre– ya se habían detectado en Guatemala muchísimas especies silvestres con este virus, aunque por técnicas moleculares no se había establecido su presencia en murciélagos.



El trabajo de campo para la captura de murciélagos fue acompañado de varios biólogos de la Fundación Natural Reserva La Palmita, ubicada en Casanare.

“Las capturas se realizaron entre las cinco de la tarde y antes del amanecer, ya que es cuando estos animales tienen mayor actividad. Empleando unas mallas de niebla se capturaron 78 individuos de diferentes especies y luego se realizó el análisis del virus, la necropsia, la disección, toma de muestras; finalmente, fueron incluidos en la Colección de Mastozoología del Instituto de Ciencias Naturales de la U.N.”, detalla del investigador.

Se tomaron hisopados (muestras de secreciones) rectales y orofaríngeos, con el fin de extraer los ácidos nucleicos totales para la detección molecular. Como estos murciélagos entrarían a la Colección del Instituto, se aprovechó para tomar muestras de hígado, riñón, bazo y sistema nervioso central, para buscar otros agentes infecciosos. Por último se realizó una disección completa al individuo para incluirlo en la Colección.

Las seis especies en las que fue hallado el virus de influenza A fueron: Gardnerycteris crenulatum, Phyllostomus elongatus, Platyrrhinus brachycephalus, Platyrrhinus helleri, Rhinophylla fischerae y Trachops cirrhosus, de las familias de los filostómidos y de los vespertiliónidos.

Los vespertiliónidos se caracterizan por habitar en zonas templadas; su tamaño varía entre los 3 y 10 centímetros y alcanzan a pesar de 4 a 50 gramos; tiene ojos pequeños y orejas muy largas; consumen peces y escorpiones, y habitan en cuevas y refugios.

Los filostómidos miden de 4 a 13 centímetros y pesan de 7 a 200 gramos; pueden ser pardos, grises, negros o anaranjados y viven en cuevas o madrigueras.

“Los murciélagos portan muchísimos virus diferentes pero no manifiestan un cuadro clínico, entonces son muy buenos hospederos, pero no se ven afectados”, indica el investigador.

Agrega que en el país se desconoce completamente la epidemiología y tampoco hay interés de los grupos de investigación, y por su parte los entes gubernamentales no hacen controles serios en el país.

“Con esta investigación logramos estandarizar los protocolos de muestreo para identificar agentes virales, preservar las muestras y hacer esos mismos análisis del virus en otras especies de fauna silvestre”, concluye el investigador. (Fuente: UN/DICYT)



Los extraños animales que se descubrieron en Colombia tras el fin de la guerra y nadie en el mundo conocía


Cerca de 120 nuevas especies han sido halladas por científicos colombianos en zonas históricamente afectadas por la violencia que ahora se encuentran en riesgo por la deforestación por Adriana Chica.

Desde la firma del acuerdo de paz hasta la fecha, científicos han encontrado 98 nuevas especies de flora y fauna.




Pez bagre hallado en Vichada que mide menos de un centímetro, lo que lo convierte en el más pequeño del mundo.

El pez más pequeño del mundo, una raya de más de 20 kilos, esponjas de agua dulce y una rana cantora son algunas de las 98 nuevas especies de flora y fauna, encontradas en las profundidades de las selvas colombianas en las que el conflicto no dejaba entrar. Pero después de a guerra, otra amenaza que no cesa pone en riesgo la conservación de esta nueva biodiversidad: la deforestación, que solo en 2016 causó pérdidas de 178.597 hectáreas de bosque.
Los bosques en Colombia ocupan 60 millones de hectáreas; es decir, casi la mitad del territorio nacional. Y en ellos habitan unas 57.000 especies hasta ahora registradas. Esto convierte al país en el segundo más biodiverso del mundo, el que tiene el mayor número de aves y el segundo en anfibios. Las cifras podrían agrandarse, pues todavía hay un tercio del territorio sin explorar. Fueron más de 50 años de conflicto armado, en los que el control de la guerrilla y los paramilitares en zonas de ausencia del Estado y que son mayoritariamente selva impedía el acceso a las mismas.
"La firma de una paz, evidentemente, genera nuevas posibilidades para la ciencia. Estos territorios que por muchos años mantuvieron un control y una vigilancia diferente a la del Estado tenían unas restricciones y una dinámica bastante compleja. Eran zonas sobre las que no se tenían conocimientos, ni muestras de la biodiversidad, que nos permitiera tener un acervo bilógico y genético de nuestra fauna y flora. En estos dos años hemos visitado sitios maravillosos y encontrado especies extraordinarias donde antes no teníamos acceso", afirma Javier Barriga, coordinador de logística de las expediciones del Instituto Alexander Von Humboldt.
Con la firma definitiva de la paz en 2016, se han encontrado 98 nuevas especies desconocidas para el mundo en 11 expediciones científicas realizadas a febrero de este año. El investigador del Instituto Humboldt advierte que podrían ser unas 120 con los hallazgos posteriores y otros que siguen en análisis. Algunos de los animales más raros, por primera vez vistos, son un pez bagre que mide menos de un centímetro, una rana amarillenta de 3,9 centímetros que canta y mucho más.
Pez bagre hallado en Vichada que mide menos de un centímetro, lo que lo convierte en el más pequeño del mundo.



Hyloscirtus japreria, una nueva rana multicolor de canto particular, que habita en ríos y aguas sobre los 1.000 metros de latitud.
Se planearon 20 expediciones hasta 2018 en el programa Colombia Bio, en el que se unieron las entidades estatales del medio ambiente, organizaciones civiles, instituciones científicas y universidades con el objetivo de "fomentar el conocimiento, conservación, manejo y aprovechamiento sostenible de la biodiversidad". Pero después de décadas sin presencia ni inversión institucional, todavía existen limitaciones para el desarrollo de la ciencia.
"Son zonas de difícil acceso: no hay vías, bastante montañosas, quebradas. Pero es importante llegar para que esa planificación vaya acorde con el entorno, y se necesitan condiciones mínimas para el efectivo desarrollo sostenible", advierte Barriga. Con el conflicto la inversión en infraestructura era imposible, pero ahora es una necesidad. No solo en vías, sino también en hoteles y puestos de salud en las partes más alejadas de las regiones, y reforzar la vigilancia ambiental que garantice la protección de los nuevos descubrimientos.
Sin embargo, hay una amenaza mayor que tiene en vilo al país entero por su rápida expansión y el riesgo de extinción al que puede llevar a miles de especies. La tala indiscriminada de árboles ha convertido a la deforestación en uno de los principales problemas medioambientales del país. La superficie de los bosques naturales ha disminuido gradualmente desde 1990. Del Bosque Seco Tropical, por ejemplo, solo queda el 6% de lo que fue inicialmente, según datos de la Fundación Natura. Y que en registros del Instituto Humboldt significan unas 540.000 hectáreas, de las 9 millones que tenía.
Las principales causas de la deforestación según el Ideam son el acaparamiento ilegal de tierras, los cultivos ilegales y la extracción ilícita de yacimientos minerales.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) ha identificado las seis principales causas de la deforestación: el acaparamiento ilegal de tierras, los cultivos ilegales y la extracción ilícita de yacimientos minerales son los tres principales; en todas estas actividades han tenido que ver las distintas organizaciones armadas que han estado y están en el país. Aunque existen otras razones por actividad humana como el desarrollo de infraestructura, la ganadería extensiva y los incendios forestales.
De acuerdo con el Instituto Humboldt, el 86% de la deforestación actual se ubica en zonas prioritarias para el posconflicto. De hecho, los principales focos de destrucción forestal según el Ideam son algunos de los departamentos más afectados por la violencia, y que aun padecen por enfrentamientos armados: Caquetá, Guaviare, Putumayo, Meta, Chocó, Antioquia, Norte de Santander. En estas regiones habitan unas 2.697 especies, 36 de las cuales están en peligro de extinción.
"Antes de este escenario de posacuerdo, ya la ONU había dado partes de alerta sobre la falta de gobernanza en los sitios que iban a quedar abandonados. Y la falta de control genera un ataque directo sobre los recursos naturales. Eso, como se pronosticó, ha sucedido. Todo lo que estaba prohibido se está haciendo; si alguien necesita madera, va y corta los árboles sin que nadie diga nada. La tala en toda la Amazonía ha sido lo mas habitual, y el desastre es muy grande", explica Barriga.
Pero no son solo las especies de flora y fauna las que se ven afectadas, sino también la vida humana. El cambio del uso de suelos, principalmente por la deforestación y la agricultura, producen alrededor del 45% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero del país. Además, se traducen en desastres naturales, cambios climáticos y desabastecimiento de agua por la desaparición de cuencas.
Caso Amazonas
La Amazonia colombiana tiene 483.164 kilómetros cuadrados de superficie, casi un tercio del territorio nacional, que aún es inexplorado. Y de los 10 departamentos que la conforman, cuatro están en los primeros lugares de la lista de los focos de destrucción forestal según el Ideam: Putumayo, Caquetá, Guaviare y Meta (en ese orden); zonas que además concentran la mayoría de población de la región, infraestructura vial y cultivos de coca. Allí, la deforestación creció un 44% entre 2015 y 2016, pasando de 56.952 a 70.074 hectáreas.
Entonces, el Amazonas se debate entre la deforestación y el hallazgo de nuevas especies. Solo en una expedición de ocho meses, científicos encontraron 47 animales y plantas hasta ahora desconocidas, en 29 mil hectáreas del Parque Municipal Andakí de Belén de los Andaquíes (Caquetá).
La meta de Colombia es reducir la tasa de deforestación a 2030. Por eso, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el gobierno de Noruega crearon una alianza contra el fenómeno. Mientras que la Corte Suprema ordenó la protección inmediata de la Amazonía, por el incremento de tala y quema de árboles para explotaciones ilegales de madera.
"Conocer y reconocerse nuestro entorno nos hace respetarlo y valorarlo. Entender que las aves que oímos todas las mañanas o los animales con los que nos encontramos cada día tienen un habitad para vivir, nos hacen consientes de la pérdida de su destrucción. Las necesidades de las comunidades las llevan a explotar al máximo los terrenos, sin el mínimo cuidado. De ahí la importancia de estas expediciones para conocer la biodiversidad y plantear otras posibilidades de obtención de recursos, como el ecoturismo. Es el ser humano el que destruye y el que puede conservar también", expresa el investigador del Instituto Humboldt.

El árbol de paz naciente es otra delas 98 nuevas especies encontradas en Colombia desde 2016

viernes, junio 29, 2018

Inició el proceso de abandono definitivo del pozo Lizama 158

Luego de que el equipo especializado Snubbing Unit, traído desde Estados Unidos, concluyera las pruebas en el pozo Lisama 158 ubicado en el corregimiento La Fortuna de Barrancabermeja, con el objetivo de obtener datos e información técnica que permitan esclarecer las causas que generaron el afloramiento de lodo y crudo el pasado 15 de marzo que afectó la flora y la fauna de 24 kilómetros, Ecopetrol selló de forma definitiva el pozo instalando un empaque y tapones de seguridad de cemento lo que evitará que los fluidos lleguen de nuevo a la superficie.
FOTO COLPRENSA

Concluida esa labor, ahora inició los trabajos para el abandono definitivo del pozo con un equipo convencional Petrowork 110, con el que se realizan los trabajos de workover (reacondicionamientos) en los campos de producción del país que asegurará que el abandono técnico sea definitivo.
Ecopetrol informó que personal calificado conformado por 36 trabajadores de los cuales 34 son de la comunidad del área de influencia realizarán los trabajos durante dos semanas, los cuales consisten en la instalación de tres sellos de cemento y dos tapones.
Posteriormente, se realizarán pruebas hidrostáticas y de peso sobre cada uno de los sellos para garantizar el correcto abandono del pozo.
Resultados
De acuerdo con Ecopetrol un equipo de expertos nacionales e internacionales analiza los datos e información técnica obtenida por la máquina Snubbing, con los cuales se conocerá finalmente que fue lo que ocasionó el afloramiento de crudo, gas y agua a 220 metros del pozo Lisama 158.
Son muchas las hipótesis que se han manejado. Desde la posible influencia de las aguas contenidas en la represa Hidroeléctrica Sogamoso hasta posibles pilotos de extracción petrolera por medio de la fracturación hidráulica conocida como fracking.
Al respecto, Julio César Vera Díaz, presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros de petróleos, Acipet, asegura que lo que sucedió nada tiene que ver con yacimientos no convencionales.
“Le hemos pedido a Ecopetrol que ojalá se haga un post mortem, que permite identificar cuáles fueron las causas, qué pudo pasar, y qué debemos hacer como país para mejorar nuestros estándares para que no vuelva a suceder. Es como si cuando falla un avión se decidiera acabar con la industria aeronáutica en el país, lo que se debe hacer es corregir lo que se está haciendo mal y mejorar los procesos”, dijo.
Añadió que aunque el hecho ocasionó grandes daños que se deben reparar y por ser hidrocarburos es más complicada la recuperación, no se debe sobredimensionar.
“La invitación desde la Asociación es que por hechos como estos no se puede acabar con una industria que lleva 100 años y que le ha dado tantos beneficios económicos al país y a la región”, concluyó.

jueves, junio 28, 2018

Que lo que le pasó a este pato, no le pase a otras 98 especies en Colombia

Este martes se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, ocasión que permite hacer un llamado de atención sobre la conservación de la fauna en el país.
FOTO ARCHIVO INTERNET

Colombia tiene un estimado de 56.343 especies, sin contar a los microorganismos. En el ranking mundial de biodiversidad, es la nación con más especies de aves y orquídeas en el mundo.
Sin embargo, la incidencia del hombre en los ecosistemas de los animales ya ha causado un error irreversible: en la historia del país tuvimos que escribir el nombre de un animal extinto por la mano del hombre.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) reportó hasta 2017 unas 1.200 especies amenazadas; 98 son consideradas especies es peligro crítico de extinción.
Lo que le pasó al pato zambullidor andino le puede pasar a otras 98 especies en Colombia:

miércoles, junio 27, 2018

La paz devela el arte mitológico oculto en las selvas de Colombia

Anacondas, jaguares y tortugas decoran una roca gigantesca que interrumpe la espesa selva amazónica. Son dibujos de la mitología indígena de Colombia que la sangrienta guerra mantuvo ocultos por décadas.

El Chiribiquete comenzó a ser investigado arqueológicamente en las décadas de los ochentas y noventas, justo cuando arreció la guerra en Colombia / Carlos Castaño Uribe
En el corazón del Guaviare se levantan los tepuyes del Parque Natural Chiribiquete y la serranía La Lindosa. Estas montañas erosionadas de la era terciaria que parecen tambores gigantes son parte del territorio que aún hoy se disputan grupos armados.

Diseminadas en el océano verde esmeralda del sur colombiano, en un territorio casi tan grande como Suiza, se resguardan miles de murales rupestres de un valor inestimable para el entendimiento de la Amazonía.
Trabajar en el Guaviare ha sido bastante complicado dado que ha sido el epicentro (...) de la guerra en Colombia en los últimos 50 años
Explica Ernesto Montenegro, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh). 

Existieron exploraciones a principios del siglo XX, (pero) estas dejaron de ser sistemáticas puesto que la situación no lo permitía
Los investigadores pudieron aventurarse a escudriñar una vez más los tepuyes para entender los petroglifos rituales -dibujos de los pueblos amazónicos asentados en la piedra desde hace al menos 12.000 años- gracias al acuerdo de paz firmado en 2016 con la exguerrilla FARC.

Territorio de espíritus 

No todos los indígenas del lugar son bienvenidos a este santuario.
Solo los sabios pueden acceder a esos sitios sagrados, habitados por los espíritus, la gente común ni puede ir por el pensamiento
Señala Andrés López. 

Mientras habla, este historiador del ICANH recorre La Lindosa por un camino de barro que desemboca en una suerte de mural pintado en una roca de más de 100 metros de largo por 30 de alto, a una hora por trocha de El Raudal.

Este pequeño poblado de San José del Guaviare, la capital homónima, traza la línea que dividía la autoridad del Estado de la que ejercían las ya disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. También es una zona de cultivo y fabricación de cocaína. 

A esta localidad se puede acceder en bote. Aparece entonces una imagen que evoca los tiempos álgidos de la guerra.

Lanchas militares equipadas con ametralladoras vigilan el torrentoso río Guaviare.

Pisar El Raudal es también rememorar cuando los desmovilizados paramilitares, que combatieron a sangre y fuego a las guerrillas hasta inicios de la década de 2000, rodeaban esta aldea. Y a su vez es un recordatorio de que por allí caminan disidentes del Frente Primero de la otrora guerrilla comunista.

Sin embargo, "hoy volvemos al Guaviare", celebra Montenegro. "Los arqueólogos (...) somos parte de la población que se ha beneficiado por el proceso de paz".

Cuando los disidentes, que a diferencia de las FARC no tienen un mando unificado, requisan a los exploradores, les delimitan un perímetro de operación y no parecen oponerse al estudio del patrimonio cultural aún por descubrir.

El control territorial que impuso la guerrilla terminó sirviendo paradójicamente de escudo de la biodiversidad colombiana, la segunda mayor del mundo por detrás de Brasil.

Sitios por descubrir 

A finales de mayo y por iniciativa del Icanh, La Lindosa fue declarada "área arqueológica protegida" por el Ministerio de Cultura.

El organismo también promovió la primera misión franco-colombiana que visitó el sitio, en cooperación con el Instituto Francés de Estudios Andinos (IEFA).
Con el ICANH esperamos tener más contactos con arqueólogos, antropólogos (...) y un trabajo que pueda permitir explicar todo esto. ¡Queda mucho por descubrir!
Se entusiasma Céline Valadeau, antropóloga del IEFA, entidad adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia.

Hay más lugares escondidos de los que existen según "evidencias fotográficas", pero que han sido imposibles de "encontrar porque en esa época no había GPS" y los registros cartográficos son imprecisos, agrega.

Elaboradas a partir de una mezcla mineral rica en manganeso que al oxidarse da un color naranja, las pinturas son imposibles de fechar con precisión por la ausencia de componentes vegetales.

Las únicas pistas recaen en los restos de las hogueras de los aborígenes al pie de las paredes.

En cuanto al Chiribiquete, cuya inmensidad maravilla a los expertos que sobrevuelan este parque, solo comenzó a ser investigado arqueológicamente en las décadas de los ochentas y noventas, justo cuando arreció la guerra en Colombia.

Para preservarlo de la explotación minera y petrolífera, el Icanh pidió clasificarlo como Patrimonio Mundial de la Unesco. El veredicto es esperado para finales de junio.

Este parque, que contiene no menos de 70.000 pictogramas, podría ser el noveno sitio colombiano en la prestigiosa lista de la organización y la primera maravilla precolombina del planeta.

A pocos días de la elección presidencial del 17 de junio entre el derechista Iván Duque y el exguerrillero Gustavo Petro, enfrentados por su oposición y apoyo al pacto de paz, Montenegro aboga porque los tesoros descubiertos en la selva no queden a la deriva. 

"Cualquiera que sea el presidente tendrá que tener como horizonte el conocimiento de este territorio, que está constituido por enormes riquezas culturales".


martes, junio 26, 2018

Deforestación en Colombia registró la más alta a nivel histórico

Deforestación en Colombia llegó a 219.000 hectáreas: la más alta a nivel histórico

BLU Radio. Deforestación, referencia / Foto: AFP.
Blu Radio conoció que la cifra de deforestación en Colombia en el 2017, según el estudio que el Ideam realiza cada año, fue de 219.973 hectáreas. 

Con un aumento del 23% en comparación con 2016, en donde la cifra fue de cerca de de 179.000 hectáreas. Esto quiere decir que 41 mil hectáreas de bosques se perdieron en el 2017 por los principales problemas ambientales en Colombia. 

El Ideam ha alertado este año por aumentos en los niveles de deforestación por minería, ganadería extensiva, colonización de tierras y cultivos ilícitos, que vienen creciendo también en varias regiones como Nariño, debido, entre otras razones, a la salida de la guerrilla de las Farc de los territorios. 

Esta cifra en el cierre del Gobierno deja una preocupación y es un llamado a la próxima administración para que corrija las causas de la pérdida de bosques en Colombia. El país incumplirá acuerdos internacionales en materia de deforestación que firmó en la coyuntura mundial sobre la preocupación por la tala de bosques en países de Sur América como Brasil y Perú. 

En las últimas horas fue aprobado en primer debate de las comisiones quintas de Cámara y Senado el proyecto que busca regularizar el uso de tierras de baldíos que se encuentran en zonas de reserva forestal, para que los campesinos que estaban allí sin cumplir los requisitos y desarrollando actividades que afectaban el ecosistema, puedan empezar a trabajar la tierra a partir de proyectos productivos y con bajo impacto ambiental. 

Este proyecto se encontraba en el Congreso desde el 2017 pero no se le dio trámite hasta ahora. 

La deforestación afecta la calidad del aire, y causa daños irreparables en las especies que habitan los bosques.



lunes, junio 25, 2018

Carne y clima ¿una pareja irreconciliable?, Colombia

La ganadería intensiva industrial tiene importantes efectos sociales y medioambientales. 
FOTO JULIO HERRERA

Hoy la carne es cuestionada de nuevo, no por sus posibles efectos cancerígenos como sugirió la Organización Mundial de la Salud, sino por los sucesivos estudios que recalcan el daño que hace su producción al planeta.

Es más: desde el 11 de Junio se celebra en varias partes, en especial en países europeos, la semana sin carne.

La última investigación, publicada este mes en la revista Science, sugiere que dejar de consumir leche y carne es la mejor manera para reducir el impacto sobre el planeta. Si eso se lograra, el territorio usado en la actividad pecuaria se reduciría 75 %.

Pero ¿no es algo exagerado pedir que se dejen de consumir esos productos en un mundo donde gran parte de la humanidad tiene hambre?

El análisis revela que la leche y la carne solo proporcionan 18 % de las calorías y 37 % de las proteínas, pero usa el 83 % de las tierras agropecuarias y produce 60 % de las emisiones de gases de invernadero del sector.

La ganadería responde por el 14,5 % de todas las emisiones globales de los gases de efecto invernadero, más que todo el sector del transporte junto.

Así, un índice lanzado el mes pasado, el de productores de proteína, que estudió los 60 productores mundiales más grandes de carne y peces, concluyó que el sector está poniendo en peligro el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París para reducir las emisiones y controlar el calentamiento global.

La ineficiencia tiene que ver en el asunto. El estudio en Science, de Joseph Poore, de la Universidad de Oxford, y Thomas Nemecek del Instituto Agroscope en Suiza, mostró que producir cierta carne usa 50 veces más tierra y emite 12 veces más dióxido de carbono que la producción que tiene un buen manejo ambiental.

Esa situación se da también en distintos cultivos: una taza de café puede provenir de un cultivo con mucho menos impacto ambiental que otro.

Para los investigadores, reducir el impacto de la ganadería sería menos efectivo que eliminar el consumo, pues incluso la de menor incidencia ambiental crea 6 veces más emisiones y usa 36 veces más tierra: un litro de leche de vaca necesita el doble de tierra y genera casi el doble de emisiones que producir un litro de leche de soya.

En la producción de 100 gramos de carne se emiten 105 kilos de gases de acuerdo con el estudio en Science.

39 % de las emisiones de gases del ganado provienen de su exclusivo proceso digestivo, que libera metano.

La situación nacional

El problema es global. En Colombia, de acuerdo con los datos del Censo Nacional Agropecuario, se usan cerca de 35 millones de hectáreas en ganadería, cuando solo 8 millones tienen esa vocación. En Antioquia, por ejemplo, se destinan 1,5 millones de hectáreas a la actividad.

En el país, el sector agropecuario es el segundo que más genera gases de efecto invernadero, después del forestal, con un 26 %, según una publicación del Ideam. De hecho, la conversión de bosques a pastizales y la ganadería extensiva son dos de los principales factores de la creciente pérdida de selva en la región amazónica y otras áreas, como la Serranía de La Macarena.

Cálculos del profesor Carlos Suescún de la Universidad Nacional, según un boletín de prensa de 2016, indican que si se hiciera un promedio, cada vaca tendría 1,2 hectáreas para pastar, pero como no es uniforme, hay zonas donde dispondría de 3,5 hectáreas.

Es decir, una res tiene más tierra que la mayoría de campesinos.

El hato ganadero colombiano es de más de 22 millones de cabezas vacunas.

Selvas versus pastos

El ganado levantado en suelo deforestado resulta en 12 veces más emisiones de gases y utiliza 50 veces más extensión de tierra que el que se levanta en pastos naturales.

Para Poore, el impacto se puede reducir mucho cambiando la forma como se produce y lo que se consume, aunque para él lo mejor es una dieta sin productos pecuarios, porque se incidiría no solo en los gases de invernadero sino en la acidificación de los suelos, la eutrificación (acumulación de residuos orgánicos), en el uso de la tierra y en el del agua.

Cerca del 61 % de las emisiones de la cadena alimentaria están relacionadas con las actividades en las granjas, porcentaje que crece cuando se suma la deforestación, que en su mayoría se produce para abrirle espacio al pastoreo.

Un mundo sin carne

Otro artículo científico en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences analizó el caso estadounidense y concluyó que si todos fueran veganos se liberaría tanta tierra como para alimentar 350 millones de personas.

Estudios como el de Tilma y Clark publicado en la revista Nature en 2014, sugieren que una reducción sustancial, del 75 %, en el consumo de carne y leche reduciría un tercio las emisiones del sector.

Eliminar la ingestión de carne un solo día a la semana significaría dejar de emitir 1,3 gigatoneladas de CO2, equivalente a sacar de circulación 273 millones de autos, de acuerdo con un informe de Brent Kim y colegas, del Centro para un Futuro Habitable, de la Universidad John Hopkins.

Carne y cambio climático, una relación directa sin soluciones a la vista.

EN DEFINITIVA 
El sector ganadero genera más gases de efecto invernadero medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2), que otros sectores contaminantes como el del transporte.
FUENTE:  EL COLOMBIANO

domingo, junio 24, 2018

Llegan a Colombia las Tortugas marinas: grandes olvidadas

En Playona, Acandí (foto) han comenzado a llegar las tortugas a desovar. 
FOTO: Archivo El Colombiano.

Las tortugas marinas han viajado por los océanos del mundo por cerca de 150 millones de años, y de repente están luchando por sobrevivir.

Cada vez hay más evidencia de que las acciones humanas en océanos y playas del planeta las está afectando; y que su ecosistema marino se afecte también nos pone en riesgo.

Entre otras cosas, ellas promueven el traslado de minerales del océano a la superficie y también equilibran la población de otros organismos; la caná, por ejemplo, consume decenas de medusas al día, esas que en playas son un dolor de cabeza para los bañistas.

Desove en Colombia

En este mes de Junio están llegando las últimas hembras de las tortugas caná a desovar en Playona (Acandí), norte del Chocó. Ya comienza la temporada de eclosión, en las que las crías van al mar en su carrera por la vida: solo 1 de 1000 llegará a ser adulta, según estimaciones las Naciones Unidas.

Esta es la playa de anidación más importante para la especie, que se encuentra “en peligro crítico” en el país y donde los esfuerzos liderados por el Consejo Comunitario Cocomasur han sido indispensables para ella.

Las amenazas se extienden a las otras cuatro especies de quelonios marinos (como se clasifican) que llegan al territorio nacional, entre las siete que existen en el mundo. Acá no se les ha recibido bien, una situación que se trata de cambiar con esfuerzos comunitarios, fundaciones, empresa privada, algunas Corporaciones Ambientales, el Ministerio del Medio Ambiente y Parques Nacionales Naturales.

La segunda playa de anidación más importante para la especie caná es Bobalito, al norte del golfo de Urabá, en Necoclí. Allí, se liberan de 7.000 a 8.000 neonatos cada año, afirma Néstor Sánchez, miembro de la Asociación de conservación ambiental y turismo (Acaetur), una institución que hace cinco años monitorea junto con Corpouraba, ejecutora de proyectos ambientales, las playas de anidación de tortugas marinas.

6 Sitios de anidamiento hay en playas al norte de Necoclí, y Bobalito es el más importante.
Parecen muchos pero, con base en la estimación anterior, serían 7 u 8 individuos adultos por año, muy poco para mantener una población estable, comenta Karla G. Barrientos Muñoz, Directora Científica de la Fundación Tortugas del Mar, entidad no gubernamental que se encarga de aportar a la conservación de las tortugas marinas a través de la educación ambiental.

La mayor amenaza para estos animales en el país, además del consumo de carne y huevos es el desconocimiento de nuestra biodiversidad. Entonces ¿cómo es la situación de esas especies en Colombia?

110 Huevos puede poner una caná, una tercera parte de ellos estériles.
Las visitantes

A las costas nacionales, bien sea del Pacífico o el Caribe, o a ambas, llegan la Dermochelys coriacea (caná), Chelonia mydas (verde), Caretta caretta (cabezona), Eretmochelys imbricata (carey) y Lepidochelys olivacea (golfina).

Con excepción de la tortuga golfina que se mantiene estable, las poblaciones de las demás especies vienen en descenso, aunque hace falta investigación e información sobre su estado actual, dice Cristian Ramírez Gallego, Director Ejecutivo de aquella Fundación, quien con Karla busca identificar los potenciales sitios de anidación y alimentación para priorizar esfuerzos de conservación en conjunto con las comunidades.

No es mentira la falta de información. En 2017 se hizo una reunión en el Ministerio del Medio Ambiente para tratar el tema junto a autoridades ambientales, Parques Nacionales y ONG. Diana Moreno, de Asuntos Marinos Costeros, decía que la finalidad era “buscar mecanismos de información estandarizados y así establecer acciones efectivas para preservar estos réptiles”.

¿En dónde anida, cuántas quedan, cómo se pueden proteger? Preguntas que no tienen respuesta cierta. Un estudio en 2001 de Claudia Ceballos, para el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), afirmaba que cuatro de las especies (menos la golfina) se acercaban o anidaban frente a 181 playas a lo largo de 730 kilómetros, 44 % de la costa Caribe de 1.650 kilómetros. Invemar realiza investigación básica y aplicada de los ecosistemas marinos de interés nacional con el fin de proporcionar el conocimiento científico necesario para la formulación de políticas.

Los datos son más anecdóticos, comenta Barrientos Muñoz: lo que dicen las comunidades es muy valioso, pero no se tiene la rigurosidad científica para saber si siguen llegando, cómo era antes, cuántas, cómo y dónde. “Lo que no se monitorea no se gobierna”, aclara. “Hace un par de años en un trabajo con varias entidades encontramos el lugar más importante de alimentación para la críticamente amenazada tortuga carey en el Pacífico, sitio nunca reportado y donde las comunidades de Bahía Málaga las han protegido por décadas”.

Ello sin contar decenas de playas pequeñas a lo largo de los dos litorales que no han sido estudiadas. “Tenemos una gran deuda con ellas”. En las expediciones a la Reserva Seaflower (Islas de San Andrés), en conjunto con la Infantería de Marina de la Armada Nacional se ha encontrado anidación relevante de tres especies, que en el área continental están diezmadas: la cabezona, carey y verde.

63 Nidos de tortuga verde en 20 días halló la expedición Seaflower en Serranilla.
Semáforo en rojo

El Libro Rojo de Reptiles de Colombia, publicado en 2015, al describir el estado de cada especie se apoya en estudios de los 90 y unos pocos de este siglo. La conclusión es que cada vez hay menos.

La carey es la más amenazada y los escasos reportes son de puntos de anidación o avistamiento en parches de coral. Le sigue en amenaza la cabezona (la que aparece en la moneda de 1.000 pesos), de la cual mientras en 2003 se hablaba de cerca de 200 hembras en el Magdalena, hoy no deben ser más de 6 e incluso un estudio de Amaya-Espinel y Zapata de 2014 la da prácticamente como extinta.

Todas están protegidas por legislación desde 1964 y luego con otras normas como el Código Penal pero “ninguna de las medidas de protección cuentan con estrategias de implementación eficientes” afirma Barrientos Muñoz, coautora de las fichas del Libro Rojo.

Los esfuerzos se centran en las comunidades, organizaciones, empresa privada y ministerio de medio ambiente, una tarea no articulada. En 2010, recuerda Juan Carlos Delgado Madrid, ecólogo de zonas costeras de la Corporación Ambiental de Urabá (Corpourabá) comenzó el programa de protección en las playas de Necoclí, contratando habitantes de la vereda Lechugal, que limpian playas, cuidan nidos y toman medidas de las hembras que llegan.

El cambio de cultura

Néstor Sánchez relata que en 2009 la comunidad de Lechugal comenzó a cambiar de cultura, dejando poco a poco el consumo de tortugas.

En 2010, hicieron un diagnóstico con Corpourabá y se encontró que la playa de Bobalito era un importante sitio de anidación. Al año siguiente recibieron apoyo para monitorearlas por cuatro meses, actividad que hacían sin conocimiento del tema, luego fueron capacitados y en el 2012 se conformaron como Acaetur.

Al ganar un concurso de Colciencias construyeron una plataforma de observación, en la que reciben científicos y turistas. Así, vigilan 13,5 kilómetros de playa protegiendo estos reptiles; además, los huevos que quedan en zona de marea los trasladan.

Allí anidan aparte de la caná, la carey y la verde, esta última en menor cantidad. Entre 2010 y 2014 llegaron 383 hembras caná y 148 carey.

También el turismo de naturaleza, desarrollado de manera incipiente, sin organización ni reglamentación, las está poniendo en riesgo. “Aún hay turistas que se montan en ellas o se apilan 40 alrededor de una. No se conoce su manejo ni se respetan”, relata Ramírez Gallego. La tortuga, agrega, requiere un modelo de conservación que Colombia no ha acogido, “otros países sí”, como el caso de Costa Rica.

Esa es la intención de quienes velan por el bienestar de estos animales, asegurar su permanencia en las playas y mares, y que puedan ser fuentes de ingresos para las comunidades, a través de un turismo organizado y responsable.

Así, dice, para recuperar y conservar a estas embajadoras de los océanos hace falta mayor voluntad política, interés de la academia, y apoyo económico de la empresa privada para que se vincule a los procesos que con esfuerzo se vienen realizando.

EN DEFINITIVA
Las tortugas marinas son un orden de reptiles amenazados y que no han recibido toda la atención que requieren. Cinco de las siete especies del mundo llegan a las playas nacionales.
FUENTE:  EL COLOMBIANO

sábado, junio 23, 2018

Río Bita, el nuevo humedal Ramsar de Colombia



Considerado como el río mejor conservado del país, el Gobierno Nacional designó este martes, en el Día Mundial del Medioambiente, un nuevo humedal Ramsar: el Bita, en Vichada. Con esta figura internacional se estarían protegiendo 824.535 hectáreas de un ecosistema estratégico de la Orinoquia colombiana. 

Se trata de un río que mantiene una integridad ecológica prácticamente primitiva, alimentado por lagunas, morichales y más de 5.000 quebradas y pequeños caucesa lo largo de 710 kilómetros, desde su nacimiento en el municipio de La Primavera, hasta su desembocadura en el río Orinoco.

De acuerdo con la primera evaluación biológica que se hizo en la zona, realizada por 50 investigadores, el Bita sorprende por su abrumadora biodiversidad: 424 especies de plantas, 3 de esponjas de agua dulce nunca antes estudiadas en Colombia, 34 de escarabajos coprófagos, al menos 87 de macroinvertebrados acuáticos, 11 de crustáceos decápodos entre camarones y cangrejos, 254 de peces, 19 de anfibios, 38 de reptiles, 201 de aves y 63 de mamíferos.
Es el sitio Ramsar más grande del país hasta la fecha y la primera vez que se designa toda la cuenca de un río. El Bita tendrá varias figuras de ordenamiento territorial ahora, elaboradas con las comunidades locales; además de la construcción de un plan de manejo, un Pomca y un Plan de Ordenamiento Pesquero”, explica Fernando Trujillo, director de la Fundación Omacha, quien ha estado detrás de todo el proceso.

Aunque la cuenca se encuentra en buenas condiciones -con un 95 por ciento de sus coberturas naturales y tan solo 2,5 por ciento en procesos agrícolas y forestales, y un 3 por ciento en áreas urbanizadas- actividades como la minería, la deforestación en el piedemonte, los megadesarrollos agrícolas y las explotaciones pecuarias en los Llanos Orientales podrían ponerla en riesgo, de ahí la importancia de protegerla. 

La cuenca del río Bita es una fuente de agua para el consumo humano como también para la ganadería y la agricultura, actividades que constituyen el soporte del desarrollo socioeconómico de la zona, el río soporta las actividades productivas de los municipios de La Primavera y Puerto Carreño, convirtiéndose en uno de los afluentes más importantes del departamento de Vichada.

Con esta nueva decisión, el país ya suma un total de 1´994.385 hectáreas protegidas bajo la Convención Ramsar, que busca “la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales, y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo”.

Los demás son: la laguna de la Cocha (en Nariño), la Estrella Fluvial del Inírida (en la Orinoquia), el delta del río Baudó (sur del Chocó), la Ciénaga Grande de Santa Marta (en Magdalena y Atlántico), el sistema de Chingaza (en Cundinamarca), la laguna del Otún (Risaralda), la laguna de Sonso (Valle del Cauca), Lagos de Tarapoto (en Amazonas), la ciénaga de Ayapel (en Córdoba) y la ciénaga de Zapatosa (en Cesar y Magdalena). 

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