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viernes, enero 13, 2012

Política de Biotecnología ahora debe ser aplicada


A pesar de que el país ha firmado acuerdos internacionales para proteger y dar buen uso a su rica biodiversidad, los hechos concretos se quedan cortos.
El Conpes (Consejo de Política Económica y Social) 3697 establece un nuevo esquema en el que el Sistema de Ciencia y Tecnología juega un papel crucial. Una de las propuestas es instituir una Empresa Nacional de Bioprospección.
Son muy pocos los resultados desde que en 1996 se formuló la Política Nacional de Biodiversidad para promover la conservación, conocimiento y uso sostenible de los ecosistemas colombianos. La Decisión 391 entró en vigencia para la CAN (Comunidad Andina de Naciones) ese año, cuando el país era un evidente líder mundial en el tema; sin embargo, esa condición de haber elaborado con anticipación un marco normativo sobre el acceso, no se reflejó en oportunidades de desarrollo y manejo responsable; por el contrario, se constituyó en una barrera para generar conocimiento.
En estos 15 años se han firmado unos 50 contratos de acceso a recursos genéticos en nuestro país con fines de investigación, pero ni uno solo sobre acceso con fines comerciales y de generación de beneficios sociales.
Contradicción


Paradójicamente, la aplicación de la norma, antes que constituirse en un estímulo para el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, se erigió como una barrera limitante. Esto impide que los científicos exploren la naturaleza con el objetivo de valorarla y construir escenarios para su buen uso, más allá de los fines meramente contemplativos.

Para preservar la biodiversidad es indispensable conocerla a partir del discernimiento que genera el aparato nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CT+I). Si lo que se quiere es generar oportunidades de desarrollo y que ello se traduzca en riqueza social, igualmente se requiere de su apropiación.
En ese sentido, es pertinente establecer múltiples acciones que brinden las condiciones científicas, tecnológicas, de innovación, sociales y culturales necesarias para permitir que la sociedad conozca y reconozca sus recursos genéticos. Además, que los apropie con fines de conservación y elabore toda una cadena de valor que dé paso a oportunidades de progreso.
La triada "conocer, conservar y dar uso sostenible" es un propósito de la normatividad ambiental; lo es, igualmente, para las instituciones y grupos de investigación que dedican sus esfuerzos en CT+I enfocados a los recursos genéticos y a los socioecosistemas. Infortunadamente, no hay suficiente armonización entre el quehacer de las autoridades ambientales y el sistema de CT+I.
Desde 1996, por ejemplo, la gran mayoría de los integrantes del Sistema se encuentran inmersos en la ilegalidad por las dificultades que han existido para que el Estado instrumente, reglamente y haga aplicable la Decisión Andina 391.
Oportunidades

En el 2011, surgió un nuevo propósito nacional que pretende incidir favorablemente para que la biodiversidad se constituya en base de proyectos de desarrollo. Se trata del Conpes 3697 del 14 de junio de ese año, conocido como Ley de Biotecnología.

Este documento de política pública tiene como objetivo principal "crear las condiciones económicas, técnicas, institucionales y legales que permitan el desarrollo de empresas y productos comerciales basados en el uso sostenible de los recursos biológicos, genéticos y sus derivados, los cuales servirán de base de nuevos productos para diversas industrias como la cosmética, la farmacéutica, la agroalimentaria, de materiales y la de productos naturales, entre otros".
Los gestores del documento reconocen que una de las tareas prioritarias tiene que ver con el ajuste y la actualización de las normas sobre acceso a los recursos genéticos y sus derivados.
Llevarlo a la práctica
Según el documento Conpes, con los siguientes instrumentos sería posible hacer de los recursos naturales una alternativa: i) mejorar la capacidad institucional para el desarrollo comercial de la biotecnología y del uso sostenible de la biodiversidad; ii) desarrollar un conjunto de instrumentos económicos para atraer inversiones públicas y privadas que estimulen la creación de empresas y productos; iii) adecuar y revisar el marco normativo relacionado con el acceso a los recursos genéticos, los procesos de registro sanitario de medicamentos biotecnológicos y la regulación sobre producción y comercialización de productos fitoterapéuticos, y iv) evaluar la creación de la Empresa Nacional de Bioprospección.
Todo lo anterior, con el fin de orientar de manera asertiva las acciones hacia el fomento y estímulo a la investigación, superando las actuales barreras surgidas de una ineficaz aplicación de la normatividad sobre el acceso a los recursos genéticos.
Debe ir ligado, asimismo, al surgimiento de un sector empresarial y de organizaciones sociales que construyan oportunidades desde la biodiversidad, la bioprospección, la biotecnología y la transformación de la cultura, a través de las cuales se moldeen y se fortalezcan las capacidades. Estos son algunos de los tópicos que tendrá que evaluar y abordar la proyectada Empresa Nacional de Bioprospección.
El documento propende por el desarrollo de nuevos sectores en Colombia, más allá del amplio potencial que representa el Turismo de Naturaleza. El objetivo es impactar extensos sectores de la producción que hoy pueden ampliar sustancialmente sus oportunidades empresariales y de negocio, al incorporar nuevos productos de origen natural, de acuerdo con la tendencia mundial de privilegiar el uso de actividad biológica en todas las actividades humanas y contribuir significativamente con el desarrollo socioeconómico del país.
Disfrute este artículo completo en la edición 150 de UN Periódico o en el enlace:http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/recien-creada-politica-de-biotecnologia-debe-pasar-a-acciones/index.html

Reducen consumo de energía en producción de etanol


Producir etanol para combustibles o carburantes en Colombia tendría una reducción de hasta un 15% en consumo de energía, de acuerdo con una tesis del Departamento de Ingeniería Química.
En la tesis para acceder al título de doctorado, el investigador Diego Fernando Mendoza también demostró, de acuerdo con el análisis efectuado a los procesos de extracción del etanol anhidro, o la llamada biomasa, que habrá una reducción, a su vez, en los costos del proceso productivo del etanol, la sustancia que hace parte de la mezcla actual de la gasolina que se vende en el país.
Un galón de gasolina corriente en el país contiene aproximadamente 10% de etanol, extraído de la caña de azúcar.
Así lo indicó el director de la tesis y docente del departamento, Carlos Martínez, quien dijo que el estudio desarrolló una metodología novedosa, que no solo se aplica para la extracción del etanol y para los combustibles, sino que es más amplia; es decir, también es aplicable a cualquier proceso de separación por destilación, actividad que consume mucha energía.
El ejemplo se daría en la industria petroquímica: la obtención de gasolina requiere de procesos de destilación para separar los componentes livianos que finalmente conforman la gasolina, de otros elementos pesados, menos volátiles. Esa energía que hoy es necesaria para lograr el proceso de extracción se reduciría notablemente.
El análisis se concentró en la minimización de la entropía generada, es decir, en la magnitud termodinámica que mide la parte no utilizable de la energía contenida en un sistema.
El profesor Martínez señaló que el trabajo de Diego Mendoza fue publicado por revistas internacionales de prestigio en el mundo de la Ingeniería, como Computer Aided Chemical Engineering y Chemical Engineering Transactions, esta última en sus volúmenes 24 y 25 del año 2011.
Además, tuvo mención meritoria en la defensa de la tesis. “Diego está en los trámites finales para comenzar sus estudios de posdoctorado, y becado, en la Universidad de San Pablo”, reveló.
El etanol
Este alcohol para carburante se utiliza para los combustibles en Colombia y en Brasil, a partir de la caña de azúcar. En Estados Unidos se hace a partir de maíz, porque las condiciones climáticas no permitirían una rentabilidad si se hiciera con caña.
Pero este hecho ha impactado en toda la cadena productiva de alimentos; por eso, los precios elevadísimos de los llamados commodities, entre ellos el azúcar y el maíz, cuyas cotizaciones internacionales en la bolsa están por las nubes, desde que comenzó a diseminarse por todo el mundo la práctica de obtener combustibles a partir de estos dos productos.
El profesor Martínez reveló que en este momento, en el mundo, se adelantan estudios de un alcohol de tercera generación que utiliza una biomasa que no afecta la cadena de los productos alimenticios, dado que está compuesta por biomasa de desecho.
En Colombia, cuando se completen dichos estudios, la entrada de ese alcohol de tercera generación demoraría aproximadamente 10 años.

Con microorganismos buscan mejorar usos de la celulosa


Mediante el estudio de hongos, bacterias y actinomicetos que se desarrollan en condiciones extremas, investigadores buscan una solución para degradar y darle mejor uso a la celulosa que no se utiliza.
Los estudiosos de la UN de Colombia buscan microorganismos con potencial celulolítico en el Parque Nacional Natural Los Nevados; es decir, microorganismos que puedan degradar la celulosa, principal polímero que compone a las plantas y que se encuentra en los residuos del papel, de la madera y de buena parte de algunos desechos.
Ante la gran cantidad de celulosa inutilizada, “la idea es encontrar maneras para transformarla en glucosa y, con esto, reutilizar este compuesto como un carbohidrato que sirviría de fuente de energía tanto para los microorganismos como para las plantas”, explicó Manuela Avellaneda, del Laboratorio de Agrobiotecnología de la UN y estudiante del doctorado de Agroecología.
La búsqueda se llevó a cabo en el Bosque Altoandino, en páramo y superpáramo del parque, teniendo en cuenta las condiciones climáticas extremas de estas zonas; de ahí, la riqueza microbiana.
En este proceso, y de acuerdo con Avellaneda, se han “encontrado algunos hongos y actinomicetos que cuentan con una gran capacidad celulolítica; lo interesante es que pueden desarrollarla tanto a bajas temperaturas –debido a que provienen de ecosistemas de esta característica–, como a altas temperaturas, con lo que que serían útiles para procesos industriales”.
Actualmente, “la industria busca desarrollar procesos en bajas temperaturas, para que haya una baja inversión energética y que aun así funcionen”, explicó la científica.
Asimismo, en esta búsqueda de microorganismos se llevaron a cabo “procesos de extracciones totales de ADN del suelo, fragmentaciones de los mismos y procesos de subclonación, con lo que se obtuvo genotecas (bibliotecas de genes) de aproximadamente 14 mil clones diferentes. A estos clones (o fragmentos de ADN), se les realizó una búsqueda general de capacidad celulolítica y se encontró que dos clones cuentan con dicha propiedad”, explicó Avellaneda.
Para la estudiante de doctorado, “la identificación de estos microorganismos es muy importante debido a que de manera tradicional el estudio de estos ambientes extremos se realiza sobre el material vegetal, el agua y el régimen climático, pero poco sobre biodiversidad microbiana”.
La investigadora aseguró que si se tiene claro con qué tipo de microorganismos se cuenta en estos espacios, “se podrá explorar la utilidad de los mismos, bien sea para degradar celulosa, para procesos a bajas temperaturas, o para procesos industriales; con esto se podrá desarrollar un ejercicio de bioprospeccción, tanto en la industria farmaceútica, como a nivel médico o agrícola, principalmente”.
Esta investigación se adelanta en la UN de Colombia como parte de uno de los Centros de Excelencia de Colciencias, en Genómica y Bioinformática en Ambientes Extremos (GEBIX).
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